Hay lenguajes que no entienden de edades. Como el de la
música, cuyo encanto se lleva detrás tanto a niños como a
ancianos. Eso es precisamente lo que le ha sucedido al grupo
que conforma el coro de adultos del Conservatorio de Ceuta,
un heterogéneo conjunto de personas entre 26 y 73 años que
hace apenas dos años no tenía nada en común, pero que desde
su ingreso en el conservatorio como parte del alumnado mayor
de edad del mismo se ha convertido en un compacto equipo de
melómanos que coinciden en su apuesta por aprender a leer,
entender y ser capaces de hacer música. Su aula de ensayo,
apenas 24 horas antes de su actuación en el Gran Concierto
de Navidad organizado por la Sociedad de Amigos de la Música
en la Catedral de la ciudad autónoma, no alberga más que
sonrisas. Algunas disimulan los nervios agazapados ante la
actuación que se avecina, pero la mayoría está simplemente
llena de ilusión, la ilusión de formar parte de un evento
como este ya no como oyente, sino como músico.
Leonor Palomino y Mari Carmen Yañez, dos de las alumnas del
coro, coinciden en que para ellas estar en el conservatorio
supone una gran inyección de ilusión, una forma de
“aprender, compartir y ampliar horizontes” que se hace
posible sobre todo por el buen trabajo de los profesionales
del conservatorio. “El interés es recíproco”, explica la
profesora Laura Rivero, al igual que la directora del
conservatorio, Cristina Querol, que se muestra muy
satisfecha por el trabajo que están realizando los alumnos
adultos, una importante parte del total de estudiantes del
conservatorio.
Ricardo Ortega, el más mayor de los alumnos a sus 73 años,
dice haberse “realizado por completo” al ser capaz de poner
en práctica una ilusión que tuvo desde su infancia y que no
había sido capaz de satisfacer plenamente hasta ahora por
empezar a trabajar muy joven. “No es lo mismo oír que
escuchar”, dice el estudiante, que este mismo año asistió al
Concierto de año nuevo en Viena como orgulloso estudiante de
música en el conservatorio de Ceuta. Entre las alumnas del
coro de adultos, como una más, se encuentra la consejera de
educación, cultura y mujer de la ciudad autónoma, Mabel Deu,
que también ha querido hacer un hueco entre sus ocupaciones
para dar cabida a este anhelo compartido por hacer música,
que llega esta noche como guinda del pastel en el concierto
de navidad en forma de una pieza sorpresa para todos los
asistentes.
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