PORTADA DE HOY
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sucesos - DOMINGO, 11
DE DICIEMBRE DE 2011 |
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Audiencia Nacional. archivo. |
tribunales
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La Audiencia Nacional condena a dos
ceutíes exprocesados de la ‘Tigris’ |
A
Abdelmalik Abselam Amar y Mustafa Mohamed Abdeselam
se impone pena de
18 meses de cárcel por depósito de armas; Tarek Hamu
y Bilal el Saiti han sido absueltos
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CEUTA
Redacción
ceuta@elpueblodeceuta.com |
La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional ha condenado a 18 meses de prisión a dos de los
cuatro exprocesados (y absueltos) de la ‘Operación Tigris’
(contra una red de reclutamiento de terroristas suicidas con
destino a Irak y Afganistán). Los dos condenados, Abdelmalik
Abdeselam Amar y Mustafa Mohamed Abdeselam, ceutíes, lo son
por depósito de armas de guerra y tráfico de drogas. Al
también ceutí Tarek Hamed Hamu y Bilal el Saiti, se les
absuelve de los mismos delitos.
La Audiencia Nacional ha condenado a dieciocho meses de
prisión a dos de los cuatro acusados de la ‘operación Tigris’,
los ceutíes Abdelmalik Abselam Amar y Mustafa Mohamed
Abdeselam, que resultaron absueltos de pertenencia a
organización terrorista y que fueron juzgado después por
tenencia y depósito de armas y ha absuelto de estos delitos
a los otros dos, Tarek Hamed Hamu, también de Ceuta, y Bilal
El Saiti (nacido en Fez).
Así lo ha acordado, según informa Efe, la sección segunda de
la sala de lo penal de este tribunal después de que en el
juicio celebrado el pasado 30 de noviembre la fiscal Dolores
Delgado, que pedía para Abselam Amar y Mohamed Abdeselam
nueve años de prisión, alcanzara un acuerdo de conformidad
con ambos, que aceptaron la pena de año y medio impuesta.
Para ellos, la Fiscalía retiró la acusación de tenencia
ilícita de armas y rebajó su petición con respecto a los
delitos de depósito de armas de guerra y contra la salud
pública al aplicar las atenuantes de dilaciones indebidas y
arrepentimiento tardío. También para los otros dos acusados
que han resultado absueltos disminuyó su reclamación de tres
años a sólo uno por dilaciones indebidas.
La sala, presidida por Fernando García Nicolás, considera
probado que Abselam Amar y Mohamed Abdeselam, detenidos en
abril de 2005 dentro de la ‘Operación Tigris’ (que dio lugar
al procesamiento por el juez Garzón de 32 imputados en 2007)
escondían en sus respectivos domicilios en Ceuta una
metralleta, dos pistolas, un revólver, seis cartuchos y dos
pasamontañas, así como un zulo en el suelo. Además se
hallaron tres kilos de polen de hachís, con un valor de más
de 3.000 euros, hechos reconocidos por los condenados en la
vista.
Con respecto a Hamed Hamu y Bilal El Saiti, los magistrados
subrayan que en la vivienda que ocupaban, situada en la
barriada de Príncipe Alfonso, se intervinieron una pistola
(una Star calibre 6,5) cuyo estado era “deficiente” pero que
conservaba “intacta la capacidad de hacer fuego”; 215
cartuchos de diferentes calibres, una carpeta con 114
láminas de armamento militar, unos grilletes de acero y dos
pasamontañas.
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Este segundo juicio se ha basado en “cosa juzgada”
El tribunal de la Audiencia
Nacional que ha juzgado a los cuatro exprocesados de la
‘operación Tigris’ hace hincapié en su sentencia, recogida
por Efe, en que “el presente juicio (celebrado el pasado 30
de noviembre) es difícil evitar que se falle sin mirar el
anterior”, relacionado con la ‘operación Tigris’, ya que
entonces se juzgaron “los mismos hechos” con respecto “a los
mismos acusados, por lo que tuvieron que ser valorados hasta
declararlos probados”.
Por ello, argumenta que se debe aplicar la “cosa juzgada” en
esta segunda causa, porque aunque en el primer proceso se
les acusó de un delito diferente -el de integración-, el
“hecho nuclear” es el mismo, ya que para llegar a la
imputación por pertenencia se les atribuyeron “habérseles
encontrado las mismas armas en cuya posesión se les vuelve a
atribuir”.
En este sentido, el fallo reproduce un fragmento de la
sentencia, también de la Audiencia Nacional, que les
absolvió, en la que se insiste en que las armas encontradas
en la vivienda podían pertenecer tanto a cualquiera de los
dos “como a otras personas ocupantes de la casa, cuya
identidad no ha quedado determinada”, extremo que fue
recogido en la que el Tribunal Supremo confirmó su
absolución por integración en banda armada.
Pero, además, “tampoco con la prueba practicada en el
presente juicio podemos considerar acreditado que ninguno de
los dos acusados tuviese la disponibilidad” del arma, añade
la sala, que concluye que “aunque se mantuviese que la
pistola funcionase tras ser limpiada, lo cierto es que no lo
hacía cuando se intervino” y duda de que los acusados
“estuvieran en condiciones, o tuvieran capacidad y
conocimientos” para hacerlo.
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