La semana pasada tuve la
oportunidad de conversar unos minutos con Francisco
Antonio González Pérez y Francisco Márquez de la
Rubia. Y aproveché la ocasión para hacerles dos
preguntas que yo consideraba importantes y que me fueron
respondidas con claridad meridiana.
De tales respuestas decidí no hacer uso. Aunque hubiera
podido airearlas con los adornos consiguientes y sin
necesidad de mentir ni mijita. Pero, debido a la confianza
que ambos depositaron en mí, creí conveniente no
publicarlas.
González Pérez y Francisco Márquez se llevan la mar de bien.
Más que bien. Lo cual es algo que no hace falta ser muy
listo para percibirlo. Se nota que los dos, tras una época
de tanteo, han hecho posible que la amistad surja entre
ellos. Lo cual es apreciable y lógico entre miembros de un
mismo partido.
Los dos son políticos preparados y dispuestos a trabajar
duramente a favor de la causa popular. González Pérez no ha
dudado en opinar de las elecciones celebradas el domingo.
“De todos los resultados y victorias electorales
registradas, ésta es la que mayor felicidad me ha
transmitido”.
Lo proclamado por el ex diputado es, sin duda alguna, la
mejor manera de demostrar el afecto que siente por FM. El
mismo que le indujo a respaldar la candidatura del compañero
que ha ganado con creces en las urnas su derecho a ser lo
que antes era llamado pomposamente padre de la patria.
Mas González ha querido salir al paso de cuantos acusan a
Márquez de proceder de un partido cual el GIL que tan mal
visto está en la ciudad. Y su defensa ha sido argumentada de
modo y manera que es fácil de entender y aceptar. Ya que
todas las personas tienen derecho a evolucionar. Y, por tal
motivo, no tienen por qué avergonzarse de ningún pasado
político. Ya que la política está llena de transformistas. Y
a ver quién es el guapo que se atreve a decir que el
transformismo sea siempre repudiable.
Pero hablar de transformismo no toca hoy. Hoy toca destacar
la defensa que hace González Pérez de cuantas personas han
llegado al PP habiendo militado en otros partidos. Y lo hace
sin tapujos. Poniendo ejemplos claros. Y, sobre todo,
haciendo posible con sus palabras que quienes militaron en
el GIL y decidieron afiliarse al PP no se sientan
disminuidos cuando se les recuerde ese hecho. Porque son
esas personas las primeras que han de hacer ver que no hay
nada repudiable en el transformismo. Adolfo Suárez
fue un ejemplo extraordinario de transformismo.
En fin, que me parecen muy oportunas y valientes las
declaraciones de González Pérez en estos momentos. Momentos
en los que el PP ha conseguido una mayoría absoluta en las
urnas y se dispone a gobernar sin tener que depender de
ninguna otra fuerza política.
Sí, ya sé que hay militantes del PP que no acaban de
entender eso de que de fuera vendrán los que de tu casa te
echarán. Y cosas por el estilo. Pero la realidad es terca:
Juan Vivas arrasa en las urnas. Y Francisco Márquez
ha sido capaz de obtener los mejores resultados de la
historia de Ceuta en unas elecciones generales. Gracias a
que el presidente de la Ciudad decidió avalarlo.
A partir de ahora, en el PP, deberían debatir lo que haya
que debatir. Pues las discusiones en la victoria acaban casi
en acuerdos y abrazos fraternales.
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