Sigue haciendo calor, al menos
aquí, aunque el cielo esté encapotado por negras nubes que
sueltan gotitas a las que se le quieren dar el nombre de
lluvia. No lo es.
Escribiendo de las ambigüedades del tiempo, por estas
fechas, entra en la paliza informativa las ambigüedades que
surgen en la campaña del PP.
Ante los ciudadanos dispuestos a votar, el PP modera su
discurso sobre la inmersión lingüísitca con una mesura de
las promesas y huyendo de la polémica, que les desbastaría
bastante la aspiración de obtener miles y miles de votos.
Estoy muy seguro que de todo lo que dicen o prometen los
peperos, en esta campaña para las elecciones generales del
20-N, sólo quedará patentizado el 15%. El resto es telón de
fondo para engatusar al electorado.
Ya es una costumbre, reiterada en todas las campañas
electorales, que el PP se coloque el disfraz de inocente
cordero sobre la piel de lobo feroz.
Me pregunto: Si ganan… ¿nos darán o no con vaselina? Como
hablan ahora con suavidad.
Los políticos corruptos no serán apartados; seguirán
dominando los mismos bancos con “sus mercados”; seguirá el
paro, incrementado con funcionarios dados de baja; seguirán
recortando servicios y entregándolos al sector privado;
seguirán desmantelándolo todo para entregarlo al gran
capital; seguirán los pasos de Grecia pero sin convocar
referéndum…
Votad, votad, hijos míos, luego nos arrepentiremos
lamentándonos y perderemos el tiempo. Al tiempo.
La subida del paro muestra la verdadera actualización de los
políticos de derechas, especialmente en Andalucía, Baleares,
Catalunya, Madrid… todas gobernadas por la derecha, a
excepción de Andalucía. Aunque se podría afirmar que los
actuales socialistas son también de derechas.
No es de extrañar este aumento si muchos funcionarios
(docentes, funcionarios administrativos y los del sector de
sanidad) se encuentran en la calle. No contamos a los que se
quedan más parados que el tranvía que adorna la plaza de
Granollers, los establecimientos del ramo de hostelería sólo
los utilizan en verano.
Lo malo de estos recuentos es que muchos parados están
trabajando (como autónomos o en empresas fantasmas) y sin
embargo no son tachados de las listas. Debería haber un
mayor control, como el que hacen cuando recuentan votos.
También deberíamos afirmar el porcentaje de trabajadores
inmigrantes en situación de desempleo. A éstos, con perdón,
se les debería decir, amablemente eso sí, que regresen a sus
países.
Los inmigrantes tienen que exigir, en sus propios países, lo
mismo que tratan de exigir aquí, que hemos llegado al límite
crítico de tolerancia.
Es demasiado fácil culpar a los socialistas de ésta
situación.
Tan fácil como provocar la dimisión de Papandreu. Todo aquel
que quiera establecer una auténtica democracia está
condenado a desaparecer. Ha de someterse, indefectiblemente,
al capitalismo puro y duro. De hecho, se señala al ex
gobernador del Banco Central griego, Lucas Papademos, como
su posible sucesor. ¡Capital al poder!
Papa… demos el poder al capital. Ambiguo y sencillo a la
vez.
¿Pedir la opinión, a través de referéndums, a la gente es
una mala noticia y una catástrofe?
Entonces resulta que es una triquiñuela, legal si se quiere,
ese artículo de nuestra constitución (redactado tan
ambiguamente como se quiera) que indica que el poder reside
en el pueblo soberano.
Con ello significo que, al votar, damos a los partidos un
cheque en blanco para que hagan lo que quieran. Como solo lo
hacemos cada cuatro años…
En fin. La vida sigue, yo también, sopesando serenamente
hacer o no uso de mi derecho al voto.
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