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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE DICIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / SNIPER

¿”Marcha Verde” del PJD sobre Ceuta?
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

¿Otra “Al Massira Jadra” en ciernes, por decírselo en “arabía”…? Porque a tenor de lo que estoy leyendo estos días en algunos medios españoles, incluidos dos en la Ciudad Querida, eso es lo que parece. Como siempre procuro explicar a mis amigos marroquíes, con el talante didáctico oportuno, que para la amplia mayoría de los españoles tres son los frentes que conformarían el llamémosle “riesgo marroquí”: por un lado la amenaza territorial (de momento sobre Ceuta, Melilla y las Islas, a Canarias ya le llegará el turno), por otro la infiltración del islamismo extremista (representada por un lado por corrientes salafistas, cobertura ideológica del terrorismo yihadista y por otro por asociaciones presuntamente pietistas como el Tabligh, ésta transnacional o marroquíes como Justicia y Espiritualidad, firmemente establecidas en casi todo el territorio nacional) y finalmente el terrorismo de matriz islamista, también denominado por algunos autores “terrorismo yihadista” o “terrorismo global”. A todo ello habría que añadirle la emigración clandestina (en España, pese a la generosidad de las dos regularizaciones administrativas, sigue habiendo una bolsa de más de doscientos mil marroquíes en situación ilegal) y el lucrativo tráfico de hachís (en “arabía” hashish o hashisha, “hierba” o “hierba seca”), que sigue lucrando a bandas mafiosas de las dos orillas y cuyos tentáculos, en el propio Marruecos, llegan… ¿hasta dónde?.

Particularmente sensible ha sido la reacción en Ceuta ante el notable triunfo del PJD en la limítrofe región del norte (ocho diputados en total, dos de ellos en Tetuán y uno en Castillejos), así como por la gran cosecha de votos obtenida (en la circunscripción urbana de Tánger, el grupo liderado por el economista Najib Boulif consiguió más del 70%), lo que llevó los pasados 26 y 27 a dos medios de la Ciudad Autónoma, siguiendo a “El País”, a señalar que “el PJD, afín a la reivindicación de Ceuta”, llevaría esta cuestión al “Comité de Descolonización de las Naciones Unidas”, pues “está escrito en su programa”. Obviamente no se trata de minimizar el asunto, pero entiendo que conviene matizar: ayer sábado el responsable de las relaciones con España y América Latina de la Comisión de Exteriores del PJD, Mohamed Belhasen, le confiaba a este escribano del “limes” lo ya sabido, que en el punto 155 del programa del partido de La Lámpara se habla, efectivamente, de “abrir con España una vía de diálogo sobre Ceuta y Melilla y presentar una proposición en la Comisión de Descolonización de las Naciones Unidas”, “lo de siempre” añade Belhasen, “pues es obvio que todas las formaciones políticas de mi país, como bien sabes, asumen la tradicional reivindicación marroquí sobre ambas ciudades, es lo oficial”. Les diré más: el martes pasado en Rabat el mismo Saad Eddine El Othmani, Presidente del Consejo Nacional del partido y máximo responsable de la Comisión de Exteriores del mismo, me explicaba que “es intención del PJD mejorar y profundizar las relaciones con España”, “debemos partir de cero con el Partido Popular” y, en cuanto a Ceuta y Melilla, “hay que seguir dialogando”, “no es éste un problema que deba interponerse entre ambos pueblos”. ¿Una inminente “Marcha Verde” pues sobre Ceuta, como se está rumoreando en la Ciudad…? Al día de hoy no se vislumbra en el horizonte y una eventual elevación del dossier a las Naciones Unidas, si quieren saber mi opinión, es lo que durante ¡diez años ya! suelo sugerir a los activistas marroquíes cuando se concentran a las puertas de la frontera de ambas Ciudades Autónomas: “dejaros de gritar y, si tenéis algún problema de vecindad, acudir a la sede de la ONU”. Porque, se lo digo o se lo cuento, Gibraltar (como el Sáhara Occidental, las Provincias del Sur para nuestros vecinos) son territorios internacionalmente sujetos a descolonización, lo que no ocurre con Ceuta o su prima-hermana Melilla. Más aun: en febrero de 1975 Hassan II llevó el asunto al Comité de Descolonización de la ONU, obteniendo un notable rechazo y el consiguiente varapalo diplomático. En cuanto a la posición del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) sobre el terrorismo de matriz islamista (“yihadista” si prefieren la expresión), ésta es rotundamente inequívoca y de frontal rechazo: recuerdo perfectamente el viaje, entre finales de mayo y primeros de junio del 2005, de la plana mayor del PJD a España (El Othmani, Lahcen Daoudi, Reda Ben Khaldoun…), su encuentro con las asociaciones de víctimas del terrorismo (la AVT y la de Pilar Manjón) y la gira a la Chopera de El Retiro, en la capital de España, donde El Othmani (por entonces secretario general del PJD) tuvo unas sinceras y emocionadas palabras (yo estaba allí y si la cara es el espejo del alma, la de El Othmani era un poema) para las víctimas de la masacre del 11-M, brutal atentado sobre el que aún se desconocen muchas cosas, entre otras su autoría intelectual, digo.

