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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 7 DE DICIEMBRE DE 2011

 

crimen en la calle Agustín Muñoz Vázquez

El homicida confeso fue recibido por los numerosos vecinos congregados en la zona entre gritos de “¡asesino, asesino!”

CEUTA
Tamara Crespo y Paula Zumeta

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los vecinos de la calle Agustín Muñoz Vázquez y aledaños, mostraron ayer su ira e indignación ante el asesinato de la joven Laura Gutiérrez. Al grito de “¡asesino, asesino!”, numerosos ciudadanos se congregaron en el lugar de los hechos en una mañana fría, durante las cerca de tres horas dedicadas a las pesquisas policiales y hasta el traslado del cadáver.

Al filo ya de las 14.00 horas, cuando M. Amahda, era introducido en el vehículo del Cuerpo Nacional de Policía, cubierto con una manta de color rosa y después de declarar en el lugar de los hechos, muchos de los presentes le recibieron con insultos e imprecaciones.

La policía acordonó el extremo de la pequeña calle que da a la urbanización de Patio Páramo, en la calle Linares y colocó a agentes en el otro lado, que es peatonal. Todos los vecinos que entraban y salían de los dos bloques de edificios que conforman esta vía, de reciente creación, se mostraban, sin excepción, extrañados al conocer que un suceso de estas características hubiera ocurrido tan cerca de sus casas, en un lugar habitualmente tranquilo.

Además, casi nadie, ni siquiera los vecinos del portón situado frente al del crimen, ambos en un patio interior al que se accede a través de una verja, conocían a la joven y a su asesino confeso. “A ella no se si la he visto alguna vez, pero a él, un chico calvo y grande, lo he visto por primera vez cuando entraba con las esposas”, aseguraba una de las vecinas del edificio.

Una vez desalojada la vivienda, el lugar volvió a su tranquilidad habitual, sólo el dispositivo de cierre del portal, estropeado, mostraba una huella del trasiego vivido en esta trágica mañana. Por la tarde, hacia las 17.00 horas, la calma seguía reinando en la calle. Tres jóvenes, una de ellas llorosa y sostenida por los otros dos, abandonaban el edificio en silencio. Otros conocidos, un chico y una chica que salían junto a ellos, se negaban a pronunciar palabra acerca del suceso.
 


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