Puntuales bajo la fresca brisa que
soplaba desde el Dersa, un nutrido grupo de militantes
izquierdistas del Movimiento del 20-F, al que acompañaban un
puñado de salafistas, se concentraron a las 17.00 del 25 de
diciembre en la céntrica “Plaza Primo” de Tetuán jaleando
sus consignas de siempre, a las que ésta vez añadieron
alguna que otra pulla contra el jefe de Gobierno, el
islamista del PJD Abdelilah Benkirán de cuyo nuevo gobierno,
mientras escribo éstas líneas ya caída la noche, aun no se
sabe nada. Hoy lunes ya veremos, Inch´Alah. Volviendo al
movimiento del 20-F, depurado ya en buena medida del
islamismo alegal que se había subido al carro, llamaría su
atención confirmando que estos chicos y chicas, junto con un
respetable número de adultos, han sido los protagonistas en
Marruecos del año que ya se cierra: los cambios introducidos
en el país,lamentablemente la mayoría cosméticos, la nueva
Constitución novedosa pero insuficiente y el adelanto de las
elecciones del pasado 25 de noviembre, no son fruto ni mucho
menos de la bondad del Majzén ni, tampoco en absoluto, de
los corifeos de la adocenada y seguidista clase política, ni
tan siquiera del triunfante Partido de la Justicia y el
Desarrollo (PJD) cuyo secretario general, el actual jefe del
Gobierno Abdelilah Benkirán, prohibió en última instancia
(la noche anterior para ser exactos, puedo afirmarlo porque
yo andaba por ahí) la asistencia de la “Chabiba” (Juventud)
del partido de los islamistas de la Lámpara a participar en
la magna y festiva manifestación de Rabat que dio origen al
Movimiento del 20 de Febrero, si bien contados pero
destacados miembros del PJD como el abogado Mustafa Ramid (a
quien no descartaría como futuro ministro de Justicia)
acompañaron a título personal a los manifestantes. Que “La
Monarquía estaba en peligro y por eso el PJD no se unió al
Movimiento del 20-F”, como alega oficiosamente Benkirán y le
ratificó personalmente a este escribano… yo no lo veo. El
futuro de la Dinastía Alauí, que tiene cuerda para rato, es
precisamente evolucionar lo más rápidamente posible hacia
una monarquía parlamentaria, algo que no me parece ve claro
el joven soberano Mohamed VI, quien seguramente mal
aconsejado puede pensar que basta con aquello de “solo se
reforma lo que nunca se quiere cambiar” y parece haberse
enrocado con sus cortesanos. No es eso, no es eso…
En ciudades y villas de todo Marruecos estaban convocadas
concentraciones de protesta para el día de Navidad, no
contando ya con la asistencia a las mismas de la “Yamaâ” del
jeque Yasin, la organización alegal de Justicia y
Espiritualidad que en un movimiento estratégico de amplio
alcance ha decido retirarse de las calles. ¿Los motivos…?
Varios y que en unos días les comentaré. Lo que está claro
es la reislamización, desde abajo y desde arriba, hacia la
que se encaminan nuestros vecinos del sur, bien palpable a
pie de obra como en otra columna les explicaré con pelos y
señales.
¿Y las relaciones bilaterales con España…?. Cierta prensa
amarilla ya está intoxicando intentando crear mal ambiente:
si la semana pasada y con gran despliegue en portada un
semanario francófono alertaba, basándose en unas antiguas
declaraciones de Luis Planas, ex embajador en Rabat, de
“cómo España espiaba a Mohamed VI”, estos días le tocó el
turno a “Maroc Hebdo” (nº 959, de 23 a 29 de diciembre,
página 4), quien carga contra el recién nombrado ministro de
Asuntos Exteriores del gobierno de Mariano Rajoy, el popular
José Manuel García Margallo, fundamentalmente por su pasado
como diputado por Melilla en 1979, lo que no constituye
ninguna vergüenza como insinúa la revista marroquí sino todo
lo contrario, un honor. El titular tiene bemoles: “Nuevo
gobierno español. Un anti-marroquí en Asuntos Exteriores”.
Joder, qué tropa ésta la de “Maroc Hebdo”. Visto.
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