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OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE NOVIEMBRE DE 2011

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 14.


Se me pregunta por el debate mantenido entre Francisco Márquez y Carmen Ruiz. Ambos candidatos al Congreso por el PP y por el PSOE. Y a mí se me ocurre decir que dicho debate debe ser recetado a partir de ahora como somnífero. Fue de una vulgaridad apabullante. No recomendable como estimulante para los electores indecisos de ambos lados. A la señora Ruiz se le puede perdonar su bisoñez como política. Pero no así a Márquez. El cual lleva ya muchos años luchando denodadamente por alcanzar fama política a escala nacional. A la candidata socialista se le notaron los nervios en demasía. Pues hubo momentos en los que no sabía lo que hacer con sus manos. Dejó entrever, con claridad meridiana, que le era imposible dominar su estado emocional. Y se limitó a decir lo que es más que sabido. Nada que pudiera ayudar a su partido. En lo tocante a Márquez observé que los focos de la televisión le jugaron una mala pasada. Sudó demasiado. Y el sudor es, sin duda alguna, enemigo acérrimo de la imagen. Que es con la que él trata de cautivar a los votantes. También noté que su labio superior estuvo sometido a la voluntad del inferior. Debido a la cantidad de veces que el primero buscó al segundo. El debate lo ganó, sin duda alguna, Francisco Márquez. Pero dejó entrever que todavía las cámaras no le quieren de manera adecuada a sus ambiciones.

Martes. 15


Suena el teléfono y la persona que llama me pone a prueba. “¿Me reconoce por la voz?”, me dice. Dudo. Y me cuenta que tanto él como su hermano tienen una voz singular. Y caigo en la cuenta de que se trata de Jesús Cordero. Hermano de José Luis. De Jesús estuve hablando, la semana pasada, con Marian Hernández. Y ésta me dijo que en el mes de diciembre pasarían unos días en Ceuta. A Jesús hacía la tira de tiempo que ni hablaba con él ni le veía. Hoy, al fin, he podido charlar unos minutos con alguien con quien compartí muchas tertulias y tuve la oportunidad de alternar muchas veces en el Hotel La Muralla. Jesús se distinguió siempre por ser un gran conversador. Y a fe que su preparación le permitía opinar sobre cualquier asunto que saliera a relucir. Eso sí, en lo tocante a conocimientos futbolísticos, y por más que consiguiera en su momento titularse como entrenador nacional, a mí me gustaba sacarle de quicio diciéndole que no tenía ni idea. Y lograba encenderle. Ponerle bronco. Aunque todo acababa siempre con finales de cachondeos apoteósicos. Jesús fue, por si ustedes no lo saben, quien le dio vida a la San Silvestre ceutí. Hace la friolera de 35 años. Ah, finalizamos la conversación recordando a Guillermo Valero: un portuense a quien, mientras vivió, nunca se le cayó de la boca el nombre de Ceuta.

Miércoles. 16


Coincido con el delegado del Gobierno en sitio donde se impone el charlar. Por lo que hacemos un aparte y nos da por sincerarnos en momentos donde ambos sabemos que toca. Con José Fernández Chacón siempre procuré mostrarme yo tal y como soy. De modo que nunca le negué mis diferencias con ciertos personajes de la ciudad. En cuanto nos presentaron, jamás le conté milongas, sino que opté por ponerle al tanto de cuantas dificultades me había tocado vivir en Ceuta. Una ciudad en la que uno se siente vivir. De ahí los prejuicios que cristalizan con una dureza extraordinaria. Las pasiones pequeñas. Los enfrentamientos. La retirada de la palabra… A pesar de todo uno llega a quererla. Fernández Chacón ha demostrado, durante más de tres años, que se ha ganado el derecho a ser reconocido como un magnífico delegado del Gobierno. A pesar de que los tiempos de crisis no le han ayudado lo suficiente. No obstante, mi estimado Pepe ha sabido conquistar la voluntad de muchísimos ceutíes. Por tal motivo, se ha hecho acreedor a que se le despida como merece. Lo cual será posible, porque en esta tierra no se escatima nada cuando se trata de reconocer los méritos de quienes llegaron un día y no dudaron en ponerse al servicio de la ciudad. Le he prometido estar en la hora de los reconocimientos que merece.

