PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 10 DE NOVIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

El paro
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El paro sigue aumentando mientras los políticos no saben lo que hacer para solucionar un problema que puede convertirse en un estallido de necesitados que pongan bocabajo el sistema democrático. Y es que todas las vías apuntadas para conseguir rentabilizar el funcionamiento de la economía tienen un denominador común: generan paro.

El paro es lo que se produce cuando las grandes empresas, las empresas transnacionales, no consiguen los beneficios que tienen previstos. Si a las multinacionales les fuera posible producir por medio de robots y microelectrónica, no dudarían en eludir la mano de obra de los humanos.

Y si no lo hacen, verdad de Perogrullo, es porque no tendrían los suficientes consumidores para comprar todo lo producido. Los políticos están sometidos a la voluntad de los grandes capitales. Los políticos son todos, y en todos los sitios, unas marionetas al servicio de la voluntad del capital que actúa en la sombra.

Al paro no se le ve solución. Al menos a corto plazo. Su volumen puede verse estancado o disminuir en los países de tecnología más avanzada. Nosotros, los españoles, sabemos que no estamos cualificados para salir adelante en momentos donde las exigencias de productividad son máximas.

España fue siempre un país pobre. Y por ser pobre, los españoles fuimos siempre insolidarios. Y esa insolarilidad se está viviendo ya a pecho descubierto. El interrogante pendiente es saber si los males que padece la economía mundial son pasajeros, si van a superarse para dar paso a un nuevo período de prosperidad o si, por el contrario, se trata de males endémicos que está configurando una nueva forma de vivir.

Una forma de vivir donde se obliga a la clase media a darse cuenta de que el ritmo de vida que llevaba resulta imposible de mantener. Máxime cuando los chinos trabajan duramente, cobrando tres perras, e inundando los mercados occidentales de productos a precios de gangas. Cierto es que en China existe una dictadura y, sin embargo, sus dirigentes no le hacen ascos a una economía liberal.

Tal es así que en los años ochenta los chinos debían dinero a más de medio mundo, y ahora son ellos los que están sirviendo de prestamistas. De prestamistas de mucho fuste. Gracias a la productividad.

La productividad de los chinos es la que los empresarios españoles sueñan. Los empresarios españoles y los de todo el mundo occidental. Es decir, que se está procurando por todos los medios que los obreros rindan cada vez más con menos salarios. Lo cual está reñido, indudablemente, con la democracia capitalista. La idea de una economía exclusivamente regulada por el mercado, al margen de todo control político-social, es obviamente absurda; el movimiento incontrolado de los capitales financieros es peligroso; por más que resultaría improcedente volver hacia formas caducas de economía dirigida ni hacia Estados proteccionistas.

Resumiendo: nos esperan años complicados. Tan complicados como para que Mariano Rajoy, en cuanto llegue a La Moncloa, se sienta perdido. Y comience a desbarrar. A hablar solo por los pasillos de la mansión. Y a darse cuenta de que su mujer cambia de carácter y le echa en cara sus ambiciones políticas.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto