Del SIDA se sale

Han pasado ya muchos años y se han consumido toneladas de información desde aquellos años 80 cuando el caballo comenzó a cabalgar por las cárceles españolas y simultáneamente la enfermedad comenzó a propagarse y a aparecer sus primeras víctimas. ¿Leyendas urbanas y catastróficas? Todas y una más, sobre todo a nivel penitenciario, amén de entre colectivos con prácticas de riesgo. Recuerdo como si fuera ahora todas las cárceles que visité desde que comencé en el año 1979 con mi profesión de abogado, los duros años de la COPEL (cooperativa de presos en lucha) que reunía a lo más granado de los atracadores y que en mi opinión fueron de los primeros en ir cayendo con la recién estrenada heroína. Que no era el “revuelto” que es el mejunje de cocaína y sucedáneo de heroína que toman ahora algunos desdichados fumada y los que menos inyectada, sino que, según decían la traían los turcos y los iraníes que se escapaban de su tierra , bastante pura, por lo que se caía antes en la adicción.

Por las agujas de las jeringuillas compartidas se infectaron muchos y por transmisión sexual muchos también, pero los peor librados parecían los drogadictos ya que se encontraban muy debilitados y la inmunodeficiencia les hacía contraer todo tipo de enfermedades, desde tuberculosis a hepatitis vírica, de neumonías al temible sarcoma de Kaposi que llenaba de tumores a los enfermos.

¿El tratamiento? Casi experimental y ferozmente agresivo, de hecho opino que a quienes no mataban las infecciones por virus caían por la medicación, he visto a presos que eran cadáveres andantes y que se apagaban cómo cerillas, rodeados por el rechazo común ya que entonces no se sabía “exactamente” cómo se adquiría la enfermedad y se hablaba de forma genérica de “contagio” cuando no es una enfermedad de contagio sino de transmisión. Más contagiosas son la tuberculosis, la hepatitis y las gripes más virulentas, porque a mi entender los contagios por vía aérea son los peligrosos ya que alcanzan a más población.

Durante los años 80 y los 90 los “sidosos” eran poco menos que apestados dentro de las prisiones y la enfermedad se extendía a heterosexuales por contagio de sus parejas, hasta poner a todos en riesgo y con el miedo añadido a los tratamientos médicos. Pero se pensaba que se transmitía “por todo”. Luego, en los 90 comenzaron las campañas informativas, se avanzó espectacularmente en la investigación, los antirretrovirales se perfeccionaban día a día, se alertaba a la población de riesgo a realizarse las pruebas del virus para anticipar la intervención y destacaban los consejos para el uso del preservativo como medio indispensable para evitar la propagación de la enfermedad.

En la actualidad lo más importante es que las infecciones se encuentran más controladas y de forma lenta, porque el talante de muchos es imprudente, se generaliza el uso del preservativo. Pero información no falta, hay una sobreinformación y aunque la única asociación que he conocido a fondo ha sido la marbellí Concordia dirigida por la estupenda y entregada María Luisa de Prusia y por su mano derecha, el ángel Chelo Más, no dudaré nuca en reconocer la labor impresionante que han llevado a cabo los miembros de las asociaciones ni cómo han ayudado y apoyado a los enfermos y a sus familias.

Hoy por hoy el sida se considera una enfermedad crónica y existen medicamentos específicos, pura química, pero en los Estados Unidos los nuevos neuroendocrinólogos que practican la medicina ortomolecular y que son considerados maestros por muchos estudiosos de estas vías de investigación (servidora es la más humilde de las aprendizas) están utilizando la terapia nutricional yóguica para optimizar la salud de las personas aquejadas por la enfermedad.

El principal trabajo clínico sobre este tema fue realizado por el doctor Shanti Kaur Khalsa y a partir de este estudio muchos otros médicos han ido ahondando en el reto de conseguir auténtica calidad de vida para los enfermos, utilizando para ello suplementos y nutrientes específicos. En primer lugar recomiendan un suplemento multivitamínico y mineral que sea lo más completo posible y añaden la Vitamina A por sus efectos fortalecedores del sistema inmunitario y antioxidantes, la Vitamina E por idénticos motivos (en este país se comercializa la Auxina A+E yo la utilizo para la longevidad neuronal y para conseguir un cuerpo sin edad y una mente sin tiempo).

