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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE NOVIEMBRE DE 2011

 
OPINIÓN

El trastorno obsesivo compulsivo (II)

Por Quique Rodríguez Asociacion Psicopedagogica de Ceuta


Síntomas y trastornos asociados

Cuando las normas y los protocolos establecidos no dictan la respuesta correcta, la toma de decisiones se convierte en un proceso de larga duración y a menudo doloroso. Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad tienen tantas dificultades para decidir qué tareas son prioritarias o cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa concreta, que puede ser que nunca empiecen a hacer nada. Tiene tendencia a trastornarse o enfadarse en las situaciones en las que no son capaces de mantener el control de su entorno físico o interpersonal, si bien es típico que la ira no se exprese de manea abierta. Por ejemplo, una persona puede enfadarse si el servicio de un restaurante es malo, pero, en lugar de quejarse a la dirección, meditará sobre cuánto va a deja de propina. En otras ocasiones, la ira puede expresarse con una indignación justiciera por lo que aparenta ser una cuestión secundaria. Las personas con este trastorno están especialmente atentas a su status respecto a las relaciones de ominoso-sumisión y muestran una deferencia exagerada a una autoridad a la que respetan y una resistencia exagerada afecto de forma muy controlada o muy ampulosa y se sienten muy incómodas en presencia de otras personas emocionalmente expresivas. Sus relaciones cotidianas son serias y formales, y pueden estar serios en situaciones en que los demás se ríen y están contentos (por ejemplo, al dar la bienvenida a la novia en el aeropuerto). Se contienen cautelosamente hasta estar seguros de que van a decir es perfecto. Pueden estar preocupados por lo lógico y lo intelectual y ser tolerantes con el comportamiento afectivo de los demás. Es frecuente que les cueste expresar sentimientos de ternura y es raro que hagan halagos.

Los sujetos con este trastorno pueden experimentar dificultades y malestar laborales, especialmente al enfrentarse a situaciones nuevas que exijan flexibilidad y transigencia.

Aunque algunos estudios sugieren una asociación con el trastorno obsesivo-compulsivo (incluido en la sección “trastornos de ansiedad”), parece que la mayoría de las personas con un trastorno obsesivo-compulsivo no tienen un patrón de comportamiento que cumpla los criterios para el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Muchos de los rasgos del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad se solapan con las características de la personalidad “tipo A” (por ejemplo, hostilidad, competitividad y sensación de urgencia), y estas características pueden darse en la gente con riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Pude haber una asociación entre el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y postrastornos del estado de ánimo y de ansiedad.

SÍNTOMAS DEPENDIENTES DE LA CULTURA Y EL SEXO.

Al evaluar a un sujeto con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, el clínico no debe incluir los comportamientos que reflejan los hábitos, las costumbres o los estilos interpersonales que están culturalmente admitidos por el grupo de referencia del sujeto. Algunas culturas ponen un énfasis especial en el trabajo y la productividad, y los comportamientos resultantes en los miembros de estas sociedades no han de considerarse indicadores de un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. En los estudios sistemáticos parece que se diagnostica el trastorno unas dos veces más en los varones.

FACTORES PREDISPONENTES.

Aunque en la actualidad no conocemos ninguna demostración científica al respecto e incluso podríamos asegurar que gran cantidad de profesionales del gremio no lo compartirían, estamos en posición de asegurar que la actividad sexual prematura es un factor de bastante importancia en la génesis del trastorno. También y en esta misma línea pensamos que ciertas relaciones de rivalidad y celos entre hermanos tienen importancia. Sin embargo estos aspectos pueden estar encubiertos y, en principio, no ser reconocidos por el sujeto.

EPIDEMIOLOGÍA.

El trastorno obsesivo-compulsivo afecta por igual a hombres y mujeres. Sus síntomas comienzan por lo general en la adolescencia o en la edad adulta temprana, pero existen algunos niños que desarrollan la enfermedad a edad temprana

La mayoría de los pacientes presenta ambos tipos de manifestaciones, obsesiones y compulsiones. Aproximadamente, el 25 por ciento de ellos tiene únicamente obsesiones y sólo muy pocos - el 5 por ciento - se manifiestan con compulsiones que no se asocian a fenómenos obsesivos en el plano del pensamiento.

La obsesión compulsiva afecta a cerca del 2,3 por ciento de los adultos. También se sabe que un tercio de las personas con una obsesión compulsiva se encuentra en estado depresivo cuando se les diagnostica el trastorno.

A pesar de es posible que el trastorno obsesivo-compulsivo se presente también en niños, se manifiesta con mayor frecuencia en los adolescentes. La cifra correspondiente a niños y adolescentes con TOC equivale al 1 por ciento.

PREVENCIÓN.

Aún se desconocen medidas preventivas que permitan reducir la incidencia de los trastornos de TOC en los adolescentes. Sin embargo, la detección e intervención precoces pueden reducir la gravedad de los síntomas, estimular el crecimiento y el desarrollo normal y mejorar la calidad de vida de los niños o adolescentes que tienen trastornos de ansiedad.
 

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