Cuando la campaña correspondiente
a las elecciones generales estaba en pleno apogeo, un
individuo perteneciente a ‘Caballas’, partido que lidera
Juan Luis Aróstegui, me asaltó en plena calle con ánimo
de partirme la cabeza. A pesar de mi edad, 72 años, pude
quitármelo de encima. Aunque me dejó las huellas en la
cabeza de una uña muy larga que suele lucir en su dedo
meñique desde que contaba billetes en la ventanilla de un
banco.
Me dio tanta vergüenza su agresión, que decidí decirle a la
Policía que no era mi intención denunciarle salvo que el
individuo decidiera dar ese paso. Pasados los primeros
momentos de tan desagradable suceso, caí en la cuenta de que
mi integridad podía peligrar por mor de la forma de actuar
que viene mostrando Aróstegui en todas sus intervenciones.
En las que procura por todos los medios sembrar la cizaña en
la ciudad.
Pasados unos días de aquel atentado contra mi persona, me
topé en la calle con Mohamed Alí. Y le conté lo
ocurrido. Y, además, le puse al tanto de que el medio en el
cual escribo silenció al ataque por expreso deseo mío. Que
no quise mancillar el nombre del partido por culpa de un
sujeto que se había dejado, quizá, adoctrinar por el hombre
que maneja ‘Caballas” a su antojo. Es decir, JLA.
Mohamed Alí me respondió que sabía lo que había sucedido.
Que estaba enterado del caso. Pero se mostró incapaz de
condenar el hecho. Así que el individuo que intentó partirme
la mollera siguió apareciendo en todas las fotografías de la
campaña electoral y a la vera de quien ordena y manda en
‘Caballas”: Aróstegui. El cual se ha aprovechado de la
enorme debilidad de MA para llenarle la cabeza de pajaritos
malsanos. Un peligro.
El peligro está grabado en un vídeo que se viene exhibiendo
en ‘El Pueblo televisión’. Donde Aróstegui, antes de una
conferencia de prensa, creyendo que los micrófonos estaban
cerrados, se jacta de lo listo que es para deslumbrar a un
Alí cuya reacción evidencia que se le cae la baba ante las
propuestas de un socio que acabará por arruinarle no sólo la
vida política sino la personal. Por no cortar de raíz su
participación en el odio que viene generando el
sindicalista.
El odio que destila el sindicalista contra las personas que
trabajan en Radio Televisión Ceuta es tremendo. Dice de
ellas, más o menos, que al carecer de preparación y tener
contratos indefinidos, conviene darles cañas para
asustarlas. De modo y manera que se acobarden y se pongan de
parte de ‘Caballas’. Eso sí, de la televisión privada
reconoce que hay que lamerles el orto a sus componentes
porque éstos sí les dan cancha.
Ante la sonrisa floja de Alí, que parece disfrutar de lo
lindo ante las recomendaciones malignas del hombre que le ha
secuestrado su voluntad y le tiene sorbida la sesera, llega
el momento en el cual le toca el turno a la Asociación
Deportiva Ceuta. Y Aróstegui, todo arrogante y bravucón,
reconoce que está dispuesto a ir al Murube con una pancarta
donde se enumeren todas las tropelías cometidas por la
directiva de este equipo.
Es cuando Aróstegui alcanza en el vídeo de ‘El Pueblo
televisión’ la categoría de jaque. De matón. De individuo
peligroso. De caudillo de un partido que está dispuesto a
dividir Ceuta en dos bandos. Dos bandos que han de dirimir
su existencia a golpes. No me extraña, pues, el ataque que
yo sufrí no ha mucho. Cuidado con él. Muerde.
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