En esta ocasión, comparto con
ustedes mi indignación con motivo de la cada vez más
frecuente conducta irreverente del líder espiritual de la
coalición Caballas en sede parlamentaria, un personaje que
busca notoriedad en los medios de comunicación a través de
la utilización de este tipo de estratagemas denigrantes
provenientes de nuestro pasado político más rancio. Una
conducta rechazada una y otra vez por unos ciudadanos, que
decidimos hace años depositar mayoritariamente nuestra
confianza en un candidato que representa todo lo contrario,
el candidato del Partido Popular, Juan Jesús Vivas. Los
resultados cosechados en los últimos comicios celebrados así
lo demuestra, una vez más, la candidatura popular recibió el
66,02% de los votos emitidos (20.981 sufragios) mientras, la
formación localista recibió tan solo el 5,42% (1.725
sufragios).
Muchas han sido las valoraciones extraídas de unos
resultados que ratificaron la hegemonía de un Partido
Popular liderado por quien representa valores tan apreciados
por la ciudadanía como la cercanía, la concordia, el
consenso y la fraternidad en total contraposición con quien
representa la etapa más oscura de nuestro pasado político,
el “gurú” del progresismo, a pesar de las reiteradas
negaciones de sus cada vez menos numerosos “hooligans”.
No obstante, ahí están las hemerotecas para demostrar la
realidad de unas intervenciones plenarias caracterizadas por
la ausencia total de respeto y cortesía parlamentaria a
pesar, de que dicho comportamiento esta penalizado en el
Reglamento de la Asamblea de la Ciudad de Ceuta.
Un Reglamento vigente desde el día 1 de enero de 2.005, que
otorga al Presidente de la misma la potestad de velar por el
mantenimiento de la disciplina, el orden y la cortesía
parlamentaria en el recinto del Salón de Plenos y en todas
las dependencias del Palacio de la Asamblea. Un Presidente
que tiene la obligación de llamar al orden a cualquier
orador que profiera palabras o vierta conceptos ofensivos al
decoro de dicha institución, produzca interrupciones o
pretenda hacer uso de la palabra sin que le haya sido
concedida o una vez que le haya sido retirada.
Los ceutíes depositamos mayoritariamente nuestra confianza
en el candidato popular, entre otras muchas razones, por las
cualidades que atesora; cercanía al ciudadano, lealtad,
capacidad de dialogo, honorabilidad, cordialidad y cortesía
parlamentaria en clara contraposición con quien ha
protagonizado los hechos más deplorables de nuestra historia
democrática. Por todo ello, los ciudadanos exigimos firmeza
en la aplicación del Reglamento de la Asamblea de la Ciudad
de Ceuta ante cualquier muestra de irreverencia proveniente
de nuestros representantes políticos. Sr. Presidente,
aplique el Reglamento.
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