En tiempos de crisis, no hacer
mudanzas. Siempre que llueve escampa. No hay mal que cien
años dure. Al hombre refranero se le suele tachar de maricón
o pilonero. Así que asumo las consecuencias de este primer
párrafo con el cual abro la columna.
Bromas aparte, Eduardo Punset, sabio él, dice que en
los momentos de crisis la gente suele decidir con el corazón
antes que con la razón. Y que en situaciones como la que nos
está tocando vivir los líderes deben ser jóvenes. Y nos pone
el ejemplo de la manada en la cual es joven el animal que la
lidera para llegar, por medio de caminos abruptos, al lugar
deseado.
Sea como fuere, uno entiende que, si en tiempos de crisis
hay también un período electoral, con lo que eso lleva
consigo, mucha gente puede llegar a comportarse de manera
muy distinta a como lo venía haciendo en condiciones
normales. Eso sí, uno, por haber cumplido ya muchos años,
confía ciegamente en que, cuando las aguas vuelvan a su
cauce, volverá a imponerse la razón.
A mí me gustaría, por ejemplo, razonar con José Fernández
Chacón, dentro de unos de meses, sentados los dos ante
media botella de fino, muy frío; de fino criado en El Puerto
de Santa María, que es el vino que debe presidir un buen
surtido de mariscos. Razonar sobre su estancia en Ceuta,
como delegado del Gobierno. Razonar acerca de su amistad con
Juan Vivas. De quien me dijo un día que es persona muy
agradecida y con la cual le ha sido muy fácil entenderse.
Es verdad que Fernández Chacón venía de pasar lo que no hay
en los escritos en Melilla, cohabitando con Juan José
Imbroda. Cohabitación que le pudo costar una enfermedad
al todavía delegado del Gobierno de Ceuta. En cambio, su
estancia en esta tierra le ha sido gratificante. Aunque él
se ha encargado de corresponder con creces al bienestar que
le ha producido su vivir aquí. Por más que haya tenido que
apechugar contra la irascibilidad y la falta de respeto del
secretario general de CCOO. Aunque tengo la certeza de que
con ese peaje se ha hecho Pepe, cambiando lo que haya que
cambiar, lo que se hacían las gaditanas con las bombas que
tiraban los fanfarrones…
A Fernández Chacón, metidos ya en faena, y tras una de esas
pausas indispensables para mirar hacia las aguas de la bahía
de Cádiz, le pediría que razonara el motivo por el cual el
Partido Socialista Obrero de Ceuta no supo nunca contar con
los servicios de un periódico afín. Antes le recordaría que
hubo uno que duró menos que Frasquito en el toreo. Ya
que fue cerrado por un transformista llamado Francisco
Fraiz. Jugada que hizo al alimón con alguien que en
aquel momento gozaba de gran poder en la ciudad. En fin,
cosas de andar por casa y que a nadie puede interesarles ya.
Como final de conversación, dedicada, mayormente, al
raciocinio, le pediría a JFCH su opinión sobre José
Antonio Carracao. La impresión que seguía teniendo de él
después de haber dejado de tenerlo a mano. Para completar
mis conocimientos del ahora candidato al Congreso.
Y aprovecharía el momento para decirle que a mí Carracao me
cayó siempre bien. Aun habiéndome visto obligado a decirle
que un político con sus aspiraciones no debía callejear
sometido a la tiranía de un teléfono portátil. Y acabaría
despidiéndome de él, de don José, con palabras de amistad.
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