Me quedan seis meses para
jubilarme totalmente, a no ser que el futuro Gobierno me
exija estar currando hasta los 67, y entonces seré
definitivamente libre para hacer lo que se me antoje.
Dentro de lo que cabe y dependiendo de las posibilidades
económicas de entonces.
Aunque en seis meses puede ocurrir cualquier cosa.
Sobre el debate entre los dos rivales políticos (Rubalcaba y
Rajoy) solo diré que es una tontería, enorme tontería, con
un coste que sigue haciéndome dudar de la incapacidad
económica del país por salir de la crisis.
No estamos en un país con la democracia por bandera. Digo
esto porque en ese debate se ignora al resto de partidos
políticos en una discriminación manifiesta.
No estoy, nunca lo estaré, de acuerdo con esa postura de que
los partidos que hayan ganado más votos en pasadas
elecciones tengan más beneficios, de toda clase, en las
campañas electorales siguientes.
En una campaña electoral debe primar la IGUALDAD para todos
los partidos registrados. Si no están conformes con esa tan
cacareada igualdad, que no los inscriban en el registro de
partidos políticos.
Esa maniobra política, inspirada por quienes se aferran al
poder, implica que sea una democracia descafeinada (con esa
ley de D’Hont, donde el número total de votos no interviene
en el cómputo, aún más) y no muestre el verdadero resultado
de los votos.
Una verdadera democracia está en dividir el número total de
posibles votos por cada candidato presentado y el candidato
que llegue o pase del límite de votos marcado es el elegido.
La actual maniobra política, con las preferencias en
publicidad en detrimento de quienes menos o ningún voto
consiguió en pasadas elecciones, hacen que el juego de las
elecciones sea un juego con una trampa enorme, no escondida
en la manga si no a la vista de todo el mundo.
Si todo el mundo tiene derecho a votar… ¿a ser elegido en
igualdad de condiciones no?
Lo mismo pasa con las subvenciones a los partidos políticos
para hacer campaña electoral. Cuentan más los votos
conseguidos en pasadas elecciones que los posibles en una
nueva puerta abierta a la esperanza democrática.
Así parten con clara ventaja informativa y electoral los
partidos mayoritarios.
Otra cosa descojonante es la presentación de partidos
políticos a las elecciones generales y que sólo representan
una pequeña parte de todo el territorio nacional (partidos
representativos de las comunidades autónomas como BNG, CiU,
PNV, PSA, etc).
Se les debería exigir que se presenten por todo el
territorio nacional para concurrir a unas elecciones
generales.
Otro gallo cantaría.
Estoy totalmente en contra de la mayoría absoluta obtenida
con ese tipo de maniobras políticas.
Los problemas de un país se han de resolver mediante
consensos democráticos y no sólo por la disciplina de
partido.
Que un partido imponga cierta tendencia de gobierno,
aconsejado en su mayoría por el capital y por gente
interesada en exceso por su propio beneficio, es considerado
siempre como una autocracia autoritaria regida por intereses
particulares. Lo mismo sea de derechas que de izquierdas.
En nuestro país, pese a lo que diga nuestra Constitución, el
pueblo NO es soberano, lo es el capital y la gran banca.
Imponen hasta el papel higiénico con el que se limpian sus
honorables posaderas.
La igualdad no existe en este país, solo existe para el
sector feminista, por las miles de muestras que así lo
confirma. La policía es la mejor prueba del dominio
capitalista. Estos, los del capital dominante, se ponen la
constitución por montera.
En fin. La vida sigue, yo también aunque bastante
desilusionado, cuando no amargado.
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