Algunas sienten que no han pasado los años. Otras ni se
reconocen, tras prácticamente cuarenta años desde que
terminaron sus estudios juntas en el colegio La Inmaculada
de Ceuta. Desde entonces, la mayoría de la treintena de
estudiantes reunidas ayer en el Palacio Autonómico no se
había vuelto a ver. Algunas continuaron su vida en Ceuta,
muchas de ellas en el área de la educación, pero la mayoría
se fue fuera, llegando a establecerse en ciudades como
Madrid, Málaga, Melilla, Tenerife y hasta Bruselas. La
consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, que
también fue alumna de la escuela, las recibía ayer en el
Salón del Trono del Palacio Autonómico en este primer
encuentro en la ciudad autónoma que las vio crecer después
de tantos años.
“Espero que los cambios que veis en la ciudad sean de
vuestro agrado”, les dijo la consejera a las antiguas
estudiantes, entre las que se encontraba una de sus
profesoras, María del Carmen Ayora Esteban. Tanto Ayora como
sus compañeras, todo sonrisas en un día tan especial para el
grupo, recordaban los años en los que estudiaban juntas.
“Todo son memorias muy buenas”, decía una, que no llegaba a
recordar ningún castigo pero sí los sábados en los que tenía
que limpiar las mesas con cera. “O los viernes de recreo en
los que nos dejaban limpiar la tarima”, añade otra. Lo que
sí tenían ayer claro estas mujeres es que la educación ha
sufrido un gran cambio en los últimos cuarenta años. “Era
diferente, teníamos más valores, más amistad entre nosotras,
más respeto por el profesor”. Diferente, mejor o peor, la
educación de muchas de estas mujeres les ha llevado a ser
desde catedráticas hasta bioquímicas.
“Estos 38 años que hace de vuestra promoción son solo
muestra de los 125 que las monjas de La Inmaculada llevan
entregando cariño y amor, haciendo de muchas de vosotras
amantes de la enseñanza”, les dijo Mabel, que después de
recibirlas recorrió con ellas los salones del Palacio
Autonómico, antes de que las alumnas disfrutaran de un día
en el que tenían previsto un tour por la ciudad, regresar a
sus antiguas aulas y aprovechar el tiempo juntas para
reencontrarse, en Palacio, 38 años después.
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