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sociedad - DOMINGO, 23 DE OCTUBRE DE 2011


ana serrano. cedida.

entrevista / ana serrano mazo, Arquitectura total
 

Ana Serrano: «La emoción
del espacio arquitectónico la
siente todo el mundo»

Me da rabia que las revistas de arquitectura
estén llenas de fotos de espacios vacíos, lo que me conmueve es el espacio habitado
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La pasión por la arquitectura en cada una de sus fases, desde el momento en que se piensa cómo materializar un sueño, hasta el último detalle en la decoración de un espacio, es desde hace casi una década la forma de vida de Ana Serrano Mazo (Ceuta, 1978), un talento en su campo que ha llegado a trabajar con profesionales de la talla de Norman Foster y Richard Rogers (ambos premios Pritzker) y que desde hace ya algunos años opera desde el estudio que fundó en Londres junto a la también arquitecta Elantha Evans: Serrano Evans Partnership.

Nacida en Ceuta en 1978, se licenció en Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, tras haber cursado estudios de danza y piano en Ceuta en su infancia y juventud. Tras trabajar con los arquitectos José Luis Penelas y Adela Ramos en Madrid, entra a formar parte del equipo de Estudio Lamela que, junto a Richard Rogers, desarrolló la T-4 del Aeropuerto de Barajas, premiado con el premio Stirling. Hasta 2004 continua trabajando en colaboración con Richard Rogers Partnership y otros estudios, hasta que decide cursar un master en escenografía en la escuela de arte y diseño londinense Central Saint Martins. Tras colaborar con la arquitecta y escenógrafa Anne Minors, en proyectos que incluyen trabajo para Norman Foster o Zaha Hadid ingresa en el estudio de arquitectura Make Architects, trabajando en el diseño y construcción de ‘55 Baker Street’. Durante este periodo funda su propia compañía, ‘Serrano Evans’ junto a la también arquitecta Elantha Evans con la que sigue trabajando en la actualidad. Entre sus producciones artísticas destaca la dirección y coreografía en el festival ‘Secret Tate’ (Tate Secreto) llevado a cabo en 2007 en el museo Tate Britain de Londres. De forma paralela al trabajo que desarrolla desde su estudio, Ana Serrano ha impartido seminarios y ha sido personal docente en la ETSAM de Madrid, la Universidad de Edimburgo, las universidades de Westminster y Southbank (Londres) y la Universidad de Bath, donde actualmente forma parte del departamento de arquitectura. Entre sus últimos proyectos se encuentra el primer taller internacional de Diseño de Espacios para la Liturgia Pascual en el siglo XXI, desarrollado en Madrid en julio de 2011.

Pregunta.- ¿Por qué decidió trasladarse a Londres?

Madrid y la arquitectura me absorbieron demasiado. Viví por y para la arquitectura durante ocho años y me agotó, así que me fui buscando nuevos horizontes. Mi primer empleo tras acabar la carrera fue trabajar con el arquitecto de mis sueños, Richard Rogers, haciendo un trabajo precioso [en la T-4 de Barajas]. Por eso después dije ¿y ahora qué? Después de haber estudiado piano y danza en Ceuta quería encontrar un sitio donde pudiera volcar todas mis inquietudes.

¿A dónde le llevó esa búsqueda?

Me hablaron de un master en escenografía relacionado con la performance en general, donde había que hacer de todo desde dirigir hasta interpretar e iluminar. Era un curso de un año y me hizo mucha ilusión poder entrar. Allí había gente de todas las esferas: directores de cine, teatro, escenógrafos, arquitectos... así que nos costó tres o cuatro meses acoplarnos y hablar “en un mismo idioma”. Con el proyecto final acabé durante cinco meses en Sicilia. Hicimos una gran performance con la Escuela de Bellas artes de Palermo y aquello fue impresionante, una revelación.

¿Por qué?

Lo que me encantó de aquello es que allí había espacio, objeto, iluminación, sonido, volumen sonoro que recorría el espacio... era una instalación que se recorría y tú tenías que experimentar. Me gustó mucho la sensación de la ‘edición del espacio’, esa en la que el espectador realiza su propio recorrido. Todo esto fue lo que finalmente me llevó a escribir la tesis sobre los intersticios de la arquitectura, el cine, la performance y el movimiento.

¿Qué relación guarda esto con su trabajo posterior?

Aquello me marcó mucho. Acabé el primer año en Londres absolutamente fascinada y decidí intentar buscar trabajo allí.

El cómo continúa la historia parece formar parte de un guión de cine. En un pequeño anuncio del periódico, Ana Serrano descubrió el reclamo para trabajar en la consultoría de teatro de Anne Minors, alguien desconocido para ella pero que pronto se revelaría como una extraordinaria arquitecta y consultora de espectáculos que diseñaba las cajas escénicas de teatro para importantes firmas en la capital británica. Después de una primera entrevista, pronto fue evidente lo que ambas tenían en común, por lo que Serrano comenzó a trabajar como ayudante de Minors, entre cuyos clientes se encontraban desde la Royal Opera House de Londres hasta el Ataturk Cultural Centre, en Turquía.

¿Cuál es la relación del teatro y la arquitectura? ¿Concibe la arquitectura como arte o como oficio?

