Lo esperábamos con todas nuestras
ganas, y en una noche fría, aunque con el cielo descubierto,
llegó 2012.
Esperanzas las hay en este año recién estrenado,
especialmente, porque el año que concluyó ha sido uno de
esos años que nadie va a recordar, por algo positivo.
2011 fue desagradable para todos, pocas personas, a lo largo
del año, hemos visto que fueran marchando a ritmo, a buen
ritmo, con la marcha del año que hemos dejado atrás.
Y si en lo económico ha sido de lo peor que uno puede
encontrar, en conjunto, en los valores morales ha sido de
todo un record lo que nos ha dejado.
Podemos considerarlo como el año en el que ha regresado la
corrupción al mundo de los políticos y de personas cercanas
a ellos.
Cada día, con más fuerza, la gente que se dedica a la
política quiere ir esquivando ese perfecto apodo que les ha
caído al tildar a esta clase como la gente más metida en el
mundo de la corrupción.
Se esfuerzan por demostrar que “él” no, o “ella” tampoco,
pero los hechos nos demuestran que no pasa un día sin que
alguno haya entrado en ese gremio.
En 2011 se ha destapado el affaire del yerno del Rey, Iñaki
Urdangarín, y aunque él no es por sí solo un político, se ha
valido de muchos de la política, para con su parentesco con
la Jefatura del Estado, intentar hacer mangas y capirotes.
El político de turno, en vez de valorar sus quehaceres lo
que valoró fue el apellido o el parentesco. Corrupción, en
definitiva.
Y políticos puros están metidos con la corrupción al frente,
de momento dos, el uno ya en pleno juicio, nada más y nada
menos que todo un ex presidente de una comunidad autonómica.
El juicio saldrá como salga, no sé si le llegarán a absolver
o si será condenado, pero lo cierto es que ahí está siendo
juzgado.
Y otro caso más, un ex ministro, la persona que más poder
económico ha tenido en los últimos años, también está a
punto de que el Supremo lo emplume. Razones, muy fuertes
parecen para que no se vaya de vacío, especialmente por
cierta reunión en un lugar público, pero a ocultas, como es
una gasolinera de Lugo.
Todo esto tendrá que quedar solucionado en 2012, en el año
de los ajustes, de los recortes y de las rebajas para todos,
salvo para los sueldos de los políticos.
Hasta ahora, los tres casos significativos que hemos citado,
de más a menos, vienen tocando con la Jefatura del Estado,
metido de lleno en lo que ha sido el Gobierno del país y
totalmente dentro de una comunidad autónoma.
Ahora ya lo que hace falta que salte es “algún esparcidor de
barro” en alguna diputación, esos lugares que el presidente
Rajoy considera intocables y necesarios, mientras que para
nosotros son el nido de caciques que, sin oficio, ni
beneficio, acoge a todos aquellos que de algo tienen que
vivir.
Si el céntimo del combustible para la Sanidad Pública va a
resultar gratificante, el cortar de raíz, con los gastos de
las diputaciones sería un alivio en todo, además de que
recortaría gastos administrativos, con sólo hacer
desaparecer coches oficiales, escoltas, sueldos super
millonarios y todo lo que conllevan.
Sabemos que esto con Rajoy en el poder no va a ser tocado,
esperemos que la corrupción de los políticos sí sea
desterrada de una vez, en todas las áreas.
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