Cuando por razonamientos lógicos,
puesto que siempre he tratado de escribir razonando antes
cada cosa que voy a escribir, no entiendo algo o al menos no
acierto a comprenderlo porque la razón, sobre esos hechos,
se niega a aceptarlo. Trato de buscar siempre la solución a
esos enigmas tratando, por todos los medios a mi alcance de
entenderlos.
Hay dos temas que, por mucho que me lo expliquen y mucho que
los políticos u lo que sean que tampoco hay que exagerar, lo
repitan de forma constante, sigo sin entender, lo “pogre” y
“el Estado de Bienestar”.
Qué entiende, todos esos políticos y personajes del mundo de
las ciencias y de las letras, por “progresar”. Por lo visto
entienden por “progresar” lo contrario que pienso yo que
significa esa palabra, apoyándome en lo que dice mí pequeño
y viejo diccionario. Ese que tengo guardado en el cajón de
encontrar explicación a la palabra sobre la que tengo duda.
Apoyándome en lo que dice mí diccionario, ese pequeñito que
tanta sabiduría encierra, personalmente y en persona creo
con toda sinceridad, que se equivocan, esos que se hacen
llamar “progresistas” a los que se les llena la boca de
hablar de “progreso” cuando, realmente, deberían estar
hablando de “retroceso”,que seria lo más justo y razonable.
Porque, sin duda alguna, éste país nuestro ha experimentado
un retroceso general.
Naturalmente que pueden hablar de progreso todos aquellos
personajillos, que por arte de magia han conseguido ser los
nuevos ricos, que viven como dioses a todo lujo y sin
acordarse y enfadarse cuando alguien le recuerda, que aún
tienen la marca del aro del cubo pegado en el culo. Eso si,
eso es progresar ¡Anda que no han progresado algunos con la
llegada de la democracia!
Con esto de los “progres de pacotillas” me pasa exactamente
igual que con el Estado de Bienestar, que sigo sin entender
nada de nada de qué es eso del que tanto alardean algunos
políticos en sus discursos, asegurando que si ellos no
ganan, esa maravillosa situación de la que disfrutamos todos
los españoles, según ellos, que es y significa el Estado de
Bienestar desaparecerá. ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Uno, la verdad sea dicha, cuando escucha esos discursos que
vienen a decir “si no me dais vuestro voto, adiós el Estado
de Bienestar, que estáis disfrutando”, pone cara de tonto y
se pregunta, ¿será verdad qué existe el Estado de Bienestar
y yo sin enterarme?.
Pero enseguida acudo al razonamiento lógico del asunto y
empiezo a preguntarme. Si hay un Estado de Bienestar que
estamos disfrutando todos los españoles, cómo es posible
qué, con ese Estado, haya cinco millones de parados?. Y mí
razón no lo acepta.
Y sigo preguntándome, porque siento la necesidad imperiosa
de encontrar repuestas a mis preguntas. ¿Si además de tener
cinco millones de parados, Caritas le da de comer a más de
dos millones de españoles, dónde está ese tan cacareado
Estado de Bienestar del que gozamos todos los españoles, del
que tanto venimos presumiendo y aireando a los cuatro
vientos?.
Mí razón no lo entiende, y menos cuando el 20% de la
población española, esta por debajo del umbral de la
pobreza. ¿O no?.
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