LUNES 21.
Me tropiezo con Francisco Sánchez Montoya cuando está
a punto de llegar al edificio de ‘El Pueblo de Ceuta’. Y
aprovecha la ocasión para entregarme la invitación que iba a
dejarme en recepción. La invitación es para poder asistir a
la presentación de un nuevo libro suyo, cuyo título es el
siguiente: “Sánchez Prado, Médico, Diputado y Alcalde de
Ceuta durante la II República española”. El lugar elegido
para tal acontecimiento es el salón de actos del palacio
autonómico. Y será el día 28 de noviembre a las 20.30 En la
invitación se nos dice que hablará el autor, y Ramón
Galindo Morales, Decano de la Facultad de Educación y
Humanidades de Ceuta. Y que se proyectará un documental,
titulado “Tiempo de memoria”. En fin, que me place mucho
destacar el hecho de que Paco Sánchez vuelva a presentar un
trabajo de investigación. A la que lleva dedicado gran parte
de su vida. Lo cual no es tarea fácil. He aquí, pues, el
magnífico hacer de un brillante ceutí.
Martes. 22
Creo haber escrito ya en otra ocasión que hablar con
María Teresa González Sánchez me agrada sobremanera.
Aunque no son muchas las veces que he tenido la oportunidad
de hacerlo desde que me la presentaron hace ya cierto
tiempo. María Teresa, por si ustedes no lo saben, es
arquitecta. Con un historial brillante. Como corresponde a
una mujer que estudió con ahínco la carrera y con provecho,
como se suele decir estos casos. En esta ocasión,
aprovechando que un amigo común nos invitó a comer, llegó
acompañada por una compañera a quien yo conocí hace muchos
años pero con la que nunca tuve después la menor relación.
Y, claro, me alegré mucho comprobar que Cristina Díaz
Quintero forma parte del proyecto INARQCE. He aquí la
identificación de un proyecto en el cual Juan Luis Lucas
Morales participa también como ingeniero técnico de
obras públicas. Juan Luis, que me fue presentado, se mostró
cordial, amable y buen conversador. En lo tocante a Cristina
Díaz Quintero, quedé enterado de que es técnico especialista
en informática de Gestión. Y otras cosas más. Lo importante
es que volví a charlar con ella después de la tira de tiempo
sin hacerlo. Y me fue gratificante. Que tengan suerte los
tres profesionales que se han unido para dar vida a INARQCE.
Miércoles. 23
Comparto tertulia con varios conocidos. Todos procedentes
del otro lado del Estrecho. Y que suelen venir cada dos por
tres a Ceuta por cuestiones de negocios. Hoy, después de
haber tenido que soportar las inclemencias de una campaña
electoral que nos ha dejado exhaustos, decidimos que hablar
de fútbol es lo que prima. Los más jóvenes de la reunión son
del Barcelona. Los menos jóvenes siguen siendo más del
Madrid que nunca antes. En cuanto a mí, jamás me he cortado
lo más mínimo en declararme merengue desde que usaba
pantalón corto. Si bien tampoco he renunciado a decir que la
pasión blanca no me quita el conocimiento de entender que
hay jugadores sobrevalorados en el equipo entrenado por
Mourinho. Uno de los contertulios fue nacido en Madrid y
allí ha estado viviendo hasta hace nada. Y, no sé por qué
motivo, yo saqué a relucir el nombre de un entrenador
modesto que pudo conseguir grandes logros de habérselo
propuesto. Y el madrileño respondió que él había conocido a
Luis Elices Cuevas. Y, claro está, no dudé en
contarles que fue el primer técnico que jugó con un libre
instruido tácticamente como nunca antes se había visto. Un
cuarto defensa que se sumaba a las demás líneas
sigilosamente y por los sitios donde su equipo necesitaba
soplos de aire fresco. Con Luis jugué yo promociones de
ascenso. Y en la cafetería Recoletos, la mejor de ese
pasaje, en aquellos años, se reunían artistas, escritores,
futbolistas, vividores, ricos… Y también Mariano Moreno:
entrenador que luego lo fue todo en el fútbol; pero que en
aquel tiempo estaba canino. Luis Elices, a quien siempre
tuvo Alfredo Di Stéfano en gran estima, pudo ser un
entrenador de tronío. Pero se quedó a mitad de camino.