La arquitectura siempre ha sido todo. Creo que desde finales del siglo XX nos han vendido una versión de la arquitectura que nos hemos tragado pero no tiene por qué ser así. Hoy en día te preguntan “¿qué tipo de arquitecto quieres ser: diseñador, director, project manager, comercial...?” yo no puedo elegir una especialidad. Veo el espacio en todos los sitios. Estamos hablando de gente y de cómo habita el espacio, pero como copiamos modelos americanos y ellos tienden a especializarse nos lo hemos creído. Ahora se estila la macroempresa de arquitectura, pero esto a principios del siglo XX no existía. En España mantenemos la cultura del estudio pero la verdad es que se está yendo al traste. Para mi el gran arquitecto debería ser como un director de orquesta, capaz de dirigir todo desde el principio hasta el final.

¿Y es algo que está desapareciendo?

Lo que más me molestaba de trabajar para otros en Londres era que quien diseñaba en el estudio no se involucraba con el cliente. Así empiezan a aparecer edificios en los que hay como una falta de amor y cohesión en el proceso que me parece muy triste. Los que todavía seguimos haciendo todo el proceso empezamos a escasear y se nos ve como algo que se puede valorar. No sé qué tiene esto de especial, o de raro...

Es lo que en su página web se describe como holístico, es decir, que integra todas las partes en un todo.

La parte que más me hace vibrar es esa donde la arquitectura y el arte empiezan a desdibujarse para emocionar a la gente, eso es para lo que yo vivo. Me encanta colaborar con artistas, gente que tiene su propia visión del espacio arquitectónico y lo interpreta . En líneas generales todo el mundo sabe de arquitectura, porque todos habitamos una casa, vivamos en una ciudad o en el campo. La emoción del espacio arquitectónico la siente todo el mundo.

Volvamos a Anne Minors, como volvió a trabajar en arquitectura desde aquel taller de cajas negras?

Me parecía muy bonito hacer proyectos pequeños después de estar en algo tan grande como el aeropuerto de Madrid, una obra que yo visitaba en coche dadas sus enormes dimensiones. Poco a poco me había ido dando cuenta de que estaba haciendo algo muy técnico. Entonces recibí una llamada de Make Architects, una importante firma de arquitectura que había fundado un polémico ex-socio de Norman Foster y que estaba empezando. Para entonces ya tenía la sensación de que estaba trabajando para el equipo contrario, que la caja escénica estaba muy bien, pero me apetecía descubrir otras alternativas y no era para lo que nos llamaban.

Ana Serrano aceptó. Pronto se vio inmersa en una de las primeras obras importantes de la firma, 55Baker Street, antigua sede central de Marks and Spencer que se iba a transformar en oficinas. Según recuerda, su experiencia inicial le resultó inquietante. “Entrar en el estudio de Make era como entrar en una universidad gigante, llena de muchísima gente joven trabajando con muchísima ilusión, pero con muy poca experiencia”.

Mientras trabajaba en el gran estudio, la arquitecta ya había comenzado a desarrollar Serrano Evans, que por primera le dio vez la oportunidad de encargarse de la transformación completa de una vivienda privada, atendiendo cada aspecto del cambio al detalle. De ahí a Kendalls Hall, el proyecto en el que más libertad ha tenido hasta ahora y que ha permitido a su estudio ingresar en la exposición ‘50 años de arquitectura en Londres’, expuesta este mismo verano en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Westminster junto a emblemáticos edificios londinenses como el National Theatre o el Lloyds Bank. Al terminar la estructura de la vivienda, Serrano Evans diseñó incluso los muebles que compondrían las habitaciones, la escalera, el mobiliario del baño... un trabajo total que culminaron con una performance dentro de la casa en la que se incluía música, danza y moda de la mano del controvertido diseñador español de Cibeles Carlos Diez Diez.

Creo en la idea que se construye, el espacio que se habita, se filma- explica Serrano-. Me da rabia que las revistas de arquitectura estén llenas de fotos de espacios vacíos, lo que me conmueve es el espacio habitado. Después, el material de video se utiliza para recrear el espacio arquitectónico en una galería de arte, y eso es lo que yo llamo arquitectura total . Por el tipo de persona que soy, para mi el arquitecto que firma la obra y no continúa en su desarrollo se queda corto. De todas formas, y aunque idealmente nos gusta hacer todo, no quita con que nos puedan contratar para partes aisladas del proceso.

Vive y trabaja en Londres, pero como arquitecta y como ceutí ¿qué opina de la Manzana de Álvaro Siza?

Es una pena que no esté terminada y no se haya ejecutado como estuvo concebida en un principio. En mi opinión le falta vida, es como un edificio roto antes de nacer, algo que tiene que ver con el espacio social que crea en el centro. Me resulta fascinante pero no deja de tener algo de siniestro. Tengo muchas ganas de verla habitada, de que la gente use los edificios, que se oigan las risas de los niños... las buenas plazas están llenas de ellos, y en esta plaza todavía no hay palomas.

¿Un espacio en Ceuta, un rincón predilecto?

Cualquiera desde el que se pueda ver el mar, el punto de fuga . Recuerdo que el mirador de San Antonio era uno de esos sitios donde iba a esconderme, a escuchar el sonido del viento o ver entrar los barcos cuando vivía aquí.

¿Volvería a vivir y trabajar en España?

Me gustaría ir a cualquier sitio donde pudiera hacer un proyecto interesante. Vivo de una forma en la que en cualquier momento pueda hacer las maletas e irme a donde haga falta. En los últimos cinco años he viajado para diseñar desde un aeropuerto en Rusia desde Malasia hasta un ático con encanto en Granada. Me gustan los retos y lo ambicioso de lo especial y la belleza.

¿Cómo construiría su propio espacio?

Se supone que el sueño de cualquier arquitecto es hacerse su propia casa, pero a mi me parece que sería un suplicio... nunca estaría acabado.
 

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