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OPINIÓN - JUEVES, 17 DE NOVIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / ANALISIS

INGESA : ¿Mentiras o simplemente medias verdades?
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Podría decirse que una cosa es “mentir” y otra “omitir” parte de la información. Pero cuando esa “omisión” es claramente interesada y está dirigida a evitar más que probables conflictos puede también considerarse un tipo de engaño.

En efecto, cuando el personal del Hospital Militar se sumó a la plantilla del Hospital Civil para realizar unas funciones más que necesarias, dada la escasez de profesionales, las manifestaciones de INGESA iban encaminadas a garantizar “todos” los puestos de trabajo existentes, tanto del personal fijo, como del interino, como de los contratados eventuales que habían permanecido durante años en esa situación. Nadie vio por lo tanto peligrar su empleo, ni existían razones ya que la llegada del personal del Hospital Militar suponía reforzar unos servicios que estaban pidiendo a gritos la llegada de más Técnicos en Cuidados de Enfermería para así conseguir una mejor asistencia a los usuarios. Si en esos momentos la Directora General de INGESA hubiera aclarado que, la llegada del nuevo personal, iba a suponer la no renovación de contratos eventuales, afectando directamente a la plantilla, el actual conflicto hubiera surgido justo en aquellos momentos con las lógicas protestas y movilizaciones convirtiendo en bastante accidentado el trasvase Hospital Militar-Hospital Civil. Por el contrario, la llegada de los “refuerzos” fue acogida con satisfacción y alivio por todos ya que de nada sirve tener un hospital mastodóntico y de enorme potencial operativo si ese potencial de servicios no se desarrolla en su plenitud por falta de medios.

Que el Hospital Universitario se encuentra infrautilizado es una evidencia y por esta razón las rotundas afirmaciones de los responsables de INGESA sobre la plantilla existente en ese preciso instante y “sin excepciones de tipo alguno” fue aceptada con normalidad porque entraba en los terrenos de la lógica. Ninguna referencia expresa ni tan siquiera a la eventualidad de que no fueran renovados los contratos existentes, no se dejó resquicio a la duda y por esto no se puede alegar ahora que fue un “malentendido” o incluso una “interpretación errónea” por parte de la plantilla.

Las afirmaciones de INGESA fueron rotundas en ese aspecto así que no cabe hablar de “omisión” de información ni de que “no se llegó a especificar” a no ser que nadie fuera capaz de desentrañar algún tipo de oculta clave interpretativa en las palabras de los responsables. Y además la no renovación de los contratos eventuales de los técnicos de enfermería no es una decisión que se tome de forma inesperada ni “a tontas ni a locas” sino que tiene que ser el resultado de muchas reuniones y acuerdos que durante todo este tiempo han permanecido solapados y sin ver la luz (ni al taquígrafo) hasta culminar en una reducción de plantilla, precisamente en estos momentos donde el trabajo escasea y optar a un empleo presenta enormes dificultades. Lógica por tanto la indignación del Sindicato de Técnicos de Enfermería y procedente a todas luces su intención de no conformarse ante el flagrante incumplimiento de lo afirmado y prometido. Porque las palabras de la Directora General de INGESA, Sara Pupato, en la última mesa delegada afirmando que la reducción no se produciría constituyen un compromiso en toda regla y me atrevería a decir que un contrato verbal para las partes.

Las expectativas de los técnicos de enfermería se han visto totalmente defraudadas y se ha incumplido de forma flagrante lo acordado de manera expresa por parte de la Directora General por lo que cualquier acción que emprenda el Sindicato de Técnicos de Enfermería es absolutamente legítima y merece el apoyo y la solidaridad de todos los ciudadanos. Es una crueldad jugar con el pan y los puestos de trabajo de los técnicos y más aún hacerlo en tiempos de crisis.
 

“Que la tierra te cuide por mí”

Este epitafio se encuentra grabado en el corazón de piedra de una lápida funeraria de la época del Imperio Romano y quienes acuden a visitar el museo no pueden menos que sentirse conmovidos ante ese último adiós de una madre a su hijo. En una despedida sencilla y a la vez profunda, de los cuidados amorosos de la madre al cálido abrazo de la tierra, el niño no se quedaba sólo sino que alguien le acogía.

Y he querido dedicar el recuerdo de la frase que emanó hace tantos siglos del corazón de una mujer de la Antigua Roma, a la madre de Juan Vivas, que en estos momentos no es el político sino sencillamente “el hijo de Isabel Lara” penando a la madre ausente, con la dureza del duelo que llora la partida del vientre que te ha parido. Cantar al recuerdo con la elegía de Miguel Hernández “Temprano levantó la muerte el vuelo/ temprano madrugó la madrugada /Temprano estás rodando por el suelo”

“Quiero escarbar la tierra con los dientes/ quiero apartar la tierra parte a parte/a dentelladas secas y calientes”.

