Este año se cierra con un
espectacular incremento en el número de inmigrantes que de
forma clandestina han llegado a territorio ceutí, cuatro
veces más que en 2010. Si a mediados de la pasada década era
la valla fronteriza el obstáculo a superar para los
subsaharianos en su desesperada huida de la guerra, el
hambre y la falta de futuro en sus países, ahora lo es un
pequeño espigón, parte de esta frontera, que sale hasta el
mar. El Tarajal ha sido el escenario primero de un goteo
incesante de entradas en pequeñas embarcaciones de juguete o
a nado, y en los últimos meses, de avalanchas de decenas de
personas que se lanzan al mar para intentar, en grupo,
salvar los escasos metros que separan los dos países. La
solución no se vislumbra en este fin de 2011.
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