Nos acercamos a decirle adiós a
este año de gracias, que ha sido un año la “mar de
gracioso”. Lo que sucede es que su “gracias” ha sido para
llorar y no, precisamente, de risa. Y, por si fuese poco,
nos avisan que sus primeros meses van a ser de aquí te
quiero ver. Un año que pasará la historia para no recordar.
Hay diferencia entre las fiestas navideñas y la despedida de
éste año que nos dice adiós. Las navidades son unas fiestas
familiares, donde se celebra la tradicional cena navideña,
alrededor de la cual se reúne toda la familia.
Lo que me cuesta trabajo entender, es la cantidad de comida
que se hacen en todas las casas, y que le obliga a usted a
comer lo mismo durante cuatro días, para aprovechar todo
cuanto se hizo para celebrar la cena de navidad.
Esto es una realidad que viene ocurriendo, años tras años,
en todos los hogares en los que se celebra en familia la
tradicional cena. Es tanta la comida que se hace, que no hay
cuerpo humano que se la pueda “tajelar” esa noche.
Desgraciadamente hay muchos hogares españoles en los que
esas cenas no se pueden celebrar, porque no hay nada que
llevarse a la boca. Y más en éste año de “gracia”, donde la
crisis ha llegado a millones de hogares españoles. Una
crisis que no han tenido todos esos que se han permitido el
lujo de que en sus mesas estuviese los mejores manjares. Así
es la vida, suerte para los mismos de siempre y desgracia
para los otros mismos de siempre que, por cierto, han
aumentado en número.
La cosa hubiese tenido una buena solución, para millones de
españoles, si a todos aquellos que han despilfarrado el
dinero de todos los españoles, llevando a muchos miles al
paro, se les obligase a devolverlo o de no hacerlo meterlos
en ”chirona” hasta que lo devuelvan.
Por ser la fiesta en la que estamos, aplicando la frase de
“vamos a tener la fiesta en paz”, vamos a dejar el tema del
que hay mucho que escribir y contar. Como hay mucho que
escribir y contar,.de que nos tenemos que apretar el
cinturón todos, pero todos, no los mismos de siempre que, al
parecer, somos los únicos que tenemos que apretarnos el
cinturón.
Perdonen, por ser las fechas que estamos, no quiero escribir
sobre estos asuntos que, insistimos, hay mucha tela que
cortar. Quisiera saber si se han apretado el cinturón los
que mandan rebajándose, por ejemplo, el cincuenta por ciento
de sus salarios que, por cierto, son una buena pasta gansa
para de esa forma, prestar su colaboración a esa
colaboración que nos piden siempre a los mismos.
Nada, está visto y comprobado, que no tengo solución se me
va el santo al cielo, a pesar de las fechas en las que
estamos y me dejo de llevar por mis sentimientos, ante los
millones de españoles que han pasado las navidades más
amagas de sus vidas.
Les vuelvo a pedir perdón, por dejarme llevar por esos
sentimientos y la imposibilidad de poder hace algo para
ayudarles. Desde aquí y desde ya, esperando acepten mis
disculpas, les deseo a todos sin distinción de credos o
razas, lo mejor para el año que vamos a recibir. FELIZ AÑO
NUEVO
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