Muchas serán las expresiones de condolencia que el hijo de Isabel Lara va a recibir en estos días de noviembre cuando el tiempo amenaza lluvia, frases de cercanía emocional lamentando la pérdida de ese fragmento esencial de la vida de todo hombre que es la madre. Toda una existencia compartida y la dicha de Isabel por haber sido durante años la mujer más vitoreada de Ceuta porque no hay quien no haya jaleado a su hijo con un “¡Viva la madre que te parió!” ¿Y cómo de orgullosa se sentía Isabel por el niño que le había tocado en suerte? Porque es muy grande que unos padres se enorgullezcan de esa troje de la mies que es un buen hijo. Y grande tener al hijo a la vera en el momento de marchar hacia el otro lugar y que el hijo, como cristiano, sepa que la muerte no existe porque el alma es inmortal y así nos lo han enseñado y lo hemos creído con una fe rotunda que sale de las tripas y del corazón. Pero el hijo de Isabel se sentirá lacerado por la ausencia, por una distancia que no es la de la canción “dicen que la distancia es el olvido” sino todo lo contrario porque hace revivir recuerdos quietos y dormidos, aromas y sabores escolares a goma, lápiz y tiza, a meriendas de invierno y almuerzos de verano, a la emoción de la Primera Comunión y el tufillo de las aulas del bachillerato. ¿Y cómo huelen los armarios de las madres, esos donde está prohibido tocar? Para mí que tienen un fondo de perfume y un rumor de sedas.

Lo importante es rebañar bien los recuerdos para que ninguno se deslice por las grietas de la memoria, porque lo que fue y lo que se vivió es tan real como el hoy y como el mañana, son simples secuencias de un universo cuántico en el que todos, bien aquí, bien en el otro lugar, somos emanaciones de la Gran Mente Universal. Para quienes nos consideramos creyentes la muerte no es más que una vuelta a casa, el recorrido por el túnel hasta la luz de Dios siempre acompañados por los Ángeles Custodios y allí reencontrarnos con aquellos a quienes hemos amado en la vida y después de ella. ¿O es que porque Isabel haya partido va a dejar de querer a sus hijos? El amor siempre es más fuerte que la muerte y esa realidad se vuelve inconmensurable cuando el sentimiento emana de una madre. “Que la tierra te cuide por mí” ¿Epitafio o plegaria? Ambos igual de trascendentes por su significado. De la madre al hijo y del hijo a la madre.

Afortunada fue Isabel si pasó al otro lugar desde los brazos de su hijo, acunada y querida, porque el camino es más suave y más placentero cuando se parte lentamente, de forma gradual , sin traumas ni sobresaltos, con tiempo para irse preparando y haciendo a la idea de que es el momento del “hasta luego” que no del “adiós” que suena más duro y definitivo. No hay en los cristianos lugar para el “adiós” porque nada finaliza porque no somos seres humanos en una aventura espiritual, sino seres espirituales en una aventura humana e inexorablemente tenemos que regresar al lugar del que procedemos. Y podemos hacerlo llenos de congoja o iluminados por la paz que da la satisfacción de la vida bien vivida y las cosas bien hechas, hechas como Dios manda, en una palabra. ¿Y presumirá Isabel de sus hijos ante los ángeles del Paraíso? ¿Y se perderá uno sólo de sus mítines o intervenciones? ¿Y no le besará cada noche y entonces Juan Vivas sentirá un leve picor en la nariz? (Cuando pica la nariz entre sueños todo el mundo sabe que te ha besado un ángel) ¿Y es que no seguirá más firme y presente que nunca en las vidas de los suyos este nuevo miembro de la corte celestial llamado Isabel?.

Pero a Juan le pesará en el pecho la ausencia con el peso de la lápida funeraria del niño romano, o más aún. Y es el momento de hacer un ejercicio táctico de fe y tomarse el pulso como cristiano, porque si se cree profundamente hay más consuelo y la pena es más por la distancia y por el tiempo que ha de pasar hasta el reencuentro. Isabel, viva en la Eternidad, seguirá así mismo viviendo en la tierra mientras no la olviden aquellos a quienes ama y como no la van a olvidar le queda por delante una larga estancia entre los suyos. ¿Que me imagine unos versos de Juan hacia su madre? Echo mano de Miguel Hernández:

“A las aladas almas de las rosas/ del almendro de nata te requiero/ que tenemos que hablar de muchas cosas/ compañero del alma compañero”.

Juan ,pertenecemos a la misma generación ¿La recuerdas cantada por Jarcha? Hazlo en honor de Isabel y envíasela a través de la luna de noviembre que luce sobre Ceuta.
 

Los millones de parados están contados,
los millones de pobres no

La actual campaña electoral ha tenido como sustantivo y punto de referencia el tema de los cinco millones de parados que son el resultado de una imprevisión total y de una absoluta falta de respuestas válidas ante la crisis económica. Pero, por más que se haya hecho referencia a los parados de larga duración y al paro en los jóvenes, con breve alusión al hecho de que los mayores de 45 años son quienes se han visto más afectados por la situación, las alusiones directas a la pobreza que sufren nueve millones de ciudadanos en España han escaseado. Se ha pasado de puntillas sobre los cerca de dos millones de vagabundos que viven en las calles y duermen entre cartones, muchos de ellos enfermos mentales a los que el Sistema abandona porque carecemos de una buena red de sanatorios psiquiátricos (antes llamados manicomios y clausurados a partir de los años 80 por indicaciones del psiquiatra americano Enrique Bergón que fuera Director de Salud Mental de California) repito, no tenemos una buena infraestructura de psiquiátricos capaces a los que derivar de manera forzosa a todos aquellos que se encuentren en situación de desamparo y aquejados por alguna patología.

