El arquitecto Félix Madrazo es socio de
Inter.National.Design, una oficina con sede en Rotterdam
(Holanda), y miembro del colectivo Supersudaca, formado por
ocho estudios de otros tantos países, incluido IND. Uno de
los seis proyectos que resultaron los ganadores del concurso
internacional de ideas VIVA para Ceuta, el de las 170 VPO,
lleva su firma junto a la de otros dos compañeros de
Supersudaca, Elena Chevtchenko y Arman Akdogan. Estos días,
Madrazo ha estado en la ciudad para participar en las V
Jornadas de Arquitectura y Urbanismo del IEC y, cuando queda
muy poco para que las 170 se habiten, ofreció a EL PUEBLO
sus impresiones acerca del resultado y sus expectativas para
estas viviendas.
Pregunta.- Las viviendas de protección pública que diseñó
junto a sus compañeros de Supersudaca son las primeras de la
sociedad estatal de suelo, Sepes, en Ceuta y van a
entregarse, en breve a sus inquilinos. ¿Cuál es su impresión
del resultado de la obra?
Respuesta.- Yo soy crítico con algunas cosas, pero creo que
en general tiene unas proporciones agradables. El conjunto,
el emplazamiento en el sitio creo que está bien hecho. Los
apartamentos, a pesar de que son compactos y pequeños,
porque eso es un poco la economía que nos rige, no se
sienten así, no son claustrofóbicos, tienen vistas cruzadas,
vistas al mar muy lindas, mucha luz. O sea, me encantaría
estar ahí...; tienen ventanas de carpintería de alumninio
bastante buenas, con doble cristal... Me parece que está
bien, en general me gusta bastante.
P.- El lema con el que presentaron el proyecto era
‘Vivienda de patrón’, que tal como explicaron, tenía un
doble sentido, el primero, en cuanto a la búsqueda de un
modelo en el entorno más próximo.
R.- El conjunto ha tratado de aproximarse a un tipo de
arquitectura, de urbanismo, cercano a lo que sucede en el
Príncipe, se han tratado de adoptar de una manera más
abstracta esos lenguajes. Por ejemplo hay una calle interna,
más íntima, que se coge como del urbanismo árabe... Luego
está el uso de las cubiertas o terrazas para actividad, que
también se ve en el Príncipe, y los volúmenes tratan de
ofrecer un diálogo más cercano con esta barriada, a pesar de
que la tipología urbana de esa zona es de bloque abierto, lo
cual te permite hacer bloques muy largos, como los que se
han hecho en el movimiento moderno por muchos años. Nosotros
cuestionamos la validez de esa tipología urbana para este
contexto específico y tratamos de hacer algo más
fragmentado, que también ayuda para adaptarlo a la
topografía, muy complicada. Este modelo es más flexible.
P.- El ‘patrón’ hacía referencia a eso y también a la
intención de “reformular” la idea de la “vivienda para
desprotegidos” y hacer una “vivienda de patrones, de jefes”,
para poder responder con un sí a la pregunta de si uno mismo
viviría ahí...
R.- Sí, sí, en la arquitectura te dan un montón de
oportunidades, como arquitecto joven puedes hacer un montón
de fantasías. Pero muchas veces uno no se pregunta, bueno,
¿y a ti te gustaría vivir en esa fantasía?..., como que
siempre es para otras personas. Nosotros nos planteamos qué
es lo que nos gustaría para vivir treinta años; tomémoslo
como algo más cercano, imaginemos que somos el cliente y que
vamos a alquilar un apartamento ahí, que somos una pequeña
familia y ¿qué haría yo?, ¿dónde me gustaría vivir?, ¿qué me
gustaría tener, me gustaría tener vistas cruzadas, vistas al
mar, unas ventanas amplias...? Este tipo de cosas fueron las
que nos llevaron. Es un juego de palabras, viviendas de
patrón porque adaptan el lenguaje un poco del territorio,
del contexto del Príncipe, y de patrón también un poco como
de vivienda del jefe... Cuando ves las viviendas no digamos
que son de lujo, pero sí que no se siente que es vivienda
social, esas con los materiales más baratos y para terminar
rápido. Ha habido una lucha por tratar de ser eficientes en
unas zonas, obviamente, y poder gastar un poco de dinero en
darle cierta calidad a otras.
P.- Hoy en día, con los nuevos materiales e incluso
gracias al diseño se pueden combinar ambas, ¿no?
R.- A mi me ayuda mucho, me ayudó mucho tener un ingeniero
en estructuras que cuidó el presupuesto. Eso ayudó a que el
proyecto tuviera unos ahorros importantes en toda la
estructura del edificio, del apartamento para arriba; en la
cimentación es difícil, es cara, pero la mayor parte de los
metros cuadrados de forjados se ha hecho de una manera muy
económica. Obviamente todo es a 90 grados, para evitar
detalles raros, y hay una estandarización, por ejemplo en
las ventanas hay cuatro o cinco tipos, pero las hemos puesto
de una manera que no se vea como algo regular, militar, sino
mucho más cercano a lo que parece una ciudad.
P.- Es decir, que hay elementos estándar y, por tanto,
más baratos, pero también detalles de calidad.
