La alusión a que los temas no se
resuelven “matando al mensajero” es más que justificada.
Porque no vivimos en épocas pretéritas donde se ajusticiaba
al pobre hombre que, haciendo las veces de cartero, llegaba
ante el rey de turno con malas noticias. De ahí que el
indignado comunicado de la USO nos haya sorprendido, por la
injusticia que representa y su alevosa acusación de que,
poco menos que se desea desacreditar a un Cuerpo, el de la
Policía Local que, por si lo han olvidado por un fallo de la
acetilcolina, siempre ha tenido un apoyo total, absoluto y
sin fisuras por parte de esta publicación, de su director,
de sus redactores y aún más por parte de la autora de este
análisis. Apoyo, admiración, reconocimiento y fan de la UIR
cuyas actuaciones siempre hemos aplaudido con entusiasmo,
ganándonos por ello no pocos enemigos entre las filas de los
detractores de ese cuerpo.
Ofensiva la nota de la USO porque, si hubieran indagado
antes de redactarla, sabrían que los datos de los meses del
año 2010 a los que ha tenido acceso EL PUEBLO, proceden de
la propia Jefatura de la Policía Local y que las
estadísticas las han realizado la propia Adminstración
local, así que somos totalmente ajenos al manejo de las
cifras de bajas, el número de ausencias justificadas o sin
justificar y todo lo relativo al desenvolvimiento de los
temas laborales en los distintos cuerpos del funcionariado.
Ni es nuestra labor ponernos a echar las cuentas, ni nos
importa un ardite el tema si no es desde una perspectiva
informativa o de análisis. Y esos datos resultan
“noticiables” tan solo cuando causan extrañeza y “llaman la
atención” por resultar francamente inusuales. De hecho, al
“enteráo” que ha redactado el comunicado de marras le
preguntaría las razones por las que no se ha informado de
forma exhaustiva sobre si esas cifras existían o no existían
antes de meterse a inculpar “al mensajero”, lógico que el
próximo paso sea un siguiente comunicado pidiéndonos
disculpas por el tono de la redacción, ya que parece
emplazarnos en el bando “de los malos”, es decir, de quienes
hacen gala de la crítica o la fulminación, ante el concepto
de autoridad que es dimanante a todos los Cuerpos y Fuerzas
de Seguridad del Estado. ¿O es que los de la USO no
recuerdan cómo desde estas páginas se ha dado la cara por la
Policía Local, alabado la enorme profesionalidad del Jefe
Sorroche, ovacionado a los Policías Locales, y por parte de
esta analista “babeado” con la increíble UIR?.
Todo contrastado y bien contrastado. Y procedente en cuanto
a su publicación en este momento concreto cuando los famosos
“recortes” y medidas de contención hacen que se incida e
insista en la necesidad de exigir la máxima productividad al
funcionariado. Hoy por hoy un clan de privilegiados, porque,
por mucho que puedan reducir en pequeños tantos por cientos
sus sueldos (por pequeña que sea la reducción el tema jode,
con perdón y siguiendo mi línea de decir la verdad) por más
que les alcancen los recortes, cuentan con la enorme ventaja
de que no se encuentran en precario como muchos de quienes
trabajan en la empresa privada.
Pero dentro de los funcionarios públicos son los de la
Policía Local, el Cuerpo de Bomberos y los de Instituciones
Penitenciarias quienes merecen, por la dificultad de su
trabajo, un reconocimiento muy especial porque en ellos la
función pública es el riesgo y tampoco reciben sueldos como
para tirar cohetes habida cuenta que se juegan la vida, al
igual que los miembros de la Policía Nacional y de la
Guardia Civil. ¿Qué piensan? ¿Que somos una especie de
mandriles rijosos capaz de “amañar” datos para perjudicar a
los funcionarios más valorados?
En tiempos de crisis y para poder remontar, el esfuerzo ha
de ser colectivo y caso de hacerse huelgas han de ser “a la
japonesa” para demostrar productividad y eficacia hasta
dentro de la disconformidad. Y los sindicatos han de dar la
talla en esta apuesta de “cambio para mejor”, curioso por
cierto que haya sido la USO el único sindicato que, antes de
informarse sobre la veracidad y rigor de las estadísticas,
actúe en plan “matar al mensajero”. Porque los números, los
datos y los porcentajes, ahí están y proceden de donde
proceden y no de un duende del ordenador.
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