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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE DICIEMBRE DE 2011

 
  análisis/ POLÍTICA MARROQUÍ

Marruecos, 25 de Noviembre: las elecciones del cambio

Por J.L Navazo


En calma y tranquilidad, sin incidentes notables, transcurrieron el pasado 25 de noviembre las elecciones generales en el vecino Reino de Marruecos. En doce años, éstas son después de los comicios de 2002 y 2007 las terceras elecciones generales tras la llegada al Trono del joven soberano Mohamed VI, asumido tras la muerte de su padre el rey Hassan II el 23 de julio de 1999.

Oficialmente la tasa de participación ha sido de un 45%, menos que la de las elecciones de 2002 (52%) pero más que en las elecciones de 2007 (37,5%), si bien en el país hay una “bolsa” de entre 7 y 8 millones de personas en edad de votar que, por las circunstancias que fuere, no se encuentran registrados en el censo electoral. Además y al contrario que en el referéndum sobre la nueva Constitución del 1 de julio de éste año, en estas elecciones los marroquíes residentes en el extranjero (cerca de cinco millones de personas) solo pudieron ejercer su voto de forma un tanto alambicada y extraña, por “procuración” (delegación en otro votante).

De treinta y un partidos en liza, tan solo treinta y ocho lograron representación parlamentaria, acotando más el campo político hasta la fecha muy fragmentado y cuyos candidatos concurrían en dos listas: una local, abierta, formada por 1521 listas repartidas por todo el país (incluídas las Provincias del Sur) y otra nacional, con escaños reservados a las mujeres y a los jóvenes (varones)

Los islamistas parlamentarios del PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo), que ésta vez se presentaban en 91 de las 92 circunscripciones electorales en las que está dividido el país, lograron 108 escaños de los 395 que tiene la Cámara de Representantes, el Parlamento. Solo en el norte, la antigua zona del Protectorado español, el PJD obtuvo nueve escaños, repartidos entre Tánger (tres), Tetuán (dos), Martil-Rincón-Castillejos (uno), Larache-Alcazarquivir (uno), Xauen (uno) y Nador (uno), obteniendo también otro diputado en la localidad de Ouezzan, en la ruta de Xauen a Fez-Mequinez. Señalemos que la media de edad de los diputados del PJD es de 46 años, mientras que de los 107 diputados, 37 poseen algún tipo de doctorado y 107 tienen diploma universitario.

La progresión del PJD, frente a las trabas y zancadillas orquestadas desdesde los aledaños del régimen, ha sido lenta y constante: tercer partido político en las elecciones de 2002 con 42 escaños, segunda formación parlamentaria (aunque primera en número de votos) tras las elecciones de 2007 con 80 escaños y, en fin, primera fuerza parlamentaria en 2011 con 107 escaños (24 de ellos de la lista nacional, incluyendo a 16 mujeres y 8 jóvenes), con unos resultados que extrapolados a la realidad electoral española hubieran supuesto una clara mayoría absoluta.

¿Cómo queda entonces repartido el Parlamento...?: después del PJD y a distancia (con un notabilísimo retroceso) estarían los nacionalistas del omnipresente Istiqlal (Independencia), con 60 escaños, los partidos de la “Administración”, RNI (Agrupación Nacional de Independientes) y PAM (Partido de la Autenticidad y Modernidad) fueron los grandes derrotados, obteniendo respectivamente 52 y 47 diputados, la histórica Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) se mantiene pese a todo con 39 escaños, seguida de los “harakíes” (bereberes o amazighs) del MP (Movimiento Popular) que solo obtuvieron 32, los ex comunistas del Partido del Progreso y el Socialismo lograron 18, la Unión Constitucional (UC), otro partido “oficialista”, consiguió 23, quedando 11 escaños a repartir entre pequeñas formaciones.

A destacar, entre otras, tres observaciones:

- El eclipse total de los islamistas de Renacimiento y Virtud, que pierden su único diputado por Casablanca.

- El camino a ninguna parte emprendido por el llamado “G8”, la Alianza por la Democracia, que encabezada por el RNi cosechó un sonoro fracaso.

- El reforzamiento de la “Kutla” o Bloque Democrático, formado por los nacionalistas del Istiqlal (derecha), los socialistas de la USFP y los ex comunistas del PPS.

¿El nuevo gobierno....? Como es sabido, el pasado lunes y tal como establece la nueva Constitución marroquí, el rey Mohamed VI encargó a Abdelilah Benkirán, cabeza de la formación ganadora tanto en votos como en número de escaños, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, la formación de un nuevo Gobierno para lo que el secretario general del PJD dispone de un máximo de cuarenta días. Mientras, Mohamed VI aun debe firmar un “dahir” (ley) disolviendo el actual Parlamento.

Dado que en Marruecos es imposible que un partido logre la mayoría absoluta, debe forzosamente gobernar en coalición, perfilándose como escenario más probable un gobierno fuerte formado por el PJD y la Kutla; el Istiqlal ya se ha apresurado a dar su consentimiento, mientras la USFP y el PPS aun están negociando. Además del Istiqlal, Benkirán podría contar con los “harakíes” del Movimiento Popular o incluso hasta con los tecnócratas del RNI, “el PJD está abierto a todos” señaló Benkirán en su multitudinaria rueda de prensa del pasado domingo... a todos, con la clara excepción del Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM).

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha mostrado su satisfacción por unas elecciones libres, que han dado un plus de credibilidad a las reformas emprendidas por Mohamed VI (quien además ha ganado algo valiosísimo, ¡tiempo!), mientras la oposición radical de izquierda agrupada en el Movimiento del 20 de Febrero y los islamistas alegales de Justicia y Espiritualidad, la “yamaa” del jeque Yasin, no acaban de digerir que, pese a sus esfuerzos y pronósticos, los islamistas parlamentarios del PJD hayan por fin llegado al gobierno.
 

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