El comisionado de la Junta de Andalucía en las ‘3.000
viviendas’, el Polígono Sur sevillano, compartió ayer su
experiencia con los miembros de la Comisión política para el
Príncipe. Voluntad política, unanimidad de los partidos e
implicación de los vecinos son algunas de sus claves para
normalizar la barriada, un proceso “lento”.
“Si esto es un plan nuevo, con todo el apoyo político y se
acierta con un equipo básico y con una persona que piense
para el Príncipe y que tenga la suficiente autoridad moral y
experiencia, el proceso de cohesión social con la ciudad se
puede dar, sabiendo que es un proceso lento”. Esta fue la
conclusión del comisionado del Polígono Sur de Sevilla,
Jesús Maeztu, tras la larga reunión -de tres horas y que
obligó a retrasar la comisión técnica- mantenida ayer en el
Palacio de la Asamblea sobre el Plan Integral del Príncipe.
Esta primera comisión, la de carácter político, está
conformada por todos los Grupos de la Asamblea.
Sobre el terreno
Maeztu explicó que el debate había sido “en profundidad,
bastante completo” y que su intervención fue para hacer una
“aproximación” de lo que vio el día anterior en el barrio
ceutí y sobre la base de que no se puede hacer ningún plan
que no esté “diagnosticado en el propio territorio”.
El comisionado subrayó que no hay ningún plan igual a otro
“ni los planes se hacen en una sala”, y como ejemplo,
explicó que el del Polígono Sur se elaboró en año y medio,
con la participación de 4.000 vecinos en 80 talleres, y
además “se ha ido modificando”. A su modo de ver es
necesario “patearse el barrio, en silencio, viendo, durante
meses” para tener un diagnóstico.
Como puntos en común entre el Polígono Sur, habitado por
unas 50.000 personas, la mayoría, de etnia gitana
distribuidas en seis barrios, y la ceutí, de población
musulmana y con unos 12.000 vecinos, y en general, como
problemas de “todos los barrios desfavorecidos”, Maeztu citó
el fracaso escolar, la precarización en el empleo,
inseguridad ciudadana, adicciones, venta de droga,
criminalización o el alejamiento de la ciudad. Entre los
aspectos positivos que encontró en su visita previa al
Príncipe, el comisionado de la Junta de Andalucía mencionó
su limpieza, el hecho de que no esté constituido por bloques
de viviendas, sino por “casitas”. Maeztu considera que en el
Príncipe hay que crear “equipamientos”.
Basándose en su experiencia “de 20 años”, el comisionado de
las ‘3.000 viviendas’, aseguró que los planes de integración
de estos barrios necesitan “tiempo, 15 o 20 años cuando es
proceso social y cambio urbanístico”.
Otro de los pilares de un plan integral es para Maeztu, “la
implicación de los vecinos”, pues “los políticos pueden
ayudar a que el Príncipe se normalice, pero si no sale de
dentro de la barriada, nunca saldrá de la marginación”.
|
El comisionado ve en Ceuta “una voluntad política clara”
Maeztu ha observado en Ceuta “una
voluntad política clara” de que el Príncipe deje de ser un
gueto, “el cuarto trastero de la ciudad”, como él define a
los barrios desfavorecidos o sin cohesión con el resto. El
comisionado explicó que el cambio social en barriadas
marginales es “muy lento”, pues supone “meter salud, empleo,
educación, etcétera”. A su entender, ningún servicio puede
ir a este tipo de barriadas solo, “porque nunca lo
arreglará, y no puede ir nunca de la mano de un partido
solo, pues ya se encargarán los otros de que eso se pare,
por afán de protagonismo o lo que sea”.
En este sentido, Maeztu insistió en que “es una
responsabilidad política que en una ciudad haya un barrio
que no esté integrado”. “La responsabilidad política es
recuperar su dignidad y hacerlos normalizados como los
demás, donde habrá los robos que haya en otros sitios pero
no el antro de inseguridad que pueda haber en uno periférico
de estos, en un gueto”.
Es importante para Maeztu que haya “un planteamiento no
partidario”, con una voluntad política “unánime” que se
traduzca en la creación de una figura como la que él
representa desde el Comisionado sevillano, “que piense para
la barriada y tenga un rol político importante, es decir,
que esté muy unido a la voluntad política, que decide los
recursos, decide todo”. A él debe sumarse un “equipo motor”
que sepa “coser” todas las políticas, con un modelo de
gestión.
|