El sector de la educación en España vive uno de los inicios
de curso más delicados de su historia reciente. El aumento
de las horas de trabajo para los profesores en algunas
comunidades autónomas y la previsión de recortes económicos
en este área han puesto a muchos docentes del país en pie de
guerra, llegando a convocar manifestaciones que en ciudades
como Madrid se repetían durante el mes de septiembre con la
sombra de una huelga general del gremio planeando en el
ambiente. El reciente informe Panorama de la educación.
Indicadores de la OCDE 2011, confirma entre otras muchas
cosas que los profesores españoles imparten más horas de
clase que la media europea, pero también cobran más. Incluso
las conclusiones de este informe, con datos no muy
diferentes a los de años anteriores, plantean más preguntas
que respuestas en cuanto al funcionamiento del sistema
educativo actual. Si en los últimos años hemos invertido más
en educación que la media de la Unión Europea (el gasto
público y privado por alumno sobre el PIB per cápita estaba
en 2008 en el 29%, tres puntos por encima de la media de la
UE) y también se han dado más horas de clase, ¿qué es lo que
falla? Y centrándonos ya en nuestra ciudad ¿qué es lo que
realmente sucede, al margen del resto de España, en este
desconcertante inicio de curso?
Elaborar un diagnóstico de la situación educativa en Ceuta,
la eterna ciudad a la cola en las estadísticas sobre
resultados académicos junto a Melilla, se traduce en un
complejo entramado de pros y contras, donde no deja de ser
cierto que nos encontramos a la cabeza en cuanto a abandono
escolar (un 40,7% frente a la media nacional del 28,4%) pero
donde también hay centros educativos donde se han ido
produciendo mejoras significativas y de las que normalmente
nunca oímos hablar.
La dificultad de la ratio
Una primera consulta entre todos los sectores relacionados
con la enseñanza en la ciudad que incluye a los responsables
de la dirección provincial del Ministerio de Educación,
sindicatos, profesores, formadores de profesores y padres,
apunta hacia un lugar común en lo que se considera como el
mayor problema ante el que se enfrenta la educación ceutí
este curso: la elevada ratio de alumnos por aula y profesor.
La masificación de las clases y la necesidad de nuevos
centros educativos afecta sobre todo a los primeros niveles
de la enseñanza, en Infantil y Primaria, área en el que en
los últimos cuatro años ha aumentado el número de
escolarizaciones nuevas en unos mil niños. Según datos de la
dirección provincial del Ministerio de Educación (ME) en
Ceuta, en 2008 el curso comenzaba con 9.361 estudiantes de
infantil y primaria repartidos en 384 grupos y con una ratio
media de 24,4, alumnos por aula. Cuatro años después el
total de alumnos admitidos asciende a 10.310 y las 403
unidades en las que se reparten consiguen mantener la ratio
en una media de 25,6 alumnos por aula. Para comprender el
esfuerzo del ME en escolarizar a todos estos niños habría
que tener en cuenta que durante estos cuatro últimos años no
se ha construido ningún centro escolar nuevo, mientras la
escolarización infantil ha aumentado considerablemente.
Poniendo estas cifras en perspectiva, en España la media de
alumnos por clase en centros públicos de Primaria se sitúa
en 19,8, por debajo de la media de la UE (20,0) y la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -
OCDE (21,4). Las cifras de Ceuta, muy por encima de estas
tres medias, están en el curso 2011-2012 en 25,6 alumnos por
aula.
En cuanto a Educación Secundaria Obligatoria, comparando el
curso que acaba de comenzar con el anterior, los datos
confirman también un aumento de alumnos en 2011-2012,
pasando de 3.947 alumnos en 2010 a 4.058 en este curso,
aunque esta última cifra podría variar ligeramente por
matriculaciones de última hora. Las ratios en Secundaria
varían entre los 20,9 alumnos por aula que tiene el IES
Almina de media y los 32 del Colegio Concertado Severo
Ochoa. De los doce centros que imparten ESO en Ceuta, nueve
de ellos tienen una ratio que se eleva por encima de los 26
alumnos por aula. De media, y según el informe Panorama de
la Educación, comentado anteriormente, en la primera etapa
de la Educación Secundaria los centros públicos españoles se
mueven en torno a los 23,5 alumnos por aula, igual a la
media de la OCDE (23,5) y algo por encima de la UE (21,9).
Mientras, los Centros privados tienen en España una media de
25,8 alumnos por aula.
