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OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE OCTUBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Comisión antiviolencia
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

De siempre, hemos oído decir, y razones hay para ello, que si quieres que un problema del tipo que sea no tenga ninguna solución, lo primero que se debe hacer es formar una comisión para que lo trate.

Naturalmente, cuando se forma una comisión para estudiar y tratar de atajar cualquier problema, los miembros de esa comisión no son ni trabajadores, ni, mucho menos, expertos en esa materia, con lo que pasa el tiempo, se reúnen cientos de veces y el problema, en cuestión, muere por sí solo o se queda sin solucionar para siempre.

Y esto es lo que está pasando con la violencia en el deporte, más concreto en el fútbol, que se anda por las ramas y no se abordan las raíces del problema, como tal.

Hoy en el fútbol, volviendo a los asuntos de la violencia, parece que todo el problema está en los aspectos racistas y que todo lo demás se vaya dejando pasar.

Y es que basta con que dos docenas de imbéciles se metan con un “moreno”, hagan tres gestos que le puedan denigrar, para que ya, de oficio, entre la comisión y al club o a los individuos esos “se les cae el pelo”. Y eso está bien, pero la violencia ni es eso, solamente, ni se queda, particularmente, en eso.

Recientemente acabamos de tener dos casos en los que la comisión ni ha entrado, ni parece que vaya a entrar, y creo que son más para estudiarse que cualquier otra chorrada de las que han abordado, de oficio, y con lo que ya se han justificado.

Veamos. En el encuentro disputado en el campo Vicente Calderón, cuando se enfrentaban el Sevilla y el Atlético de Madrid, una gran parte de una de las gradas y en repetidas ocasiones, cantó algo tan denigrante como:” ea, ea, ea, Puertas se marea”. Los gritos en cuestión son intolerables, porque iban dirigidos hacia un jugador que hace ya varias temporadas murió sobre un terreno de juego.

A instancias de la prensa, el presidente del Atlético de Madrid salió a justificarse y a pedir perdón. No había otra cosa pero, a estas horas, los imbéciles que corearon esas desagradables frases no han tenido ninguna denuncia, ni el Atlético de Madrid, tampoco, para tratar de identificar a todos o a una gran parte de aquellos gamberros.

La comisión antiviolencia no nos sirve.

Más recientemente, concretamente, en el encuentro del pasado jueves en San Mamés, dicen que la catedral del fútbol, en España, pudimos oír y ver como otro grupo grande, que ocupaba una o varias partes del graderío gritaba, en repetidas ocasiones:”españoles, hijos de puta”, y así en varias ocasiones.

Ese día, que sepamos, por parte de la directiva del equipo vasco, Atlético de Bilbao, nadie salió a pedir disculpas y la comisión antiviolencia, de momento, sigue dormitando y sin quererse enterar de todos esos problemas.

Pues bien, con todos los respetos para cualquier morenito o para otros a los que se hace una burla desagradable, me parece que es mucho más grave lo del Atlético de Madrid o lo de Bilbao, porque en este caso, en Bilbao se estaba insultando a cuarenta y cinco millones de españoles. ¿Dónde están los incompetentes de antiviolencia?.

Que esto último haya sucedido en San Mamés nos indica que “la catedral” ha dejado de ser tal y se ha convertido, si acaso, en una simple capillita. Dan vergüenza y asco.
 

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