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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE DICIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Respuesta a un lector
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Transito la calle tras haber estado varios días sometido a la disciplina doméstica. Es martes. Y estoy citado para comer con un matrimonio con el cual me gusta charlar de cuanto se encarte. A la altura de la plaza de África me topo con Alberto Gallardo: un tipo que ha conseguido hacerle una higa a un contratiempo que se le presentó con las intenciones de un Miúra.

Alberto hace mucho tiempo que logró ganarse mi voluntad. Y no lo tenía fácil. Ya que no me había sido recomendado cual persona fiable para mis intereses. Pero a mí nunca se me ocurrió pensar torcidamente de él. Máxime cuando su padre siempre dijo que era un placer leerme.

Alberto Gallardo, tras los saludos de rigor, me dice que se me nota en mis columnas que estoy pasando por un mal momento. Que no me expreso con la alegría de otrora. Que tiene la impresión, compartida por muchos otros lectores de ‘El oasis’, de que trato de salir del paso. Y que semejante postura no es buena para la vida política local.

Suspiro hondamente, antes de responderle a un ceutí de muchos quilates. Un ceutí que conoce muy bien los entresijos de una Ceuta donde se les exige demasiado a quienes nada más que pueden ser acusados de defectos humanos mientras se trata de ocultar los desmanes de muchos otros. Y, claro, llega un momento en el cual uno piensa que escribir en una ciudad pequeña es tarea que va minando en todos los sentidos.

AG sabe de lo que hablo. Y, por tal motivo, se interesa por mi futuro como columnista de un medio al que le he venido profesando una lealtad que para sí quisieran otros medios. Lealtad que seguiré manteniendo. Una lealtad que, según Sabinos Campo, era decir siempre lo que sientes y estar dispuesto a dejar tu puesto si lo que dices no gusta. Así de fácil.

Tan fácil como que nada ni nadie me va a apear del burro. Es decir, ha llegado el momento en el que todos debemos apechugar con nuestras obligaciones. Y si hay una línea editorial hay que seguirla. Mas nunca haciendo causa común con los comentarios de personas que tienen más que demostrado que actúan siempre arrimando el ascua a su sardina.

Los nombres de tales sujetos están en la mente de todos los lectores de un periódico que tuvo los huevos suficientes para enfrentarse al GIL en un momento donde éste partido parecía que iba a hacer de Ceuta su plaza fuerte. Donde ganar dinero de manera ilícita estuviera al orden del día. Yo no sé si esta columna se va a publicar. Pero creo que ha llegado el momento de que “El Pueblo de Ceuta” vuelva a ser un periódico que tenga los mismos arrestos que tuvo entonces. Aunque las circunstancias no sean las mismas.

Las circunstancias son claras y contundentes: el PP tiene mayoría absoluta y se dispone a gobernar con ese poder omnímodo que otorgan los innumerables votos. Y a nosotros nos corresponde, por encima de tonterías de tres al cuarto y de intereses de aprovechados de baja estofa, hacer todo lo posible porque nuestra voz suene tan fuerte como cercana a la verdad. Lo cual es tarea complicada y que exige tantos sacrificios como otorga disgustos de gran calado. Pero es la mejor manera de prevalecer.
 

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