En opinión de la consejera de Bienestar Social y Sanidad, Mª
Antonia Garbín, el trasiego de altas y bajas de menores
extranjeros no acompañados (MENA) en los centros de acogida,
ha provocado que se desvirtúe el objetivo que perseguía el
Sistema de Protección puesto en marcha en 1996, dado que la
mayoría de estos jóvenes que se acogen son marroquíes, de
entre 16 y 17 años, que buscan o la documentación para
residir en España o poder irse a la Península.
En declaraciones a la emisora local de Onda Cero Melilla, la
responsable de Servicios Sociales en el Gobierno local,
reconoció que el tema de los Menores Extranjeros No
Acompañados (MENA) se ha convertido en un asunto
“preocupante”, habida cuenta de que si a comienzos de año la
cifra de acogidos se mantenía entre los 111 y los 120,
“cifra de por sí muy elevada para la ciudad”, en las últimas
semanas “se ha disparado”, superando la cifra de 183
residentes.
También señaló que “ha cambiado la dinámica” de otros años
en cuanto a que al acercarse festividades religiosas
destacadas para la comunidad musulmana o el verano, se
reducía el número de menores en los centros, pero “ahora no,
así que no sabemos qué está pasando porque no es normal”.
Garbín desconoce cómo se producen las entradas continuas de
menores, tal vez “pueda ser porque ya están aquí o porque
hayan entrado por un hueco en la valla, no lo sé”.
La demostración de que las cifras “se han disparado” es que
en noviembre de 2010 “teníamos 481 expedientes incoados de
menores, y en noviembre de este año tenemos ya 634
expedientes incoados, la cifra más elevada para Melilla”. La
consejera se pregunta si los menores extranjeros que llegan
a la ciudad “buscan realmente protección”, porque en cuanto
entran en los centros, “cenan y se les da ropa, los
abandonan para regresar dos días después si no han
conseguido su objetivo”, con lo que los centros que se
crearon al amparo de la Ley de Protección Jurídica del Menor
“no sirven para lo que se hizo, sino que son como una
pensión”. Apostilló que en realidad, se trata de un
“problema de inmigración pura y dura, ya sea documental
(conseguir los papeles para residir en España) o para pasar
a la Península”.
Dijo que también llegan casos reales de menores marroquíes
maltratados que permanecen años en la ciudad, reciben una
formación de cara al futuro y obtienen la residencia. “Pero
cuando llegan jóvenes con más de 16 años que entran y salen
de los centros, no se puede hacer un trabajo efectivo con
ellos e integrarlos, además de que este trasiego conlleva un
trabajo administrativo y jurídico importantísimo que no da
frutos”. Añadió que todos los MENA entran en el sistema
educativo español en función de su edad, pero reconoció que
todos cuentan con un importante problema como es la frontera
idiomática, por lo que deben participar en programas
especiales de formación. Explicó que muchos de estos MENA
“vienen con el discurso aprendido de que o no tienen padres
o sus padrastros los maltratan, pero otros dicen que sus
padres les han dicho que vengan para estudiar o pasar a la
Península”.
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