Entrenando, entre otros muchos equipos, al Atlético
Madrileño en Segunda división A y al Moscardó; equipo en el
cual, tras haberlo ascendido, continuó en el banquillo.
Murió Luis en 1989. Es decir, cuando aún le tocaba vivir
años estupendos para seguir impartiendo lecciones de todo.
Ni que decir tiene que mi historia acaparó la conversación.
Jueves. 24
Primero fue José María Mas Vallejo quien se despidió
del cargo del cual disfrutaba en la Delegación del Gobierno.
Tras él lo ha hecho también José Antonio Carracao.
Con ambos me entendí siempre. Y fue así porque los dos
supieron en todo momento guardar las formas. Y asumieron con
buena cara y mejor talante mis comentarios. Que no todos les
fueron favorables. A los dos les deseo lo mejor en el
trabajo que van a desempeñar a partir de ahora. Y ya
aprovecho la ocasión para referirme a Sergio Moreno
Mateos. Porque lo he saludado hoy y porque me consta que
muy pronto seguirá la misma senda que sus compañeros. Jefe
del Gabinete Técnico de la Delegación del Gobierno, Sergio
ha dado muestras en todo momento de saber estar. Y, desde
luego, me consta que su forma de ser ha ayudado mucho a que
las relaciones entre el alcalde y el delegado del Gobierno
fueran inmejorables. Y es que su mayor preocupación ha sido
que sus actuaciones llevaran siempre el sello de la
moderación y sensatez, tratando de evitar peligros o daños
innecesarios. Espero que mis relaciones con SMM sigan siendo
tan buenas aunque dentro de nada y menos ya no se le pueda
localizar en la plaza de los Reyes.
Viernes. 25
Llevo mucho tiempo queriendo hablar de Carlos García
Selva. Pero unas veces por hache y otras por be termino
por no hacerlo. Y también, la verdad sea dicha, porque sé
sobradamente que Carlos es reacio a los ditirambos y mucho
menos si éstos los recibe desde una tribuna periodística.
Pero he decidido exponerme a que le siente mal este suelto
en esta miscelánea semanal. A Carlos lo conozco yo desde
hace muchos años. De cuando era un magnífico deportista. En
aquel entonces, ya se podía apreciar en él una personalidad
muy definida y una sobriedad apabullante en todas sus
acciones. De hablar comedido y poco amigo de lo farragoso,
Carlos García Selva es el clásico abogado que ofrece
seguridad en cuanto uno traspasa el umbral de su despacho.
Es lo que yo he sentido cuando me he puesto a su
disposición, y, por tanto, no tengo ningún inconveniente en
proclamarlo. De cualquier manera, y en vista de que Carlos
no es muy amigo de recoger aplausos, le prometo que esta
será la penúltima vez que me refiera a su persona en mis
páginas. A no ser que él necesite un día presumir de alguna
actividad realizada cuando la edad aún le permitía competir
a toda pastilla.
Sábado. 26
Recibo la llamada de Ángel Muñoz, cuando la tarde del
sábado se hacía noche, para comunicarme el fallecimiento de
Antonio Moreno. Y la noticia me produce el malestar
que suele causar la muerte de una persona a la que además
traté muchísimo en sus mejores años. Cuando Antonio era un
árbitro de fútbol con todas las cualidades técnicas para
alcanzar un puesto destacado en el gremio arbitral. Lo tenía
todo para haber triunfado en una actividad que estaba hecha
a su medida. Pero su manera de ser, tan alegre como
desprovista de mano izquierda, le jugó una mala pasada y se
quedó a mitad de camino. Era muy amigo de sus amigos y su
presencia en cualquier sarao aseguraba que la velada sería
entretenida. Solía reírse hasta de su propia sombra. Como
árbitro estuvo en varios partidos en los que yo participaba
como entrenador. Y nunca se me dio mal con él. Luego, muchos
años después, el azar quiso que nos encontrásemos nuevamente
en Ceuta y hasta que compartiésemos empleo en el IMD.
Descansa en paz, amigo…
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