Me encuentro en el Casinet donde
disfruto jugando al dominó un rato largo. Poco a poco van
llegando el resto de los habituales contertulios de nuestro
grupo.
Un grupo heterogéneo, donde el más joven tiene 44 años y el
más viejo 98.
Mujeres no, somos un pelín machistas. Las mujeres se reúnen
en su ajuar, con sus enseres, sus muebles, sus ropas, etc.
Por algo somos descendientes de moros.
Los que poblaron Al Andalús y más.
Somos unos treinta y cinco, con variaciones al alza según
calificación de la agencia Moody’s.
Aunque normalmente nos reunimos unos seis u ocho.
Si nos reunimos todos a la vez, tal vez el piso del Casinet
ceda y saldríamos en los periódicos, página de sucesos.
A pesar de eso podemos inflar los presupuestos con facturas
de compras realizadas en tiendas de juguetes, por estas
fechas, y cargarlas a la cuenta común como si nada.
Tenemos facturas, todas pagadas a tocateja, de juegos de
dominó, de ajedrez, de parchís, de cartas vitorianas (esas
de Don Heraclio), etc.
También tenemos facturas de tacos, no de esos que se usan
mucho para insultar sino de esos largos que se usan para
pegarle la hostia a unas bolas que dicen ser de marfil pero,
con la invasión de comerciantes y productos chinos,
cualquiera se fía.
El campeón de tres bandas sigue siendo el tío de 98 años.
Nadie le gana y ya se parece mucho al “Madrí” que golea a
pobrecitos equipos de Segunda B y a algunos de Primera, pero
que les tiene horror a unos tíos bajitos vestidos de
‘colorao’ y azul. Imposible ganarles.
Hasta ahora tenemos controlados los gastos comunes. No
necesitamos, de momento, soltar bonos ni pagarés, ni pedir
financiación a los tiburones devoradores del euro.
Hasta ahora ninguno ha regalado un traje a otro. Como mucho
un pitillo para fumarlo en el patio anejo.
En una ocasión, ocurrió que uno quiso regalarle a otro un
jamón, a cambio de que le dejara ganar al “tresillo”… se
echó atrás, inmediatamente, al ver tantas miradas severas
fijas en él.
Desde ese momento el tráfico de influencias está
terminantemente prohibido en el Casinet.
En un rincón, sentados muy modositos, hay un grupo de
ancianos que no separan la vista de la tele. Una tele donde
las ‘madonnas’ de exuberantes pechos y exiguas minifaldas,
que muestran unas piernas como troncos de árboles
disimulados con medias de sedas, juegan al “y tú más” con
hombres que difícilmente podrían llevar el calificativo de
varones.
De vez en cuando nos consultan sobre determinada palabra que
sueltan en ese programa de ‘cotorras’ encorsetadas.
La pregunta que más nos sorprendió fue: ¿Quién es esa Xenia
Tchoumitcheva?... nos dejaron boquiabiertos.
En nuestro grupo hay quienes tienen coche, algún local,
algún pisito pagado total, algunos siguen con la hipoteca…
pero ninguno presume de tener acciones, locales, barcos y
vehículos de gama alta.
Se nota que el pueblo a votado a gente de clase alta, ¡qué
digo!, altísima.
Si los senadores electos disponen de todas esas riquezas
patrimoniales… ¿Qué tendrán los diputados electos?
Que alguien me diga cómo puedo obtener una beca de la ADO y
mantener una pensión de 90.000 euros a la vez.
La beca de la ADO la necesito para participar en el
Campeonato Europeo de Póker. No es un deporte, pero es un
Campeonato. Ya sabemos que alcanzar un campeonato lleva el
nombre del país, digo el pabellón del país, bien alto por
todo el mundo.
Aunque sea con cara de tahúr.
En fin. La vida sigue, yo también esperando que caiga el
gordo.
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