La educación es reconocida universalmente como el principal
factor de progreso de una sociedad moderna. En un mundo cada
vez más competitivo y exigente, la formación se revela como
el instrumento por excelencia para cimentar, de manera
satisfactoria, un proyecto de vida personal contribuyendo,
además, a proteger y consolidar los valores sobre los que
descansa la convivencia en un país democrático.
Podemos afirmar, con rotunda convicción, que el futuro de un
pueblo depende en gran medida de la eficacia de su sistema
educativo. Este hecho explica la enorme preocupación que
embarga a cuantas personas, entidades y colectivos integran
la comunidad educativa ceutí. Las cifras oficiales de
fracaso escolar en nuestra Ciudad son demoledoras. Más de la
mitad de los jóvenes no supera los objetivos mínimos de la
Educación Secundaria Obligatoria. Ante esta dolorosa
evidencia, hablar de futuro se antoja una quimera.
Nuestro sistema educativo no funciona correctamente. Se ve
mermado por un conjunto de problemas estructurales que
dificultan, cuando no impiden, que la labor docente se pueda
desarrollar con unas mínimas garantías de éxito. Sin
embargo, tenemos que manifestar, con gran pesar, que la
gravedad de la situación no se corresponde con la actitud
que vienen mostrando las administraciones públicas al
respecto. No percibimos la voluntad ni la ambición que se
requieren para abordar con determinación una empresa de
tanta envergadura.
Ceuta necesita una revisión profunda del modelo educativo.
Es imprescindible diseñar y aplicar nuevas estrategias
pedagógicas adaptadas a nuestra compleja realidad social,
articulando simultáneamente un inteligente plan
socio-educativo; es obligado redefinir las plantillas de los
centros para adecuarlas a las necesidades actuales,
priorizando la efectiva atención a la diversidad; es preciso
modernizar la normativa que regula el funcionamiento del
sistema en todas sus facetas; y con carácter de extrema
urgencia, es indispensable acometer un plan de
construcciones escolares que nos permita contar con una red
de centros capaz de albergar con dignidad a la totalidad de
la población escolar.
El principal problema que hoy padecemos es una insoportable
y progresiva masificación de la aulas. No se puede hablar de
calidad de la enseñanza cuando se supera de manera
generalizada el número óptimo de alumnos por grupo. La
masificación devalúa notoria e irremediablemente el proceso
de aprendizaje del alumnado, afectando en mayor proporción a
aquellos alumnos que menos posibilidades tienen de
complementar su formación al margen de la escuela. La
ciudadanía debe saber que así no es posible enseñar. Los
padres y madres deben saber que, en estas condiciones, es
imposible prestar a sus hijos e hijas toda la atención que
se merecen.
Así no podemos seguir. Es absolutamente irresponsable
mantenernos impasibles mientras se tambalea el futuro de los
jóvenes ceutíes. Quienes suscribimos el presente manifiesto
queremos hacer un llamamiento a toda la ciudadanía para que
se implique en una movilización social que permita superar
los problemas de nuestro sistema educativo. Así mismo,
emplazamos a los partidos políticos e instituciones
representativas con capacidad de intervención en la política
educativa, a asumir un compromiso cierto, materializado en
acciones concretas e inmediatas, que alumbre el insoslayable
cambio que necesita la educación en Ceuta.
|