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sociedad - MARTES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2011


Los sacrificios tras finalizar los rezos.f.r.

festividad aid-el kebir
 

Los musulmanes ceutíes celebran su día más grande con el sacrificio de más de 5.000 corderos

Las 17 carpas ubicadas en las distintas barriadas de la ciudad tuvieron una actividad frenética desde las diez de la mañana, que fue cesando a partir de las dos y media de la tarde
 

CEUTA
José Manuel Rincón

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La ciudad de las cuatro culturas vivió ayer la que es una de las festividades más arraigadas entre una de sus comunidades, la musulmana, que celebró el Aid-El Kebir, comunmente conocida como el Día del Cordero o del Sacrificio. Los más de 35.000 creyentes en Ceuta cumplieron con el rito y dieron muerte a unos 5.000 borregos a lo largo de una jornada en la que las familias se reunieron en torno a la mesa para evocar la historia bíblica en la que la Divinidad evitó en el último momento que Abraham sacrificara a su hijo.

Se trata, sin duda, de la mayor celebración del calendario lunar musulmán, que conmemora aquello que relata, curiosamente, tanto el Corán como el Antiguo Testamento: el profeta Ibrahim –Abraham para el Cristianismo y el Judaísmo– debía sacrificar a su hijo Ismael –que según la Biblia era Isaac– para mostrar su total sumisión a Dios, como la divinidad le había ordenado; pero en el momento de realizar su gesto, Dios paró su mano y le ordenó ejecutar en su lugar a un cordero.

La festividad de la Pascua Grande (Aid-El Kebir) más conocida como el Día del Cordero o del Sacrificio congregó a los más de 35.000 musulmanes existentes en Ceuta para cumplir con el rito y sacrificar a unos 5.000 borregos a lo largo de una jornada festiva, tal y como recoge el calendario por segundo año consecutivo.

Los sacrificios comenzaron al concluir el rezo de la mañana. Unos musulmanes lo hicieron en sus casas –cada vez son los menos ya que no es lo más indicado por motivos higiénico-sanitarios–, y otros en alguna de las diecisiete carpas habilitadas por la Ciudad.

Las Consejerías del Gobierno de Ceuta a las que atañe esta Festividad, Medio Ambiente y Servicios Comunitarios y Barriadas, Sanidad y Presidencia y Gobernación, trabajaron conjuntamente para la limpieza previa y posterior y la instalación de las carpas y los grifos para evitar que las calles se convirtieran en ríos de sangre.

Las carpas comenzaron pronto a notar una actividad frenética en esta fiesta que resulta ciertamente sangrienta para un no musulmán.

Las carpas, que contaron todas con sus matarifes profesionales, se colocaron en las zonas con más profusión de población musulmana: Príncipe Alfonso, Poblado Legionario, Príncipe Felipe (2, una de ellas es nueva), Loma Colmenar, Miramar Bajo, Rocío, Villajovita, Sidi Embarek, Pasaje Recreo, Estación Ferrocarril, Sardinero, Benzú, Bermudo Soriano, Varela, San José y Tejar de Ingenieros (nueva).

Asustados, los corderos esperaban su turno, pero no tenían mucho tiempo para lamentarse desde que llegaban a la carpa y su cabeza se sitúaba mirando a La Meca y se veía sorprendido por el cuchillo que lo degollaba rápidamente si el matarife era eficaz, como así debe ser.

A cada cuchillada, la sangre –llama la atención su color tan claro– se extendía lentamente por los dibujos de las baldosas de la calle, mientras el animal expiraba durante unos segundos.

La matanza se acompañó, por su puesto, del consumo de copiosos asados que durante los dos próximos días que dura la fiesta se degustarán en las mesas musulmanas.

El referente mundial de esta Festividad está en La Meca, donde millones de peregrinos –entre ellos decenas ceutíes– viven también su día del cordero. Hace ya años que el Gobierno saudí prohibió la matanza libre de borregos, para evitar problemas sanitarios, por lo que el sacrificio se hace comprando unos bonos al Estado para que sus matarifes hagan el trabajo. Y es que la tradición se ajusta a los nuevos asépticos tiempos.
 


Sacrificios en porches, zonas ajardinadas y plazoletas

Si es cierto que cada vez son más los vecinos musulmanes que se acercan hasta las carpas instaladas por la Ciudad para la festividad del Sacrificio aunque todavía hoy en día existen musulmanes que, atentando contra seguridad higiénico sanitaria e incluso contra las normas de civismo, sacrifican a sus animales en los portones o aledaños de sus viviendas como tal y como fue ayer testigo EL PUEBLO en Loma Colmenar, donde ciertamente la gran mayoría de los vecinos llevaron sus animales hasta la carpa para sacrificarlo pero otros degollaron a sus corderos en las zonas ajardinadas, porches o plazoletas de esta barriada.
 


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