El inmenso júbilo de los millones
de españoles que han votado al Partido Popular y a un cambio
que implica regeneración, renovación y renacimiento de la
España que ayer era vitoreada y cantada por todos, no
implica el que no seamos plenamente conscientes de que el PP
va a tomar las riendas de un país arruinado y emplazado ,por
el momento, en el vagón de cola de Europa. Peor herencia aún
que la dejada por el felipismo en 1996. De ahí que el reto a
afrontar esté mucho más cargado de emoción. Y el compromiso
asumido con quienes han padecido los rigores de los ya
pasados años de plomo, represente un juramento que no una
promesa (nosotros juramos no prometemos) así, la convicción
de millones de españoles de que los populares cumplen de
manera rigurosa, se ha expresado en las urnas. Y al tiempo
ha sido acogida con indudable alivio por Europa.
Con respecto a Ceuta los analistas han comprobado de nuevo
que el partido que preside Juan Vivas cuenta con un
electorado fuertemente “fidelizado” y repite resultados
anteriores otorgando un escaño al disputado Márquez cuya
valía no es “presunción” sino realidad, al nuevo senador
José Luis Sastre y a la carismática Luz Elena Sanín. Tres
pesos pesados dentro del organigrama del PP y una campaña
diseñada al milímetro por Yolanda Bel que ha desplegado un
alarde de eficacia y lo que es más relevante : de innovación
y creatividad. Si el triunfo ha sido absoluto a nivel
nacional, a nivel de Ceuta ha sido demostración fehaciente
de cómo la espléndida gestión del Presidente Juan Vivas
dirigiendo el futuro de la ciudad ha dado de nuevo sus
frutos. La credibilidad del Gobierno ceutí constituye así un
“todo” con el sentimiento de confianza hacia la forma y el
fondo de todo aquello que representa el PP.
Consiguientemente si la labor de análisis consiste en leer
entre líneas partiendo de los resultados, la evidencia es
que existe un núcleo de votos populares firmemente arraigado
que se mantiene fiel, porque se ha respondido a sus anhelos
y expectativas por parte de quienes nos gobiernan. Y pese a
los embates desaforados de cierta oposición, el desgaste del
PP es inexistente y los ataques no hacen más que reforzar el
sentido del voto popular. Y ello me recuerda los versos con
los que el poeta del Siglo de Oro respondía a sus
detractores “Tus críticas majaderas, de los versos que
escribí, pedante, poco me altera, más pesadumbre tuviera, si
te gustasen a ti”. Lo que significa que a determinados
elementos hay que tenerlos enfrente, por cuestión de
prestigio y para constatar claramente que nada se tiene que
ver con ellos.
Pero ¿Cómo repercutirá en Ceuta este cambio que “ya está”?
Me atrevo a vaticinar, sin dármelas de Oráculo de Delfos,
que los resultados electorales no tardarán en hacerse notar
en la ciudad. En primer lugar por el prestigio indiscutible
a nivel Madrid del Presidente Juan Vivas, un político de
referencia en los años oscuros que hemos pasado y una
continua causa de orgullo para Génova 13 porque, aún
gobernando los socialistas, Vivas ha sido y es el político
más valorado de España y esa realidad otorga innegable
categoría a Ceuta, que ha sido una muestra, con Melilla, del
“estilo PP”. Del estilo que ayer triunfó en toda España y
que en las dos Ciudades Autónomas se ha venido manteniendo
contra viento y marea, incluso cuando las circunstancias
eran claramente adversas. La “gestión PP” ha sido un logro
del mejor marketing al conseguir “fidelizar” y hablo de
estrategia de empresa, a unos ciudadanos que no son
precisamente susceptibles de dejarse “embaucar” con
discursos victimistas y a fuerza de agitar fantasmas de
enfrentamientos prefabricados. Quien opta por el PP sabe y
conoce con claridad lo que está eligiendo, los principios,
los valores más incómodos: esfuerzo, disciplina, voluntad,
trabajo, excelencia y resiliencia. Nadie se llama a engaños
porque la postura de los políticos que han tenido como líder
a Mariano Rajoy, es la de que, ni ofrecen duros a peseta, ni
son de los invitan a abrir la boca para meter dentro el
pescado, aquí quien quiera comer peces que los pesque, eso
sí: yo te enseño a usar la caña. Cuando se reconoce la
dignidad de la persona es porque se reconoce la capacidad de
esa misma persona para crecer, evolucionar y progresar sin
que la dureza de la misión le suponga ningún impedimento
sino por el contrario, un acicate y una ocasión para
aprender a fuerza de superar obstáculos.
Y ahí está el ejemplo del diputado y de los senadores de
Ceuta, tres “excelentes” a quienes nadie les ha regalado
nada, sino que se lo han ganado ejercitando la fuerza de
voluntad y la lucha por llegar a una meta. Y el esfuerzo y
las dificultades que conlleva el logro de los objetivos,
tienen aún más sentido y mayor importancia que los propios
objetivos. Esa y no otra es lo que se podría considerar el
talante (o la leche) de quienes van a dar la cara por Ceuta
en Madrid. Y son personas que merecen representar a una
ciudad que a nivel político y parlamentario no es fácil,
porque el prestigio nacional de Juan Vivas pone el listón a
altura bastante considerable ya que se espera que todo aquel
que represente a Ceuta se encuentre a igual nivel.
Éxito sin paliativos de una campaña bordada por una primera
espada como Yolanda, ejercicio de voluntad, esfuerzo
continuado, coordinación con el resto del PP nacional, los
candidatos dando la talla y la ciudadanía “fidelizada” a la
marca de la gaviota. ¿Resultado? La autocomplacencia es
humana, pero hoy hay que trabajar por y para España.
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