También recomiendan y ordenan la Vitamina C que es uno de los mayores antioxidantes y que según el doctor Chopra hay que ingerir de medio en medio gramo porque así la aprovecha mejor el organismo, de hecho los médicos ortomoleculares prescriben cantidades de vitamina C que a servidora le parecen una barbaridad porque llegan a los 10 gramos al día si se toleran, pero no conozco a nadie que tolere tal cantidad de bomba antioxidante, yo me decanto por un gramo y medio o dos gramos para fortalecer mi sistema inmunitario y no oxidarme. También apuestan por un nutriente que constituye “un reto a conseguir” para el sistema sanitario español que es la carísima Coenzima Q10 para la producción de energía celular, un lujo para todos, enfermos y sanos, servidora que vende salud, aunque tiene unos años, renuncia a otros caprichos para abonar los 50 eurazos de la Q10 Gold de los laboratorios Pharma Nord de venta en España porque si se adquiere de los EEUU a través de los clubs de compradores opino que se encarece aún más el producto y ni se conoce bien el laboratorio ni sabes si te están dando gato por liebre, pero la Seguridad Social española es de “medicina de cañón” y pasa tres pueblos de las innovaciones y más si son caras. Con respecto a las hierbas que para la medicina ortomolecular son fundamentales para conseguir bienestar para los enfermos, las que prescriben son genciana de india de 340 a 1.000 miligramos al día para el sistema inmunitario, cúrcuma de 100 a 200 mg al día por sus propiedades antiinflamatorias, raíz de jengibre 500 mg. dos veces al día por ser antivírica, ajo de 4 a 5 mg al día por ser antibacteriano.

Y un producto nuevo que estoy buscando y que mejora el sistema inmunitario pero que no he encontrado en España que es el MGN3 un derivado de salvado de arroz y que están usando en EEUU para tratar cáncer y sida, aunque opino que si aumenta la actividad de los linfocitos también será bueno para otros usos y como prevención de dolencias, así que si la consigo la probaré caso de enfriamiento. Lo cierto respecto a la fitoterapia es que me he centrado en el estudio de las hierbas para temas distintos y no tengo referencias directas del uso de la cúrcuma y del jengibre, pero sí del alga sun chlorella que purifica y desintoxica, pero sólo se puede adquirir al propio productor porque no aparecen puntos de venta en los prospectos y hay que encargarla y pagarla por correo. ¿Otro aspecto que tratan con interés en caso de sida? El estado anímico del paciente y tratar de mantenerle con buen ánimo y aunque es muy sensato lo de decir “Más Platón y menos Prozac”la fluoxetina y la sertralina ponen la serotonina en su lugar y además con el factor positivo de que como son incompatibles con el alcohol evitan que la gente se emborrache y adquiera malas costumbres.

Pero ¿Erradican los antidepresivos la ansiedad o el estrés? Hay opiniones para todos los gustos, aunque nada mejor que el Magnesio B6 de Arkocapsulas para mantener el estrés y el agobio algo controlados, porque está demostrado que diazepanes, tranquimazines, lexatines y demás, enganchan y afectan las neuronas provocando problemas de concentración y de memoria.

Para los creyentes “el cuerpo es el templo del espíritu” y nuestra obligación es tratar por todos los medios de estar al tanto de los avances e innovaciones que mejoren tanto la salud como la calidad de vida. De ahí el interés de quienes vivimos a fondo el hecho religioso de poner nuestros pequeños talentos al servicio del conocimiento y del aprendizaje continuo cómo obligación, siete días cada semana. Yo , como aprendiza creo que del sida se sale, pero hay que echarle fe en Dios y en los médicos y científicos, que son instrumentos de las emanaciones de la Gran Mente Universal. Así lo creo y así lo digo.

* dedicado a Abel García Rubio.Presidente de EAPN y al doctor y consejero de Sanidad, Abdelhakim Abdeselam.