La Comunidad Hindú comenzó a festejar ayer la llegada del
año nuevo con la celebración del Diwali, donde la luz
anuncia el regreso del príncipe Rama a su reino. En todos
los comercios hindúes de la ciudad entró la divinidad
Lakshmi, gracias a las ofrendas y los rezos realizados, para
otorgar prosperidad y riqueza.
Como ocurre en Navidad cuando los cristianos preparan
sabrosas comidas, acuden a las iglesias para hacer sus
donaciones, compran vestimentas para empezar con buen pie el
año, los hindúes celebran desde ayer el Diwali, la
festividad de las luces, que inaugura el nuevo año para esta
comunidad y anuncia el regreso del príncipe Rama a su reino
de Ayodhya, del que fue desterrado durante 14 años y al que
regresó tras su victoria sobre Ravana, rey de los demonios.
Según la leyenda, los habitantes de la ciudad llenaron las
murallas y los tejados con lámparas para que Rama pudiera
encontrar fácilmente el camino. De ahí la tradición de
encender multitud de luces durante la noche.
La divinidad que preside esta festividad es Lakshmi,
consorte del dios Vishnú. Ella es quien otorga la
prosperidad y la riqueza, por eso es especialmente
importante para los hindúes comerciantes quienes ayer
montaron un altar en sus establecimientos y realizaron las
ofrendas y los rezos con los que honrar a Lakshami.
Desde muy temprano, la comunidad hindú se reunió en su
Templo donde celebraron un Aarti muy emotivo. En ese momento
y ya en un ámbito más familiar, los hindúes celebraron
comidas familiares, rezos en sus casas y una cena en familia
en diferentes restaurantes de la ciudad.
Dentro del misterio de la noche abrieron todas las ventanas
y puertas de las casas y en cada una de ellas se realizó un
ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o una vela,
repitiendo el mismo mantra, para que Lakshmi entre para el
resto del año.
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