Un total de 181 animales, entre borregos y chivos, murieron
ayer. Los ganaderos esperaban la llegada de la ‘mercancía’
para venderlos de cara a la fiesta musulmana del Cordero,
prevista para principios de noviembre. Pero los animales
habían muerto durante el trayecto en barco a Ceuta, a causa
de que las temperaturas en el interior alcanzaron los
cuarenta grados, lo que provocó su asfixia. Las
lamentaciones de los empresarios eran, por un lado, el
sufrimiento por el que habían pasado los corderos; por el
otro, las pérdidas económicas que suponen estos hechos, y
que fijaron en 190 euros por animal.
“Llegaron muertos, asfixiados”, lamentaba Juan Carlos
Vallejo, propietario de la ganadería que lleva su nombre,
ubicada en el Serrallo. Cuando en torno a las 15.30 horas de
ayer, Vallejo fue a recoger los alrededor de 250 borregos y
chivos que venían en barco desde la península, se encontró
con que cerca de setenta estaban muertos. “Toda la tanda de
arriba”, explica el ganadero. “Asfixiados”, explicaba a EL
PUEBLO a la par que enseñaba el documento que recoge los
cambios de temperatura a los que se vieron expuestos los
animales: “Entraron en el barco a veinte grados, pero las
temperaturas subieron hasta los cuarenta, porque allí dentro
no había ni aire acondicionado ni condiciones adecuadas para
transportar ganado”.
Ceuta está en “temporada alta” en cuanto a borregos. Es el
preámbulo de la fiesta del Cordero, que la comunidad
musulmana celebra a principios de noviembre. Es la razón por
la que los ganaderos han aumentado sus pedidos a la
península. “Los camiones están perfectamente acondicionados,
y en los barcos, a veces se mueren uno o dos borregos
durante el trayecto, pero es la primera vez, en los 25 años
que yo llevo trabajando, que ocurre algo similar”, explicaba
Vallejo, quien lamentaba “el sufrimiento” que habían pasado
esos animales hasta morir por asfixia. No en vano, las
condiciones en las que llegaron -“hasta echaban sangre por
la boca”-, provocaron que alguno de los supervivientes se
muriesen a lo largo de la tarde. En total, se contabilizaron
71 animales muertos: unos cinco chivos y los restantes,
borregos.
Las lamentaciones eran también económicas. “Cada cordero nos
supone un gasto de 190 euros”, explicaba el ganadero. “Suma,
unos 14.000 euros que no sabemos quién se hará responsable
de pagar”, agregaba. Vallejo espera que sea el seguro del
barco el que asuma los gastos y les indemnice, pero “a saber
cuándo”, añadía.
En el barco también viajaban los animales de otro ganadero.
Un total de 110 borregos de la ganadería ‘Noor y Ramia’, que
regenta Mustafá, en Calamocarro, también murieron por la
misma causa. “Es un barco de Marruecos que tiene muy malas
condiciones”, explicaba uno de los trabajadores.
En total, entre las dos ganaderías, más de 180 borregos
murieron asfixiados, unos animales que habían sido, según
explican los dueños, “especialmente seleccionados” para ser
degollados en la fiesta del Cordero.
Silencio en la Consejería
Sonsoles Carretero López, una de las veterinarias adscritas
a la Ciudad Autónoma, dentro del área de Sanidad Animal, fue
la encargada de comprobar el estado en el que habían llegado
los animales. Según explicó uno de los ganaderos afectados,
la veterinaria les comunicó de que elaboraría un informe al
respecto a partir del lunes.
Por su parte, las fuentes oficiales de la Ciudad Autónoma
con las que este medio contactó no supieron dar respuesta
sobre cómo se procedería desde la Consejería de Sanidad y
Consumo a analizar este suceso, ni confirmar si, como los
ganaderos habían explicado, se procedería a la incineración
de los animales.
|