Fue el obsequio pre-navideño con
el que unos cuantos aficionados recibieron al presidente de
la Ciudad, a la Consejera de Deportes, a la oposición y a la
mismísima Federación de Fútbol de Ceuta. Para todos había.
Estos seguidores metieron a todos ellos en el mismo saco, a
pesar de las distancias que hay, en la forma de pensar y de
actuar, entre una parte de ellos y los demás.
Pero, en el fondo, creo que, en pocas ocasiones se van a
poner tan de acuerdo como en el trato que se está dando y se
va a seguir dando al campo Alfonso Murube, para que aquí,
definitivamente, se terminen de marchitar las pocas
ilusiones que quedan de ver al primer equipo de la Ciudad en
la segunda división A, no este año, sino ni el próximo, ni
al siguiente.
Y ya que hemos utilizado la palabra marchitar, el domingo
hemos visto como, poco a poco, se va marchitando, de verdad,
y lo que en otros tiempos y en otras áreas, a nivel
nacional, se preveía como brotes verdes, aquí, ahora, en
Alfonso Murube hemos visto unos nuevos brotes, pero de
hierba agostada, porque, a su debido tiempo, no se ha
tratado el césped como se debía y se lo están dejando secar.
Y de poco nos sirve con que el gerente o como quieran
denominarlo, intente preocuparse, de puertas para fuera, de
cómo se podrá solucionar ese problema. Eso, así, no tiene
solución ya.
Mal se pone, por el camino que se ha elegido, porque la
hierba verde y el campo en una situación como la que estaba
el pasado año, esta temporada ya no lo va a estar, a pesar
de que esta temporada, el campo está teniendo menos ajetreo
de entrenamientos que años pasados.
No sé como habrán recibido el mensaje en la Presidencia de
la Ciudad y en la Consejería correspondiente, pero mucho me
temo que la decisión, errónea decisión, ya está tomada y muy
poco les importa que el fútbol de más categoría vaya a
dormir el sueño de los justos, a partir de ahora, en Ceuta.
Eso lo tengo muy claro, aquí ha dejado de interesar el
fútbol de la AD Ceuta, o alguna persona del propio Ceuta.
Por lo que respecta a la oposición es como si nada, porque
de eso, tampoco, saben demasiado, con lo que las pancartas
es, para ellos, algo así como “predicar en el desierto”.
Con todo, y que en Presidencia de la Ciudad o en la
correspondiente Consejería lo sepan, todavía hay tiempo para
corregir esos desatinos que tratan de llevar a cabo, y el
campo, con buena voluntad, con el “pago correspondiente” a
quienes lo vienen cuidando y con ganas de hacerlo bien, se
puede volver a poner en condiciones para jugar la
competición y para que nadie piense en la barbaridad esa que
pretenden llevar a cabo y que, también para esto estamos en
crisis, sepan que poner césped artificial va a costar un
buen dinero y además dinero casi tirado, porque, tras poner
el césped artificial, se pondrá a cuidarlo, podría ser
posible, a los que “mal cuidaron” el 54, o a los que ni mal,
ni bien, cuidan de Santa Amelia, sin que gerentes,
consejeros o consejeras, Presidencia, ni el lucero del alba,
parezcan estar enterados del “no hacer” de ciertos
personajes, enchufadetes, que se ríen de todo el que pasa a
su lado y dejan que el tiempo vaya pasando.
Sea como sea, el primer aviso ya se lo dieron las cuatro
pancartas que unos aficionados colocaron el domingo en el
fondo de vestuarios.
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