Quiero relatar para conocimiento de todos los ciudadanos el
incidente que el pasado sábado 22 de octubre me ocurrió en
el control de vehículos de la Guardia Civil cuando me
disponía a embarcar junto a mi mujer en el Fast - Ferry de
la naviera Acciona de las 12,30 horas de la mañana.
Casualmente fuimos los primeros en llegar al control de
vehículos de la Guardia Civil, el cual se encontraba todavía
cerrado por lo que detuvimos el vehículo en espera de que
dicho control se iniciase y llegasen los agentes encargados
del mismo. Detrás de nosotros comenzó a formarse una fila de
vehículos en espera de que dicho control se iniciase.
Como quiera que el tiempo pasaba y allí no aparecía nadie,
cometí la “osadía”, de la que más tarde me iba a arrepentir,
de asomarme al interior de las oficinas de dicho cuerpo
armado y preguntarle a los agentes que allí había, con la
máxima educación, que si se iba a iniciar ya el control
porque la hora de salida del buque estaba ya próxima.
Dos de los agentes me indicaron que ya se iba a iniciar,
pero a uno de ellos, el más joven, no debió gustarle mi
inquietud al respecto y me recriminó mi actuación
indicándome que estaba trabajando, que quién era yo para
decirle lo que tenía que hacer y me ordenó que me subiese al
coche, indicándome que “ahora te enseño yo que es la
educación”.
Con cara de estupor me volví a mi vehículo y se lo conté a
mi mujer con gran incredulidad. Al momento se inicia el
control y se dirige a mi vehículo el guardia civil más
joven. Lo primero que hace es solicitarme mi documentación
personal la cual se lleva a la oficina para examinarla
durante varios minutos.
Al rato vuelve y comienza una humillación sobre mi persona
que hasta ahora yo creía que sólo podía ocurrir en series
televisivas o en países que violan los derechos
fundamentales de las personas.
Me indica el agente que salga de mi vehículo y le acompañe a
un rincón del control ( supongo que sería donde las cámaras
no podían vernos) y allí con la porra en mano y en actitud
amenazante me dice que soy un mierda, que si yo sé que es la
guardia civil, que él es una autoridad y el que manda allí,
que tiene el poder en esa “puta aduana”, que si él quiere me
pega ahora mismo una paliza, que si él quiere pierdo el
barco, que le mirase a los ojos que antes era muy valiente
….. Mi mujer no viendo normal todo lo ocurrido se baja del
coche y se dirige al rincón donde él y yo estamos,
rápidamente me dice en voz baja que le diga que se vuelva al
vehículo ya que lo que buscaba claramente era la intimidad y
que no existieran testigos de los hechos, indicándome a
renglón seguido “mira que hombre de mierda eres que tiene
que venir tu mujer a defenderte”.
Continúa “la autoridad” preguntándome donde trabajo y a qué
me dedico, le hago saber que tengo tres tiendas en esta
ciudad y me responde diciéndome que me tiene fichado, que a
partir de ahora me va a amargar la existencia, que me
prepare.
Por fortuna y gracias a Dios, soporté estoicamente estas
humillaciones sin rechistar y sin pestañear, ya que estoy
seguro que si llego a reclamar mis derechos pierdo en ese
momento el barco y quizás mi libertad, ya que la actitud de
esta persona era impropia del Cuerpo que representa y
buscaba a toda costa la provocación y que “pagase” por la
osadía cometida.
Afortunadamente y al ver que me estaba tragando todas sus
humillaciones y que sus compañeros le decían que ya estaba
bien, que había muchos coches detrás mía, me dejó volver al
vehículo y marcharme en dirección al barco, no sin antes
indicarle mi mujer a sus compañeros que no sabía por qué me
había hecho eso ya que yo le había hablado en todo momento
con la máxima educación. La respuesta de éstos fue
simplemente asentir con la cabeza y decirme “… ya pero el
compañero es así”.
De la rabia e impotencia rompía a llorar desconsoladamente
ya que no podía creer lo que me había ocurrido.
Sé que actitudes como éstas deben denunciarse ante los
Tribunales de Justicia, lo que pasa es que al haberse
asegurado dicha persona de que no existan testigos de los
hechos, en el Juzgado será mi palabra contra la de un
“Agente de la Autoridad”, y consiguientemente saldrá con
toda seguridad absuelto de los hechos por mí denunciados, y
sinceramente no estoy dispuesto a soportar una segunda
humillación.
Soy consciente de que esta carta no me va a reparar la
humillación sufrida ni las noches que llevo sin dormir desde
entonces, pero lo que si busco es, por una parte, que la
gente sepa que desgraciadamente existen personas como la que
yo tuve la mala suerte de toparme el pasado sábado y que si
se la encuentran deben mantener a toda costa la calma y
tragarse su orgullo para intentar salir airosos de ese mal
trago y evitar que el personaje de turno se salga con la
suya.
Pero también busco que los Altos Mandos de la Guardia Civil
lleven a cabo una investigación interna de los hechos
ocurridos y acaben con estas manzanas podridas que empañan
la noble actividad de la Benemérita, y que pese a ello en mi
caso no van a hacer perder el respeto y admiración que
siento por ese Instituto Armado. Por ello a pesar de todo …
¡¡¡¡¡ Viva La Guardia Civil !!!!!|
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