Jueves. 17


Me topo con Pepe Sillero y Emilio Lamorena. Y, como siempre que ello ocurre, la cháchara nos cunde. Emilio dice alegrarse de que haya vuelto a escribir. Pues la última vez que nos vimos estaba yo deshojando la margarita del regreso o no regreso. Pepe no duda en comunicarme que él estaba ya casi convencido de que yo no volvería al tajo, según los rumores que circulaban. Tampoco se corta lo más mínimo en hacerme partícipe de que él está notando que ahora las columnas parecen desprovistas de la mala leche que antes las distinguía. Y a mí, claro está, se me viene a la memoria, en menos que canta un gallo, que no hace mucho tiempo él me recomendaba que dejara de apretarle las clavijas a Juan Luis Aróstegui. Y además no dudaba en exponerme sus razones. Está visto que escribir a gusto de los consumidores es realmente complicado. De todos modos, mientras Pepe Sillero me siga leyendo, yo estoy dispuesto a escuchar atentamente sus pareceres. Los de él y, por supuesto, los de Emilio Lamorena. Faltaría más.

Viernes. 18


La conversación transcurre plácidamente sobre el momento que estamos viviendo y sobre lo que le espera al nuevo Gobierno a partir de que se produzca el relevo. Y salen a relucir, cómo no, los desequilibrios sociales. Los cuales han sido siempre el azote de las ciudades desde hace mucho más de un siglo y la democracia, ese logro de una burguesía ilustrada de armadores y comerciantes, era la encargada de organizar un mínimo de distribución como paliativo para impedir que el conflicto tomase un carácter agudo, para hacer participar a cada clase en los incrementados recursos de un Estado en expansión y para asegurarse, por otra parte, una clientela que pueda ejercer sus derechos políticos. Cinco millones de parados demuestran, pues, que urge remedio a tan grave situación, así lo manifiesta un participante en la charla. Lo primero, dice otro, es que habría que revisar los sistemas fiscales, pidiéndoles a los ricos que no regateen en los pagos que deben hacer para sostener el equilibrio social y a los pobres que no crean que el tesoro del Estado deba servir para su propio sustento. En suma: todos los reunidos coincidimos en que los ciudadanos más favorecidos deben justificarse más para mantener la fiesta en paz. De no ser así, día llegará en el cual el descontento se convierta en estallido social de consecuencias irreparables.

Sábado. 19:


Días atrás, se hablaba ya de que Juan Vivas estaba eufórico debido a que su partido arrasará en las urnas. Euforia sólo contenida por problemas familiares. Lo cual no le había impedido airear que estaba dispuesto a seguir siendo presidente del PP –de Ceuta- durante mucho tiempo más. Y, desde luego, tampoco negaba que seguirá presentándose a las próximas elecciones. Así que no me ha extrañado en absoluto que -en el mitin de fin de campaña- haya comunicado lo que ya venía diciendo entre bastidores. Aunque lo haya hecho para dorarle la píldora a la gente que le rodea y que no cesa de jalear todas y cada una de sus intervenciones. Las intervenciones de un presidente que, a partir de nada, será mucho más poderoso de lo que lo ha venido haciendo hasta ahora. Porque, aunque sus relaciones con José Fernández Chacón son extraordinarias y la amistad entre ellos tiene todos los visos de ser duradera, no me cabe la menor duda de que el próximo delegado del Gobierno será alguien que actuará convencido de que en esta tierra no hay nadie que disfrute de más confianza por parte de Rajoy que Vivas. Así que no hace falta ser muy listo para entender el momento de felicidad política que está viviendo el presidente de la Ciudad y de los populares.
 

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