Es cierto que existen albergues para los “sintecho” pero no pueden residir en ellos más que de forma esporádica y unas pocas fechas y los indigentes que presentan problemas de drogadicción, alcoholismo o enfermedades psiquiátricas, no se adaptan a las normas de las instalaciones, ni tampoco los albergues son el lugar idóneo para atender a personas enfermas. Con el problema añadido de que se encuentran en España miles de extranjeros sin ningún tipo de recursos viviendo de la mendicidad, comiendo de forma precaria en esos comedores de Cáritas que han tenido que volver a funcionar para alimentar, no sólo a los pobres de solemnidad, sino a personas empobrecidas por la ruina económica y a quienes reciben mínimos subsidios o pensiones de jubilación de miseria. A todos nos consta que para que en España comience una recuperación va a hacer falta tiempo, porque los “milagros económicos” se cuecen a fuego lento. Y los primeros favorecidos por un repunte en la creación de empleo serán los parados que posean experiencia laboral anterior en los cometidos que las empresas oferten que probablemente serán construcción, servicios, hostelería y técnicos. Pero muchas campañas agrícolas les quedan a nuestros “parados del ladrillo” hasta que el nuevo impulso empresarial sustentado en la apertura a la hora de la concesión de créditos, pueda absorber a todos los que pasaron al desempleo por la ruina de las empresas. Y muchas nevadas les quedan que encajar a los miles de trabajadores de diferentes ramas de la construcción que han tenido que emigrar a la emergente Rumania a construir sus autopistas y sus infraestructuras, hasta encontrar la oportunidad de poder retornar a España. La quiebra de la construcción ha metido a muchos de sus parados a jornaleros en el campo y a otros muchos a emigrantes. Y el problema añadido es que, en época de vacas gordas, miles de extranjeros trabajaban en la agricultura y muchos de sus puestos han sido ocupados por españoles, por lo que estas personas han quedado en la indigencia y sin ningún tipo de recursos, como ejemplo la campaña de la aceituna en Jaén o la fresa en Huelva donde, si contratan a extranjeros es a mujeres del Este de Europa y en sus países de origen lo que ha dado lugar a enormes bolsas de chabolismo y de pobreza que afectan a inmigrantes que, ni tienen trabajo, ni en mucho tiempo van a poder obtenerlo.

Esta reflexión sobre la pobreza de miles de extranjeros es al tiempo una durísima crítica a las políticas sociales y a la carencia de conocimientos sociológicos a la hora de gestionar la pobreza. Con más de cinco millones de pobres nacionales, la economía española no puede mantener durante años a casi el mismo contingente de pobres extranjeros, porque supone una sangría de las arcas públicas a lo largo del tiempo, cuando la auténtica política social coherente consistiría en cualquier país de Europa en repatriar por ley a estas personas a sus países de origen y siguiendo la política del premio Nobel Yunus, llamado el banquero de los pobres que ha sacado de la miseria a miles de personas en la India con la concesión de microcréditos para que inicien una actividad económica, que España hiciera un esfuerzo económico y de gran calado social concediendo a cada repatriado un microcrédito para que no lleguen a sus países con las manos vacías sino con una cantidad que significa una oportunidad. Eso es una muestra de buena política social y no permitir que los extranjeros sin trabajo ni perspectiva de conseguirlo, vivan en la miseria más absoluta y subsistan de lo que puedan conseguir en comedores sociales o en bancos de alimentos. Que es poco, porque estos servicios se encuentran casi colapsados por los pobres españoles.

Así considero que el gran tema obviado durante la campaña electoral ha sido la gestión de la pobreza, de la exclusión social absoluta ¿Será porque quienes duermen en las calles entre cartones o en los poco acogedores subterráneos del metro no suelen votar? Cierto es que mayoritariamente no votan, pero quienes sustentan el sistema económico y financiero con el sudor de sus impuestos que es de donde salen las ayudas sociales (el dinero no es del Gobierno desde el momento en que, por las noches, los Gobernantes no le dan al botón de la impresora y se lían a imprimir billetes de curso legal que luego utilizan como les sale de los cojones) esa España que madruga para ir a trabajar o para hacer las colas del INEM sí lo hace. Y el cambio y la renovación supone nuevas actitudes por parte de todos: Gobierno legitimado por el voto de los ciudadanos y ciudadanos que legitiman con su voto a los Gobernantes para realicen una impecable gestión siempre examinada con lupa y controlada por la ciudadanía.

Eso significa el cambio, la innovación y la regeneración : una nueva forma de hacer política y nuevas políticas para aplicar a todas las áreas, visto que los modelos de gestión de estos últimos años han sido una mamarrachería y de aquellas lluvias estos lodos. Pero, de los 9 millones de pobres ¿Alguien se acordará?
 

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