Mientras la Dirección Provincial escolariza “como puede” al
100% de las solicitudes de escolarización (que han aumentado
de nuevo este curso, aunque en un porcentaje inferior a
2010) en una complicada operación que este año no cuenta con
aulas prefabricadas pero sí ha dado lugar “de manera
virtual” a lo que equivaldría a un nuevo centro escolar a
base de redistribución en las aulas, los sindicatos de la
enseñanza ceutí denunciaban a finales de septiembre que con
estas cifras resulta “imposible” luchar contra el fracaso
escolar y que, lejos de al menos establecerse, la situación
empeora.
¿Podemos entonces concluir que la elevada y creciente ratio
de alumnos es el principal problema de la educación en Ceuta
en la actualidad? Según un grupo de maestros y profesores de
secundaria, aunque se trata de un grave e importante
inconveniente que hay que atajar, no puede ni muchísimo
menos identificarse como el primer causante de los pobres
resultados académicos que alberga la ciudad autónoma. Como
algunos de ellos señalan, la realidad es mucho más compleja,
y el debate tendría ser enfocado desde una perspectiva más
amplia. ¿Deberíamos entonces remitirnos al argumento de la
dualidad lingüística de la población como punto de partida?
Según la opinión de un grupo de docentes que trabaja en la
ciudad autónoma desde hace una media de treinta años, las
dificultades derivadas del amplio uso del dialecto darilla
como primera lengua, tampoco serían el causante de los malos
resultados. “No es cuestión de idioma, sino de interés. En
mi aula el porcentaje de alumnos musulmanes supera en gran
medida al de niños cristianos, y esto no repercute para nada
en los resultados de cada uno de ellos”, dice uno de ellos,
profesor de educación primaria en el Colegio Público Vicente
Aleixandre.
Echando la vista atrás, cuando la masificación de las aulas
todavía no era un problema como el de hoy, los profesores
recuerdan los años en los que los alumnos, aunque no
hablaran una palabra de castellano al incorporarse al
sistema educativo, cogían gradualmente al resto del grupo,
sin que el hecho de provenir de un hogar en el que solo se
hablase darilla se convirtiera en una traba insalvable a la
hora de obtener buenos resultados escolares. “Hay que tener
en cuenta que el porcentaje de alumnos cuya primera lengua
es el darilla era mucho menor que ahora, por lo que la
inmersión lingüística era más efectiva”, explican los
docentes, mientras dicen que el porcentaje de alumnos
cristianos hoy, y por tanto con el castellano como primera
lengua es en muchos casos una minoría, cuando no una
auténtica excepción.
Un triángulo desequilibrado
Los profesores, conscientes del empeoramiento de su imagen
pública, más aún cuando se despierta el debate por el
supuesto aumento de horas lectivas de un colectivo criticado
históricamente por sus amplios periodos vacacionales, apelan
al compromiso de toda la ciudadanía para que se les deje de
señalar con el dedo como los principales culpables de que la
educación ceutí, y española por ende, continúe en esta senda
de retroceso.
Según argumentan los profesores, el problema es que la
educación es como un triángulo en el que a partes iguales
deberían participar el alumno, el profesor y la familia, y
si cualquiera de estos vértices falla, la fórmula no
funciona. “La labor educativa es de todos, y aunque esto es
obviamente nuestro trabajo, la responsabilidad del fracaso
escolar no puede recaer solamente en el docente”, afirman.
Los tiempos han cambiado mucho y los hogares se han
transformado en los últimos años, dicen los docentes, según
explican para muchos alumnos las personas de referencia y en
las que se fijan como modelo son los famosos con dinero, o
los contertulios en programas del tipo Salsa Rosa. “Hoy en
día lo tienen todo, no saben lo que es el esfuerzo, y han
perdido el respeto a la autoridad, porque saben que de todas
formas, seguirán pasando de nivel.”
Para los profesores, el hecho de que la igualdad sea un
imperativo para el acceso a la educación, es negativo si los
resultados académicos se igualan “por abajo”, ayudando a los
malos estudiantes a continuar en el sistema mientras los
buenos no reciben ningún tipo de recompensa por su esfuerzo.
Un ejemplo de esto serían las becas, cuya tramitación no
funciona como debería para este grupo de profesores. “El año
pasado comencé el curso con un grupo de unos treinta alumnos
de los que la mayoría, en cuanto recibieron su beca
económica, desaparecieron para no volver”, dice una
profesora de FP.
