El pasado domingo, tras el
encuentro que disputaron la AD Ceuta y el Sporting
Villanueva pudimos comprobar, una vez más, la mentira que
acarrea el fútbol “semi profesional” y las diferencias tan
grandes que hay entre equipos de la misma categoría, mejor
dicho, que militan en una misma categoría.
De todos es sabido que el Ceuta de este año no es el equipo
rico de hace dos, tres o cuatro temporadas, cuando la Santa
Casa Madre, o sea se, el Ayuntamiento no escatimaba un euro
para ver si se lograba el ascenso, empresa en la que, hasta
el mismo alcalde estaba empeñado.
Aquel dinero, no digamos que fue tirado, pero sí que fue mal
empleado, y pasaron las temporadas sin que se dieran
noticias de tal ascenso. Hasta ahora el ascenso nunca llegó.
Con todo y eso, resultados a parte, el Ceuta, en sus
salidas, dejó una buena imagen y llegó a sus
correspondientes encuentros como uno de los equipos serios,
en todos los sentidos.
Lo que vimos el pasado domingo en Alfonso Murube, con el
visitante de turno, nada tenía que ver con un equipo serio y
bien programado. Aquello y sin que ninguna culpa tengan ni
los jugadores, ni los técnicos, venían como “una banda de
amiguetes”, cada uno con una indumentaria, según podía y
para llegar a Ceuta tuvieron que soportar una auténtica
odisea.
Salida de Villanueva del Fresno, localidad extremeña, muy
cerca de Portugal, a las seis de la madrugada. Comida, por
llamarlo de alguna forma, a base de bocadillos en la
cafetería de la estación marítima de Algeciras. Dificultades
para poder pagar los billetes del barco ..., en fin una
serie de calamidades, no a tono con lo que debe ser un
equipo en esta categoría.
Y esto trae como consecuencia una adulteración de la
categoría, quiérase o no, porque unos jugadores que llegan
en estas condiciones a un campo de fútbol sea en Ceuta, en
Sevilla, o en El Ejido, no están en condiciones perfectas
para disputar unos puntos con normalidad, con lo que, al
final de la temporada, hay ciertos resultados que pueden
influir seriamente en un título, un descenso, o una
clasificación final.
Situaciones como la del Sporting Villanueva deben hacer que
los organismos rectores de estas categorías tomen medidas, a
priori, antes de que vayan a comenzar las competiciones, a
base de avales que garanticen la seriedad y así todos los
que lleguen a una competición lo harán en unas condiciones
económicas similares, para lo indispensable, con lo que no
habrá equipos que estén más pendientes de si van a cobrar
que de entrenar en condiciones y jugar lo mejor que pueden y
saben.
Y es que la segunda B, especialmente, es una categoría del
quiero pero no puedo. Es una categoría que nació con un solo
grupo o a lo sumo dos, para contentar a alcaldes y políticos
que habían perdido su categoría en Segunda División y a los
que eso de la Tercera les sonaba a muy poco.
En definitiva, nació la Segunda B para que pudieran presumir
muchas ciudades y sus responsables. Lo malo es que ese
presumir costaba dinero y cuando no hay aficiones fuertes y
no pueden darse subvenciones, muchos equipos se encuentran
en la categoría pero sin medios para poderla afrontar.
En esta situación se encuentra el Sporting Villanueva, ese
equipito de Villanueva del Fresno que si no se tuviera que
estar preocupando del comer, también, y se preocupara sólo
de jugar, no pasaría apuros para mantener la categoría con
dignidad y solvencia. Aquí en Ceuta, incluso perdiendo,
demostraron vergüenza deportiva, de principio a final del
partido.
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