El inefable ensayista Edouard Moha, alias Ahmed Rachid, nacido Reguibi Mohamed, saharaui de la tribu de los Uled Taleb y militante pro marroquí al menos desde 1973 (año en el que huye de Argel), en su tendencioso libro sobre “Las relaciones hispano-marroquíes” pulcramente editado en 1992 por la editorial malagueña Algazara, después de mezclar como es habitual churras con merinas y tras el “nihil obstat” de la autoridad rabatí correspondiente, despacha la reivindicación marroquí sobre Ceuta y Melilla con esta parrafada hábilmente capciosa mientras tiende zorrunamente la mano: “Está claro, en efecto, que la ocupación británica de Gibraltar (desde 1974) es asimismo inaceptable, como la de los Presidios (sic) y que existe una especie de lazos entre los dos asuntos. Impaciente por establecer buenas relaciones con España, Marruecos ha aceptado no precipitar las cosas y no hacer de esta cuestión un tema de crisis abierta, pero eso no significa, por supuesto, que renuncia a sus derechos legítimos. Marruecos cuenta con la sabiduría de España para que este problema encuentre una solución conforme al interés de los dos países y que con el tiempo todas las opiniones queden abiertas” (pág. 147). Edouard Moha, militante entregado a la causa y generosamente engrasado por Marruecos, que en estos asuntos no repara en gastos, deja en el tintero un aspecto esencial del problema y es que, como adelanté más arriba, Gibraltar está sujeto a descolonización mientras que Ceuta y Melilla no están internacionalmente cuestionadas. Más aun: en los últimos siglos el Estado marroquí, con la firma de diferentes sultanes alauís (por tanto de la misma Dinastía del actual monarca, el joven soberano Mohamed VI), ha ratificado desde el 28 de mayo de 1767 y hasta el Acuerdo de 16 de enero de 1919, sin olvidarnos del Acta de Algeciras, doce convenios y tratados bilaterales en los que se reconoce, implícita y explícitamente, la soberanía española sobre Ceuta y Melilla, por lo que parece legítimo y pertinente interrogarse sobre las garantías jurídicas internacionales que ofrece Marruecos, en cuanto Estado y en cuanto Reino, asunto nada baladí pues si los tratados internacionales fueran agua mojada, ¿para qué sirven…?. Con otro importante añadido de actualidad: me consta que en la Escuela Superior de Guerra de las FAR (Fuerzas Armadas Reales), en Kenitra, han evaluado los bombardeos “extraterritoriales” de la OTAN en Libia contra el caído régimen de Gadafi y, extrapolando los datos, han llegado a la lógica conclusión de que tras los mismos se abre la posibilidad de la intervención de la OTAN en otros lugares del Magreb, dando por ejemplo cobertura si fuera menester a Melilla y Ceuta, dos ciudades frontera sur de Europa y a cuyas puertas, tras cruzar las fronteras de Beni Anzar y El Tarajal, ondean visiblemente las banderas de España y de la Unión Europea. Visto.
 

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