Cuando por vez primera entré en un
periódico, siendo director del mismo Vicente Amiguet, jamás
pensé, ni tan siquiera me pasó por a imaginación, que
llegaría a estar escribiendo durante mas de cincuenta y
cinco años, a pesar de tener el pleno convencimiento de que
esa era mí autentica vocación.
Cincuenta y cinco años escribiendo, con más de treinta y
cinco mil artículos escritos sin hacer un alto en el camino
son muchos años y muchos artículos y, por supuesto los que
te rondaré morena del alma mía, por aquello de mientra el
cuerpo aguante, por la sencilla razón de tener el pleno
convencimiento de que aún me quedan muchas cosas que contar,
y siempre en defensa de la tierra que me vio nacer.
Igual que tengo el pleno convencimiento de que a muchos les
gustará lo que cuento cada día, y a otros les gustará menos
quizás, a estos últimos, porque en ellos pueda dañar sus
intereses personales, pues miran más por ellos, que por
defender a esta tierra a la que personalmente, sin duda
alguna, voy a seguir defendiendo.
Ahora, bien, circunstancias especiales, debido mayormente al
cansancio que vengo acumulando, durante tantos años
pegándole a las teclas, primero a las de la máquina de
escribir y ahora con ese bicho odioso que se llama
ordenador, me ha llevado a pensar que va siendo hora de
tomarme un pequeño respiro, durante una temporada, poniendo
en orden mis ideas, y sólo estaré con ustedes, mis queridos
y amables lectores, durante dos días a la semana los MARTES
Y LOS VIERNES.
Para mí, personalmente y en persona, sería un suplicio dejar
de escribir, pero el cansancio me obliga a ello. Soy
periodista por encima de cualquier otra cosa pero, a la vez,
soy persona, y ello me obliga a tomarme ese respiro que no
se cuanto va a durar auque creo, con toda sinceridad, que en
cuanto recupere fuerzas volveré a las andadas pues para mí,
esto de escribir, es como una droga que me alimenta cada
día.
Me tomo este descanso, hasta reponer fuerzas, con la
satisfacción de ser ricos en paisaje y paisanaje, de
llevarme el orgullo de que, cuando escribía como mandan los
cánones, uno de mis artículo escrito hace años, bajo el
título de “La plaza de los Reyes refugios de los ancianos”,
fue puesto en la Universidad Complutense de Madrid, como
ejemplo de bien escribir, para los que allí estaban
realizando la carrera de periodismo.
Pero dejé de escribir como mandan los cánones, ajustándome a
toda las reglas gramaticales, para llegar a todo y cada uno
de los ceutíes, y no a una sola parte de ellos. Por eso, por
esa sencilla razón, adquiero la forma de escribir, tal y
como suelo expresarme cuando hablo, porque así es como me
entiende el pueblo llano, llegando a ellos por su mismo
lenguaje, sin añadirles palabras ni giros gramaticales que
no puedan entender.
Gracias a ello, a mis gentes, a ese pueblo llano que es el
mío, puedo decir que soy uno de los periodistas más leídos
de esta tierra. No voy a decir el más leído, para que nadie
se enfade y me tachen de presuntuoso. Casa que jamás seré,
pero la verdad sólo tiene un camino.
En fin, queridos míos, nos vemos los MARTES Y LOS VIERNES,
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