Síntomas y trastornos asociados
Cuando las normas y los protocolos establecidos no dictan la
respuesta correcta, la toma de decisiones se convierte en un
proceso de larga duración y a menudo doloroso. Los sujetos
con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad tienen
tantas dificultades para decidir qué tareas son prioritarias
o cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa concreta, que
puede ser que nunca empiecen a hacer nada. Tiene tendencia a
trastornarse o enfadarse en las situaciones en las que no
son capaces de mantener el control de su entorno físico o
interpersonal, si bien es típico que la ira no se exprese de
manea abierta. Por ejemplo, una persona puede enfadarse si
el servicio de un restaurante es malo, pero, en lugar de
quejarse a la dirección, meditará sobre cuánto va a deja de
propina. En otras ocasiones, la ira puede expresarse con una
indignación justiciera por lo que aparenta ser una cuestión
secundaria. Las personas con este trastorno están
especialmente atentas a su status respecto a las relaciones
de ominoso-sumisión y muestran una deferencia exagerada a
una autoridad a la que respetan y una resistencia exagerada
afecto de forma muy controlada o muy ampulosa y se sienten
muy incómodas en presencia de otras personas emocionalmente
expresivas. Sus relaciones cotidianas son serias y formales,
y pueden estar serios en situaciones en que los demás se
ríen y están contentos (por ejemplo, al dar la bienvenida a
la novia en el aeropuerto). Se contienen cautelosamente
hasta estar seguros de que van a decir es perfecto. Pueden
estar preocupados por lo lógico y lo intelectual y ser
tolerantes con el comportamiento afectivo de los demás. Es
frecuente que les cueste expresar sentimientos de ternura y
es raro que hagan halagos.
Los sujetos con este trastorno pueden experimentar
dificultades y malestar laborales, especialmente al
enfrentarse a situaciones nuevas que exijan flexibilidad y
transigencia.
Aunque algunos estudios sugieren una asociación con el
trastorno obsesivo-compulsivo (incluido en la sección
“trastornos de ansiedad”), parece que la mayoría de las
personas con un trastorno obsesivo-compulsivo no tienen un
patrón de comportamiento que cumpla los criterios para el
trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Muchos de
los rasgos del trastorno obsesivo-compulsivo de la
personalidad se solapan con las características de la
personalidad “tipo A” (por ejemplo, hostilidad,
competitividad y sensación de urgencia), y estas
características pueden darse en la gente con riesgo de
sufrir un infarto de miocardio. Pude haber una asociación
entre el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y
postrastornos del estado de ánimo y de ansiedad.
SÍNTOMAS DEPENDIENTES DE LA CULTURA Y EL SEXO.
Al evaluar a un sujeto con trastorno obsesivo-compulsivo de
la personalidad, el clínico no debe incluir los
comportamientos que reflejan los hábitos, las costumbres o
los estilos interpersonales que están culturalmente
admitidos por el grupo de referencia del sujeto. Algunas
culturas ponen un énfasis especial en el trabajo y la
productividad, y los comportamientos resultantes en los
miembros de estas sociedades no han de considerarse
indicadores de un trastorno obsesivo-compulsivo de la
personalidad. En los estudios sistemáticos parece que se
diagnostica el trastorno unas dos veces más en los varones.
FACTORES PREDISPONENTES.
Aunque en la actualidad no conocemos ninguna demostración
científica al respecto e incluso podríamos asegurar que gran
cantidad de profesionales del gremio no lo compartirían,
estamos en posición de asegurar que la actividad sexual
prematura es un factor de bastante importancia en la génesis
del trastorno. También y en esta misma línea pensamos que
ciertas relaciones de rivalidad y celos entre hermanos
tienen importancia. Sin embargo estos aspectos pueden estar
encubiertos y, en principio, no ser reconocidos por el
sujeto.
EPIDEMIOLOGÍA.
El trastorno obsesivo-compulsivo afecta por igual a hombres
y mujeres. Sus síntomas comienzan por lo general en la
adolescencia o en la edad adulta temprana, pero existen
algunos niños que desarrollan la enfermedad a edad temprana
La mayoría de los pacientes presenta ambos tipos de
manifestaciones, obsesiones y compulsiones. Aproximadamente,
el 25 por ciento de ellos tiene únicamente obsesiones y sólo
muy pocos - el 5 por ciento - se manifiestan con
compulsiones que no se asocian a fenómenos obsesivos en el
plano del pensamiento.
La obsesión compulsiva afecta a cerca del 2,3 por ciento de
los adultos. También se sabe que un tercio de las personas
con una obsesión compulsiva se encuentra en estado depresivo
cuando se les diagnostica el trastorno.
A pesar de es posible que el trastorno obsesivo-compulsivo
se presente también en niños, se manifiesta con mayor
frecuencia en los adolescentes. La cifra correspondiente a
niños y adolescentes con TOC equivale al 1 por ciento.
PREVENCIÓN.
Aún se desconocen medidas preventivas que permitan reducir
la incidencia de los trastornos de TOC en los adolescentes.
Sin embargo, la detección e intervención precoces pueden
reducir la gravedad de los síntomas, estimular el
crecimiento y el desarrollo normal y mejorar la calidad de
vida de los niños o adolescentes que tienen trastornos de
ansiedad.
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