Amenazas, gritos, desafíos para ver quién puede más en la
clase, si el profesor o el alumno... éste es el pan de cada
día de números profesores en Ceuta, algo que muchos de
ellos, sobre todo los más jóvenes, no son capaces de
controlar y termina con situaciones de baja psicológica.
El lado positivo
Ahora bien, si hablamos de la educación como un triángulo,
tampoco está en los alumnos la culpa de que el sistema no
funcione, de hecho y, pese a ser todavía una minoría, hay
una parte del alumnado ceutí que destaca en su ámbito.
Además, según la tasa bruta de población que se gradúa en
ESO (un indicativo clásico con el que se mide el rendimiento
escolar), Ceuta experimentó en el curso 2007-2008 el mayor
aumento de titulados de toda España, pasando de un 52,3% de
los jóvenes a un 61,8%.
Desde el Centro de Profesores y Recursos (CPR) de Ceuta, su
directora, Maria José Navarro, abunda en las experiencias
positivas para la educación que se desarrollan desde hace
tiempo en muchos centros de la ciudad, grandes desconocidos
para la opinión pública local, que además ofrecen atisbos de
una incipiente mejora en el rendimiento escolar de los
centros donde se han puesto en marcha.
“La mayoría de los profesores en Ceuta son personas
comprometidas con el cambio, y que a través de formación
complementaria buscan nuevas fórmulas para mejorar el
rendimiento escolar. El Colegio Público Vicente Aleixandre,
que comenzó hace un año su transformación en Comunidad de
Aprendizaje, está viendo ya los primeros resultados del
programa en el que participa”. La Comunidad de Aprendizaje
es un modelo de enseñanza que se lleva desarrollando en
España y otros países desde hace años y que consiste en
integrar a toda la sociedad en el proceso educativo,
haciendo del centro escolar un lugar abierto y mucho más en
contacto con todos los actores sociales de su entorno.
“Incluso los profesores, en una evaluación anónima del
funcionamiento del curso, manifestaron que habían recuperado
la ilusión de enseñar, trabajando unidos por un sueño
común”, dice Navarro, que defiende la estabilidad en las
plantillas educativas para que los nuevos programas
optimicen al máximo sus resultados.
“Hay tal cambio de asignación de profesores en los centros
que hay que hacer un reciclaje permanente excesivo: no se
rentabiliza la formación del profesorado de un año para otro
en algunos sitios y el ME debería replantearse esto. Si un
equipo completo se embarca en un proyecto ilusionante e
innovador deberían rentabilizar la permanencia de ese
profesorado para su continuación en el programa al menos 3 ó
4 años. Si el resultado es interesante , ¿por qué no
renovarlo? la estabilidad de las plantillas es muy
importante para conseguir la eficacia en la formación y los
procesos de cambio”.
Así llegamos a otro de los puntos débiles de la educación
ceutí: el incesante cambio en los claustros de profesores,
que impide mayor profundización en las aulas.
En un artículo publicado recientemente en el diario El País,
el profesor de Lengua y Literatura de secundaria Fernando
López exponía que, dado el recorte de profesores en su
instituto madrileño, a lo largo de este curso tendrá que
impartir materias en las que no es especialista, como
filosofía, historia y geografía, cuando el año pasado fue
lengua española y alemán. López cuenta que invierte unas
cinco horas en preparar algunos temas, para los que
compagina el texto con material online. El profesor se
preocupa por motivar a sus alumnos, a los que no les vale
que alguien llegue para “vomitarles el contenido”. En Ceuta
la situación se repite, aunque dadas las reducidas
dimensiones del ámbito escolar en la ciudad, algunos de los
que sufren esta situación no quieren dar su nombre por miedo
a que esto pueda repercutir de forma negativa en el centro
donde trabajan. La directora del CPR, Maria José Navarro,
confirma que, aunque no es competencia suya, es una práctica
que se ha ido extendiendo en los últimos años y que “claro
que perjudica, es el problema de los cupos. Faltan
profesores en unas áreas y sobran en otras, pero pensar que
cualquier profesor puede dar una materia es un error”.
Quienes menos suelen opinar al final sobre si están
satisfechos o no con el sistema educativo son los alumnos,
protagonistas finales del proceso educativo que si no
encuentran el aliciente necesario en las aulas, terminan
buscándolo en otros sitios. Los jóvenes, en su mayoría
tienen la necesidad de aprender y la facilidad hacerlo, pero
ellos no pueden cambiar el sistema en el que se desarrollan.
Solo el conjunto de la sociedad, olvidándose del color
político de sus ideologías, puede promover el cambio en el
que nos veremos reflejados el día de mañana.
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