Según el manual diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV),
dentro de los “trastornos de ansiedad” se encuentra
enmarcado el llamado “Trastorno obsesivo – compulsivo”. En
el cual se presentan obsesiones y compulsiones que son
reconocidas por las personas como excesivas e irracionales
provocando un malestar clínicamente significativo e
interfiriendo con la rutina del individuo, sus relaciones
laborales (o académicas) o su vida social. El manual indica
determinar si hay poca conciencia del trastorno (la mayor
parte del tiempo no reconoce lo excesivo e irracional).
Según otras posturas como por ejemplo el psicoanálisis, el
llamado trastorno obsesivo-compulsivo se enmarca dentro de
la Neurosis obsesiva.
El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad de curso
crónico o recurrente caracterizada por la presencia de
obsesiones y compulsiones.
La obsesión se refiere a ideas no deseadas que asedian la
conciencia y que determinan una angustia patológica a pesar
de los esfuerzos desplegados por el sujeto para evitarlos.
La compulsión hace referencia al acto de forzar al individuo
a obrar en contra de su voluntad.
Las obsesiones, en el plano del pensamiento, son ideas u
ocurrencias que de forma repetida se introducen en la
conciencia del sujeto e interfieren el flujo normal del
pensamiento y causan malestar y sufrimiento. Probablemente
los temas más universales de las obsesiones tienen que ver
con la escrupulosidad física o moral y la duda o
imposibilidad de inclinarse por una opción. En ocasiones, el
sujeto tiene la necesidad de repetir mentalmente un
contenido concreto de significado ilógico o banal, como
puede ser un número de teléfono, la fecha de un suceso
irrelevante, la melodía de una película, etc.
Las compulsiones o rituales tienen un significado similar a
las obsesiones, pero en el plano de la acción. Ya no es algo
que se piensa sino que se realiza. Entre los rituales más
típicos se encuentran el lavado excesivo de manos y la
comprobación repetitiva de haber cerrado la puerta.
Los obsesivos-compulsivos pueden tener una obsesión hacia
cualquier cosa y no siempre se puede conectar lógicamente la
obsesión o el ritual con la preocupación que tiene el
paciente. Por ejemplo, una persona preocupada por la
inseguridad ciudadana puede generar la compulsión de caminar
siempre pegado a pared de la acera porque un buen día lo
hizo así y se sintió aliviado.
La psicología profunda (el psicoanálisis) suele buscar la
relación subyacente entre compulsión / obsesión y
preocupación. Por ejemplo, la compulsión del ama de casa de
lavar los platos una y otra vez puede estar relacionada, por
un lado, con un miedo a que la familia se intoxique. Por
otro lado, esta idea irracional de que la familia se va a
intoxicar viene dada por la intención (oculta en el
inconsciente) del ama de casa de “librarse” de la familia
precisamente por esa vía. La incompatibilidad de esa idea
con su ética consciente genera la compulsión citada.
DISTINTAS CONCEPCIONES.
Por definición del DSM-III-R (APA, 1987) “consiste en la
presencia de obsesiones o compulsiones repetidas,
suficientemente graves como para acusar un intenso malestar,
gran pérdida de tiempo, o una interferencia significativa
con la rutina habitual del individuo, con su funcionamiento
profesional, con sus actividades sociales habituales, o con
sus relaciones con los demás.”
Un ejemplo conocido de este trastorno, aunque tal vez no
totalmente reflejado al tratarse de una película, es “mejor
imposible” dónde Jack Nicholson hace el papel
correspondiente al obsesivo-compulsivo.
También el DSM-III-R describe las obsesiones como “ideas,
pensamientos, impulsos o imágenes persistentes que se
experimentan por lo menos inicialmente como intrusas y sin
sentido;... El individuo intenta ignorar o suprimir este
tipo de pensamientos o impulsos, o bien trata de
neutralizarlos a través de otros pensamientos o acciones. El
individuo reconoce que estas obsesiones son producto de su
mente y no están impuestas desde fuera.”
Otra definición de obsesión relativamente parecida pero con
algunos matices diferentes es la de Dors, f. (1978): “Idea,
temor, acto que se presenta repetidamente y es sentido por
el individuo como forzado, impuesto contra su voluntad.”