R.- Sí, da otra impresión, tiene un diálogo más cercano a lo
que sucede en el Príncipe. Es difícil empezar a hacer un
diálogo entre una parcela muy grande, institucional, con un
ministerio detrás, versus un barrio hecho por mil mentes,
que cada una hace su propia vida y crea una identidad, es
decir, cómo hacer que esas cosas no choquen. Es un poco el
reto que nos planteamos.
P.- Una de las bases del concurso era la sostenibilidad,
la eficiencia energética. El emplazamiento es muy bueno,
pero ¿ha dado pie a aprovechar los recurso naturales, su
luz, a una ventilación natural...?
R.- Sí, hemos enfocado mucho eso, por ejemplo, a la hora de
crear una carpintería de calidad, ventanas con un buen
aislamiento. También se aprovecha el sol para calentar el
agua, todas las cubiertas tienen paneles solares y eso ayuda
a reducir el coste del suministro. En otras cosas no se
llega a ser tan eficiente, pero también es un tema de
urbanismo, de infraestructura. Por ejemplo, las cocinas son
eléctricas porque no hay gas en la zona y eso va a elevar el
consumo. Me gustaría haber podido tener otro sistema, por
ejemplo, el de energía fotovoltaica, que no está
estandarizado en la ciudad todavía. Es muy difícil que
puedas tener un sistema de fotovoltaicas porque se tiene que
coordinar muy bien con la empresa de alumbrado para
entregarle el exceso de energía y lo puedan integrar a sus
circuitos. La ciudad todavía no está lista para eso y, de
hecho, pocas ciudades están preparadas. Sería bueno que
existiera eso..., pero bueno, a futuro.
P.- Decía las 170 VPO se diseñaron con el criterio de que
ustedes mismos quisieran vivir en ellas. ¿Cómo le gustaría
que se sintieran sus adjudicatarios? Y a largo plazo, ¿van a
necesitar mucho mantenimiento para continuar siendo
funcionales?
R.- Hay un tema, el de cuán flexible es la vivienda, eso es
un reto importante, porque por un lado existe un poco el
miedo de que las viviendas, que son de uno, dos y tres
dormitorios, alguna de cuatro, sean sobrepobladas. El
espacio para tener una vida confortable, no importa la
arquitectura que hagas, tiene un mínimo, y esos estándares
creo que a lo largo de la historia hemos tratado de
mejorarlos. Es importante que eso se tenga en cuenta, que en
un apartamento de una o dos habitaciones no estén diez
personas viviendo. Eso no entra dentro de mi
responsabilidad, pero creo que es importante que se tenga
mucho cuidado en no explotar la capacidad de la promoción,
porque es una densidad muy alta, son 170 viviendas en menos
de una hectárea y si abusas de esa densidad corren un cierto
riesgo.
P.- Si se respeta eso...
R.- Respetando eso creo que puede tener un balance muy
interesante, porque hay diferentes espacios colectivos con
diferentes cualidades, hay una plaza al sur muy linda que
mira al Príncipe, una calle interna que también parece que
puede crear espacios de encuentro, otra plaza al norte con
locales comerciales. Es decir, hay una diferencia de
espacios que la gente puede aprovechar bastante bien; a los
locales les pueden dar vida si hay gente a la que interese
crear actividades, una guardería, una farmacia..., eso puede
dar vida al lugar.
P.- ¿Y las terrazas? Estaba previsto hacerlas de diseño,
cada una diferente, ¿finalmente ha sido así?
R.- Sí, Teresa Papachristou [que le acompañaba durante la
entrevista] es la que ha diseñado todas las terrazas, están
muy lindas. Eso también va a ser un tema interesante porque
como es vivienda colectiva y social no es tan fácil crear
una terraza para cada apartamento; se ha llegado a una
propuesta de terrazas que se puedan compartir, entre ocho
viviendas, por ejemplo. Y son muy amplias, muy lindas,
espero que la gente las aprecie, que las cuide, que no las
compartimente ni las llene de basura, porque pueden ser muy
lindas, un espacio de recreo para los chicos...
P.- Con la primera promoción de VPO de Loma Colmenar,
promovida por la empresa municipal Emvicesa, ha habido desde
su entrega problemas con la costumbre de la
“autoconstrucción” que se practica en barriadas como el
Príncipe, de cerrar terrazas, ventanas y ocupar espacios
comunes.
R.- Yo considero que debe haber un respeto hacia la
comunidad, yo no puedo invadir porque perjudico al vecino,
es un tema un poco de educación. Creo que se puede hacer, si
se habla con la gente de una manera amable, diciendo cómo
funciona la cosa, y vigilando que no haya abuso, porque si
hay alguien que abusa, generalmente, si se le deja que
abuse, la otra gente va a decir mira, yo no me voy a quedar
como tonto mientras el otro está invadiendo, se genera eso.
Sería lindo, y lo he comentado, que no hubiera sólo gente
del Príncipe, que no se creara esa separación entre un
barrio de frontera, árabe, y acá otra. Es una oportunidad
para crear esta mezcla.
P.- ¿Le gustaría trabajar más en Ceuta?
R.- Me encantaría, hemos hecho un proyecto para el concurso
de la pista (de atletismo), que al final no se va hacer... y
me encantaría hacer un espacio público o vivienda, lo que
haga falta, es una ciudad muy linda, me encanta.
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