Fue lo que marcó el cierre de la
campaña electoral en la que, a nivel local, no ha tenido
demasiadas cosas que comentar y, a nivel nacional, desde el
principio, todos han asumido que “el pescao estaba vendido”,
desde hace muchos meses.
Ahora ya, lo único que se espera es el resultado final, con
mucha fiesta, es de suponer, en la Calle Génova, de Madrid,
mientras que en los alrededores de la sede del PSOE,
seguramente habrá más calma. Eso creemos.
Atrás han quedado las encuestas y tan grande debía parecer
la superioridad del PP que, incluso, los más allegados al
PSOE, en los medios de comunicación, han dado unas cifras
que, en absoluto, favorecían a los de la calle Ferraz.
Dejemos que hable el pueblo. Permitamos que la alternancia
de partidos en el poder se haga una realidad y no olvidemos
que, con uno o con el otro arriba, las dificultades van a
ser inmensas y los ajustes no van a permitir que queden
contentos muchos sectores de la población.
Es lo que tiene el haber dejado que se llegara a una
situación como esta, y es lo que tiene el haber ido
prolongando la “agonía” más de la cuenta.
Si además de lo mal que está todo, nos encontramos con que
en el Gobierno se está en plan de interinidad, desde tantos
meses atrás, lo que ha pasado es que la situación se ha
agravado más.
Y ahora vienen los presupuestos. ¿Qué presupuestos va a
poder hacer el nuevo Gobierno?. Ningunos, con lo que habrá
que seguir con lo que había, prorrogado y con ello se
perderá un año o... lo que Dios quiera.
Pocas veces, en estas circunstancias, hemos visto una
campaña como esta y rara vez la desilusión en el ambiente ha
sido como en estos últimos quince días de campaña.
¿Optimismo cara al futuro?. No queda más remedio, pero
moderando ese optimismo, porque de lo contrario el
descalabro podrá ser más grande aun.
A lo largo de las últimas semanas, en los continuos viajes
de los políticos de un bando y de otro, hemos visto a
Rubalcaba con el ánimo por los suelos y sin dar la talla que
se le suponía o que debe dar el líder de un partido que está
en el poder y tiene opciones de poderlo volver a lograr, en
cualquier momento. Rubalcaba ha demostrado que es un buen
peón de brega, pero un mal primer espada. Ahí están sus
apariciones en público..
Mariano Rajoy se ha encontrado con la mesa puesta y sabía,
perfectamente, donde se tenía que sentar. No brilla pero es
eficaz, no se deja deslumbrar mucho, pero sabe cuando tiene
que salir al quite, además de que está muy bien arropado y
sabe hasta donde puede llegar.
Cayo Lara, de IU, está queriendo “espigar” en el rastrojo
del PSOE, habla mucho y dice poco, con la particularidad de
que lo que dice ni él mismo se lo puede creer, porque sus
exposiciones no las haría un candidato con posibilidades de
formar gobierno. Para mí, Cayo Lara es un feriante más, con
o sin altavoz, que intenta recoger algo de lo que se le
caiga al PSOE, por lo demás es un personaje de mucho ruido y
pocas nueces.
Por último, Rosa Díez ha sabido aprovechar el poco espacio
que tiene y, es de suponer, que en Madrid pueda recoger
parte de lo que va buscando, en otras partes es complicado.
Sobre los nacionalistas prefiero no hablar porque su simple
presencia me produce dolor de estómago, al comprobar su
oportunismo y su forma de actuar, en toda la legislatura que
ha terminado. CiU mal, el PNV peor. Lo otro ni lo cito.
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