La Ley Orgánica 2/09 ha quedado
desfasada, por mucho que rezume buenismo. España se
encuentra en una situación de grave crisis económica con
cinco millones de parados y ocho millones de pobres, por lo
que carecemos materialmente de la capacidad para absorver la
pobreza que viene de terceros países. Hace mucho que vivimos
en época de vacas flacas y quienes siguen entrando
ilegalmente en España son muy consciente de ello, así como
de la imposibilidad de encontrar trabajo en nuestro país,
porque los españoles se están viendo forzados a emigrar a
lugares donde sí existen posibilidades de empleo.
De este tema vamos a hablar en muchas otras ocasiones, pero
es mejor abordarlo a partir de puntos concretos y de
supuestos reales, recogiendo respuestas y propuestas que son
factibles y que solucionan los problemas de forma lógica y
con todas las garantías. Actualmente la entrada de ilegales
que, por ley, han de ser repatriados a sus países de origen,
representa una sucesión de trabas burocráticas en honor de
un supuesto garantismo y esa tardanza es en sí el auténtico
“efecto llamada”. Los extranjeros ilegales saben que “si
aguantan” el plazo de internamiento tendrán que ser puestos
en libertad y permanecen en España. ¿Hay “efecto llamada”
más convincente?.
Otras veces, por no decir la mayoría, son los propios
gobiernos de los terceros países quienes no tienen el menor
interés en que les devuelvan a sus desheredados y se niegan
a hacerse cargo de ellos. Pero existen soluciones
intermedias que se apuntan en muchos foros y que supondrían
“desinflar” ese “efecto llamada”. Y voy a referirme
concretamente a la inmigración africana que entra
ilegalmente en Ceuta y en Melilla donde se cometen todas las
infracciones de la propia Ley de Extranjería ya que los CETI
han de ser centros cerrados y se priva a los ilegales del
derecho a deambular.
Cuando la mayoría absoluta de los españoles ha votado por el
cambio el Gobierno surgido de las urnas lo hace con un
inmenso condicionante: todo tiene que cambiar o habrán
engañado al pueblo español. En lo referente a Ceuta y a
Melilla que ha votado de forma abrumadora el compromiso es
aún mayor y lo que el Gobierno ha de acometer en primer
lugar es librar a ambas ciudades autónomas de la presión
migratoria. ¿Y cómo se consigue este objetivo? mediante la
inmediata reforma de la actual Ley y la agilización de las
condiciones para la devolución con una serie de medidas que
finiquitarán con el “efecto llamada” en primer lugar y ya
que en Ceuta y en melilla no existen centros de
internamiento cerrados, trasladar a centros cerrados de la
península a cuantos ilegales vayan llegando y ampliar el
plazo de internamiento hasta seis meses como en otros países
de Europa.
Paralelamente suscribir un Tratado Bilateral con un tercer
país que necesite ayuda por parte de países europeos, se
habla de Mauritania que tiene unos escasos tres millones y
medio de habitantes y unos elevados índices de pobreza por
lo que un plan de ayudas serviría para aliviar su situación,
con la garantía de que es una República Islámica lo que
predica seriedad y que cuentan tanto con una Constitución
desde 1991 como con un aeropuerto internacional en Nuakchott
al que llegan vuelos regulares desde Madrid. El país que
hace frontera con Senegal y Argelia posee también trenes y
autobuses. Como quiera que la postura de los inmigrantes
ilegales es muchas veces la de ocultar su identidad y cuando
son identificados sus países no se hacen cargo, todos los
traslados podrían realizarse a Mauritania y desde allí la
Embajada Española que se encuentra así mismo en Nuakchott
con personal del Consulado que está en Nouadhibou junto con
la policía mauritana entregar el importe del viaje de
retorno a sus respectivos países a los que vayan llegando.
Lógicamente los africanos no se van a quedar en Mauritania
por lo que la opción del dinero para regresar a sus países
más una ayuda simbólica o microcrédito para los gastos, de
digamos doscientos euros, les facilitaría el retorno en
condiciones. A cambio de ser país de recepción de
inmigrantes africanos en retorno a sus lugares de origen,
Mauritania recibiría proyectos españoles de cooperación ya
que es un país que pese a tener un litoral muy rico y poseer
minas carece de infraestructuras. Y desde el mismo momento
en que se conozca que no hay opción de permanecer en España
y que el destino inmediato es un tercer país en tránsito,
sin excepciones de ningún tipo, la inmigración africana
buscará otras vías y tal vez no sea la vía italiana porque
por más que lleguen a la isla de Lampedusa acaban en el
inmenso centro de internamiento de Sicilia donde
permanecerán meses hasta su repatriación. Se acaba el
“efecto llamada” que ha sido propiciado por la lentitud de
la burocracia española, por unas leyes obsoletas, por la
inexistencia de centros de internamientos como los
italianos, los franceses o los suizos y la permisividad de
las autoridades que están aceptando que miles de inmigrantes
ilegales sin posibilidad alguna de poder trabajar, se
encuentren mendigando y pasando miseria en las ciudades
comiendo en los comedores sociales saturados tratando de
dormir en albergues (hay dos millones de sintecho españoles)
y formando bolsas de pobreza sin solución.
No hay que olvidar que el hindú Yunus, Premio Nobel de la
Paz y llamado “el banquero de los pobres” ha sacado a miles
de familia de la pobreza en la India con los “microcréditos”
que podían ser veinte euros con los que la persona compraba
un par de gallinas ponedoras e iniciaba un pequeño negocio.
A cada repatriado un microcrédito antes que ir incrementando
la bolsa de la pobreza ya existente en España.
Concretizando en Ceuta y en Melilla el primer gesto del
Gobierno deberían ser los traslados a centros de
internamiento paralelamente a la ley que prolongue esos
internamientos hasta el momento de la repatriación y el
acuerdo del tránsito por Mauritania. Y a la vez ofrecer este
lugar de tránsito a las Autoridades de Marruecos a cargo de
España ya que los africanos que se encuentran en el país
vecino están con la aspiración de entrar ilegalmente en
Europa por lo que es normal que sean España o la UE quienes
sufraguen los gastos para que no le resulte gravoso a los
marroquíes.
La proverbial falta de coordinación, de medidas, de
soluciones factibles y de realismo que hemos padecido
durante los años. Y esa es una de las causas de haber
apoyado el cambio, el cambio de actitud, el cambio del
grimoso buenismo a la coherencia y el respeto a la
ciudadanía, el cambio de estar “sin” política exterior a una
buena política exterior que nos haga capaces de negociar en
condiciones. Y el cambio de las farragosas leyes actuales a
leyes más ágiles, eficaces y resolutivas. Todo es cambio.
Porque hemos votado cambio.
|