Las compulsiones son definidas como “conductas repetitivas
finalistas e intencionadas, que se efectúan como respuesta a
una obsesión, de forma estereotipada o de acuerdo con
determinadas reglas. La conducta se halla diseñada para
neutralizar o impedir el malestar o algún acontecimiento o
situación temida. Sin embargo, o bien la actividad no se
halla realmente conectada de forma realista con lo que se
pretende neutralizar o prevenir, o por lo menos es
claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de
compulsión subjetiva que, al mismo tiempo, se asocia a un
deseo de resistir la compulsión (por lo menos,
inicialmente). El individuo reconoce que su conducta es
excesiva o irrazonable (esto quizá no deba aplicarse a los
niños, ni tampoco a aquella gente cuyas obsesiones se han
desarrollado a partir de ideas sobrevaloradas). Reconoce
también que no obtiene ningún placer en llevar a cabo tal
actividad, aunque le procure un cierto alivio de tensión.”
En Dors encontramos definida compulsión como “fuerza
interior que determina y domina el pensamiento y la acción
de una persona en contra de su voluntad. El individuo se
siente coaccionado. La compulsión puede extenderse a los
pensamientos y los sentimientos, a los actos y al impulso a
la acción, pero solamente en el grado en que obedecen en
condiciones normales a la voluntad consciente y podrían ser
elegidos libremente por el yo dentro de ciertos límites. El
contenido de la compulsión se caracteriza por sentirlo el
sujeto como extraño a sí mismo y, de modo particular
inconciliable con el ideal del yo.”
Todas las definiciones van en una línea similar
diferenciándose tan sólo en matices. La que damos a
continuación de Foa, Stekeete y Ozarow (1985) creemos que es
muy acertada sobre todo por la relación funcional entre
obsesión y compulsión. Estos autores sugieren “que el
síndrome obsesivo compulsivo consiste en una serie de
eventos (manifiestos o encubiertos) que generan ansiedad;
estos eventos reciben el nombre de obsesiones. Para aliviar
la ansiedad producida por las obsesiones se ejecutan una
serie de conductas (manifiestas o encubiertas); estas
conductas las denominamos compulsiones”.
CAUSAS.
Aún se desconoce la causa del trastorno obsesivo compulsivo,
no obstante, las investigaciones indican que es un trastorno
neurológico.
Las evidencias sugieren que las personas con este trastorno
tienen una deficiencia de un neurotransmisor químico que se
encuentra en el cerebro llamado serotonina. El TOC suele ser
una característica familiar, lo que sugiere la presencia de
un componente genético. Sin embargo, también puede
desarrollarse sin antecedentes familiares del trastorno.
Estudios recientes sugieren que las infecciones por
estreptococos pueden provocar la aparición del TOC o, en
ciertos casos, agravarlo.
SÍNTOMAS.
A continuación se enumeran los síntomas más comunes del
trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, cada adolescente
puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas
pueden incluir:
• Preocupación exagerada por la suciedad, los gérmenes o la
contaminación
• Dudas reiteradas (por ejemplo, si la puerta está cerrada o
no).
• Pensamientos persistentes acerca de la violencia, las
heridas, matar a alguien o herirse a sí mismo.
• Períodos excesivos de tiempo tocando cosas, contando,
pensando en números y secuencias.
• Preocupación por el orden, la simetría o la exactitud.
• Pensamientos persistentes acerca de actos sexuales
repugnantes o la demostración de conductas prohibidas o
consideradas tabú.
• Pensamientos preocupantes que están en contra de las
propias convicciones religiosas.
• Necesidad extrema por saber o recordar cosas que pueden
ser muy triviales.
• Atención excesiva en los detalles.
• Preocupación excesiva de que algo terrible suceda.
• Pensamientos, impulsos o conductas agresivas.
Las conductas compulsivas (los rituales repetitivos que se
utilizan para reducir la ansiedad causada por las
obsesiones) pueden volverse excesivos, molestos y pueden
demandar mucho tiempo e incluso interferir con las
actividades diarias y las relaciones interpersonales. Entre
algunos ejemplos de conducta compulsiva se pueden incluir
los siguientes:
• Lavarse repetidamente las manos (a menudo 100 veces al día
o más).
• Controlar y volver a controlar en repetidas oportunidades
(por ejemplo, asegurarse de que la puerta esté cerrada con
llave).
• Establecer reglas de orden rígidas (por ejemplo, ponerse
la ropa en el mismo orden todos los días, guardar las
pertenencias en la habitación en un orden muy especial y
molestarse si este orden se altera).
• Acumular objetos.
• Contar y volver a contar excesivamente.
• Agrupar o secuenciar objetos.
• Repetir palabras dichas por uno mismo (palilalia) o por
otros (ecolalia); formular las mismas preguntas una y otra
vez.
• Coprolalia (decir obscenidades continuamente) o
copropraxia (hacer gestos obscenos continuamente).
• Repetir sonidos, palabras, números o música para uno
mismo.
Los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo pueden
parecerse a los de otros cuadros clínicos o problemas
psiquiátricos, entre los que se incluye el trastorno de
Tourette.
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