El entorno de la nave de ‘Alta Cocina Julián Muñoz’, una
pequeña parte de las 25 hectáreas urbanizadas en Loma
Colmenar, ha quedado intransitable a pesar de las quejas de
su propietario a los responsables de la obra del vial
durante su desarrollo. El empresario advirtió de la
situación a la constructora, ‘Vías y Obras’, y la ha
denunciado a través de este medio en dos ocasiones, pero no
ha logrado que, al menos, y tal como pedía, el acceso a su
negocio quedara como antes de llevarse a cabo la actuación.
La última respuesta de la promotora, SEPES, antes de
entregar el vial fue que se había ejecutado “la obra
comprometida”.
El entorno de la nave de ‘Alta Cocina Julián Muñoz’, en Loma
Colmenar, ha quedado intransitable. A pesar de las quejas
del empresario, que ha advertido de la situación a los
responsables de la obra y la ha denunciado a través de este
medio en dos ocasiones, no ha logrado que, al menos, y tal
como pedía, el acceso a su negocio quedara como antes de
llevarse a cabo esta actuación.
La primera vez que el propietario de esta pequeña industria
se quejó de los problemas que tenían para trabajar fue el
pasado mes de mayo. Para entonces, la obra del vial, de 1,5
kilómetros, estaba bastante avanzada y, el entorno de las
naves, adecentado con una plataforma de hormigón que permite
el acceso desde la carretera. Sin embargo, los pocos metros
cuadrados situados junto a la nave de ‘Alta Cocina Julián
Muñoz’ quedaron sin urbanizar. Desde entonces, existe un
desnivel entre la entrada al almacén y la acera muy difícil
de salvar con la maquinaria que se requiere para transportar
tanto el material con el que se fabrica el producto como
para almacenar los residuos que genera con el fin de que se
los lleve el camión de la empresa de limpieza pública.
El PUEBLO comprobó junto a los trabajadores las dificultades
y el peligro que conlleva esta situación en su quehacer
diario y su impotencia por una situación que no comprenden,
pues se trata de una superficie de muy escaso tamaño en
proporción con la obra desarrollada en la zona, con un
presupuesto de 22 millones de euros y que abarca un área de
250.000 metros cuadrados.
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La constructora argumentó que “no había presupuesto”
Las primeras quejas sobre el
estado en que se encontraba el entorno de las naves de Loma
Colmenar partió de varios empresarios en diciembre de 2010.
Los afectados denunciaban la imposibilidad de acceder a sus
naves, media docena, que habían quedado aisladas a causa de
las obras. Lo paradójico de este caso es que mientras el
problema de la mayoría de los negocios se resolvió al
avanzar la obra y dotarse la zona de una plataforma de
hormigón, el único punto que ha quedado sin urbanizar es el
pequeño espacio que rodea una de las naves, situada en un
extremo, la de ‘Alta Cocina Julián Muñoz’. En un principio,
SEPES respondió de forma positiva a la reclamación de este
empresario, que aseguraba que el problema se lo había puesto
la adjudicataria, Vías y Obras, cuyo responsable le dijo que
no había “presupuesto” para el remate que reclamaba. Sin
embargo, en el momento de entregar la obra, en julio, desde
la empresa pública se señaló que había ejecutado “la obra
comprometida”.
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