También en Ceuta, porque de otra
forma no podemos llamar a quienes, hace tres días,
destrozaron los vehículos de un agente de la UDYCO y de otro
policía más, además de haber puesto en peligro todo un
bloque de viviendas, con sus habitantes.
Esto ya no tiene color o mejor dicho ha pasado del color de
la simple delincuencia, al del terrorismo puro y duro, con
lo que, es de suponer que, desde la Delegación del Gobierno,
quienes están ahora, como quienes ocupen esa casa, en breve,
deben dar las órdenes necesarias para cortar esto, como sea,
por las buenas o por las malas.
Sabemos que el actual delegado del Gobierno se ha tomado
todo esto muy en serio, desde hace meses, pero también
sabemos y, en algún momento, lo hemos comentado con él, que
esta es una herencia que nos viene de lejos, puede que desde
hace 30 años, si es que no más y muy especialmente, porque
aquí siempre, tirando de hipocresía, se ha querido parecer
buenos sin serlo, se ha querido echar tierra encima para ir
tapando todo y es ahora, precisamente ahora, cuando está
saltando todo el lodazal de esa tierra que tapó las cosas
pero no las desterró.
No se puede silenciar, ni un día más, la serie de
barrabasadas que se vienen sucediendo y no en una sola parte
de la Ciudad, sino saltando de unas partes a otras. No se
puede tapar nada más, hay que actuar, sin piedad, con mano
dura y hacer pagar a aquellos que cometen estas fechorías,
todo lo que vienen destrozando, en primer lugar la
tranquilidad.
Veo que la Jefatura Superior de Policía ha ordenado a todas
sus brigadas la investigación de los hechos de atentados
contra los agentes de policía.
Desde aquí hay que empezar, desde la propia policía, a la
que hay que dejar actuar, y que caiga el que tenga que caer,
y cuanto antes mejor.
Y es que no está en juego, únicamente, el uniforme de un
policía o de un guardia civil, en juego hay, además, mucho
más y si no que se lo pregunten a los vecinos del edificio
afectado por ese “atentado” contra los dos vehículos, en
cuestión.
Los vecinos del edificio afectado han mostrado su clara
indignación por los hechos que han sucedido y que pusieron
en claro peligro a todo el edificio con sus habitantes. Al
mismo tiempo, los agentes policiales lamentan ser objetivos
fáciles de los delincuentes, yo no diría delincuentes, diría
terroristas.
Basta ya, que Ceuta no es muy grande y va siendo hora de
cortar esto “de un tajo”, sin más.
Dicen algunos vecinos que “podría haber pasado una
desgracia” y yo digo no que podía, sino que pasó una
verdadera desgracia para dos agentes y pudo extenderse a
otras muchas personas, porque un juego de ese tipo, con la
cantidad de coches que había en los garajes, podría haber
hecho saltar por los aires el edificio.
A lo largo de muchos años, en otras partes del país, los
policías o los guardias civiles tenían que pasar camuflados
para no estar en la diana de los desalmados terroristas.
Aquí parece que esa tónica empieza a asomar la oreja, y si
han ido directamente al vehículo de un policía, en un
aparcamiento en el que hay 300 coches, es porque hay quien
le ha estado siguiendo, le ha controlado sus pasos, hasta
saber, perfectamente, donde colocaba el coche.
Al final, con todo, se quedó en lo mínimo, pero esos mínimos
son demasiado caros como para dejarlos ahí, sin tocar. Hay
que tocar, y de verdad, hasta que esos
delincuentes-terroristas den con los huesos entre rejas
durante una larga temporada. Es lo que hay que hacer.
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