La consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu,
presentó ayer en rueda de prensa dos piezas prefilatélicas
que se han encontrado en la catalogación del Archivo de la
Santa y Real Casa de la Misericordia, englobado dentro del
propio Archivo General de Ceuta. Son dos certificados del
siglo XVIII enviados desde la ciudad en 1778 y 1779 y
retornados con todos los pases y controles de su envío.
La consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu,
presentó ayer dos piezas prefilatélicas del siglo XVIII que
han aparecido en el proceso de digitalización y difusión de
los documentos contenidos en el archivo más importante de
Ceuta, el de la Santa y Real Casa de la Misericordia y que
forma parte del Archivo General de la Ciudad Autónoma. En la
presentación de estas piezas, que se han convertido en las
más antiguas de la ciudad, la consejera ha estado acompañada
de los responsables del Archivo, José Luis Gómez-Barceló y
Rocío Valriberas, y de Eduardo Martín, de la Agrupación
Filatélica de Ceuta.
Las piezas aparecidas se corresponden a dos cartas
certificadas desde Ceuta en 1778 y 1779. La primera tenía
como destinatario a Francisco Zurita, el mayordomo del Conde
de Valparaíso, que fue gobernador de Ceuta, y que se
encontraba en Madrid, y la segunda a Diego Carbonell, deán
de la Catedral de la ciudad, quien por aquel momento estaba
en Tarragona. Ambas misivas eran certificadas, por lo que
los comprobantes, es decir, las propias piezas, regresaron
de nuevo a Ceuta.
Durante la rueda de prensa se destacó que no es de extrañar
que estas piezas hayan aparecido en el Archivo de la Santa y
Real Casa de la Misericordia, el más importante de Ceuta,
con el fondo documental que abarcan la época comprendida
entre 1524 y 1871.
Según explicó Rocío Valriberas, la Santa y Real Casa de la
Misericordia es la segunda fundación que crearon los
portugueses, tras la de Lisboa, y desarrolló un papel
fundamental en la época. Estas piezas, anteriores al
nacimiento del sello, resultan “de gran interés” al ser las
más antiguas que se conocen. Hasta ahora este honor lo tenía
una que databa de 1800, que está documentada, pero que se
encuentra dentro de una colección privada de la que se
desconoce su titular.
El valor de estas piezas no solo es histórico, sino también
económico. El precio de salida de la última que salió a
subasta fue de 2.000 euros, y era del siglo XIX.
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