La intervención de Juan Luis
Aróstegui en el Pleno de ayer en lo relativo a un Pacto por
la Educación me pareció, sencillamente “irreal”. Habló como
es lógico del fracaso escolar y argumentó que “no se
encuentra repartido sino que, desgraciadamente, se concentra
en el colectivo musulmán” proponiendo como solución algo tan
singular como un “rearme afectivo” y “querer a los alumnos
porque son héroes”. Efectivamente, existen niños y niñas que
son heroicos, les he conocido en barriadas azotadas por la
marginalidad y por la droga, con uno de sus progenitores en
prisión, cuando no los dos y comiendo gracias a Cáritas,
niños con gravísimos problemas familiares y muchos de ellos
víctimas de malos tratos en sus casas, con la perenne
presencia de la asistente social “controlando” y el riesgo
latente de que si las familias están excesivamente
desestructuradas a los niños “los retira la Junta de
Andalucía”. He conocido a muchos pequeños héroes en la
Palmilla, en las Castañetas, en la Corta, en los Asperones y
ya no hablemos de los de las chabolas madrileñas. Hay muchos
que lo primero que les entra caliente por la mañana en el
cuerpo es la leche que les dan en la escuela. Sí, Aróstegui,
en la desgraciada España de ocho millones de pobres existe
mucha heroicidad. Pero nunca hasta ayer me encontré con la
sorpresa de que se pidiera públicamente un “rearme afectivo
y una revolución afectiva” porque “no se puede enseñar a
quien no se quiere”. Eso es, que nos lo cuenten a los niños
y niñas que padecimos las escuelas del franquismo, allí lo
que se dice amor no nos daban y de métodos didácticos
andaban un poco escasos, pero aprendimos y aquí estamos. Por
dos cosas: Porque había una durísima disciplina en el hogar
y en la escuela y nos “obligaban”a aprender y por otra parte
éramos muy conscientes de nuestros deberes y encima temíamos
las consecuencias del mal comportamiento. ¿Fuimos héroes los
niños y niñas del franquismo? Y cuando Aróstegui habla de
que “no se puede enseñar a quien no se quiere” ¿Se está
refiriendo a que los maestros de Ceuta no quieren a los
alumnos? ¿Y por qué no les van a querer? Faltan las razones
de ese “supuesto” rechazo o al menos las hipotéticas causas.
Y que no me hablen de la lengua refiriéndose a que los
alumnos hablan el árabe dariya, porque si esos alumnos son
españoles tienen que hablar, por su bien, el español y
estudiar en nuestro idioma oficial, sin que pueda existir
una especie de “segregación” por razones idiomáticas. De
hecho aclaro que entre las muchas nacionalidades que
concurren a la escuela pública española predominan los
rumanos y nunca jamás se ha hecho mención a que tengan que
serles impartidas asignaturas en rumano, al contrario, se
les obliga a la “inmersión linguística” por su bien y en un
curso ya hablan, escriben y estudian en español y encima
superan en capacidades a los nacionales. Y dejen a los
rumanos y cojan a los alumnos chinos, excepcionalmente
tenaces y competitivos. Supongo que en ese tema como en
otros, determinadas nacionalidades de inmigrantes tienen
mucho que enseñarnos y nosotros mucho que copiar de ellos,
porque son dignos de admiración. ¿Y que solución hay para el
fracaso escolar ceutí? ¿Impartir las asignaturas en un
idioma extranjero? Porque el dariya es lengua coloquial
marroquí y no se trata del árabe clásico que al menos podría
ser idioma vehicular para estudiar en determinados países.
¿Se encuentran concienciados los padres de los niños que
padecen fracaso de la importancia fundamental de la
educación tanto en la escuela como en los propios hogares?
En la Península existen innumerables “Escuelas de padres”
pero en Ceuta hasta el propio Aróstegui parece pasar sobre
el problema de puntillas, haciendo culpable a la ciudadanía
en general y sin duda a los maestros en particular. Un
consejo : en uno de los dominicales de hace un par de
fechas, creo que era en el de El Mundo aparecía un extensivo
análisis sobre la importancia fundamental de recobrar los
valores tradicionales en los colegios . Curiosamente se
hablaba de elitistas colegios privados donde los padres
llevan a sus hijos porque ofrecen una dura disciplina
británica donde tan solo está prohibido el castigo físico,
por lo demás es espartana. Y pagan una fortuna por ella,
porque funciona. ¿Un ejemplo? El Kings College madrileño,el
Pinosierra en Tres Cantos, el Monfort, el Saint Michael´s en
Segovia y todos los disciplinados y eficaces colegios del
Opus Dei repartidos por España. Y en la enseñanza privada no
se da la “revolución afectiva” ni el “rearme afectivo” sino
la exigencia de unas normas y castigos a los infractores,
más la expulsión a quienes no se atienen a las reglas,
porque para eso son privados. No, no es cuestión de “afecto”
sino de “auténtico respeto” al alumnado, obligándole a
asumir y seguir unas normas y unos principios e
inculcándoles hábitos de disciplina y de esfuerzo, a los
alumnos y a los padres de los alumnos. Con la ventaja de que
nunca he oído en Ceuta referirse al pavoroso fenómeno
andaluz de que, el niño absentista, el que no acude aseado,
el de mal comportamiento por no recibir educación en sus
hogares o el hijo o la hija que se encuentra desatendido en
algún aspecto “se lo lleva la Junta de Andalucía al
internado”.
La intervención de Aróstegui en plan “paz y amor” fue
irreal. De los años setenta cuando “los hijos de las flores”
idílica, bucólica y pastoril, amen de ineficaz. Hace falta
mucho más que “rearme afectivo” para paliar el fracaso
escolar, hacen falta diagnósticos por si existiera algún
déficit de atención, hace falta el informe del entorno
familiar, es irrenunciable el marcar pautas a los padres y
exigir que los hijos las cumplan. Y que el “rearme” sea de
valores, de principios y de normas de obligado cumplimiento,
sin opciones. Buena conducta= premio. Mala conducta=
castigo. Sin normas no se puede ni vivir, ni convivir, ni
prosperar, ni evolucionar, sin normas es el estancamiento,
la desmotivación y la intolerancia a la frustración.
Aróstegui, con su mejor voluntad, se equivoca, la educación
no va por ahí.
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OPINIÓN / SERPIENTE DE OTOÑO |
“Los papeles” |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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¡Santos Serafines tened compasión
de mí, alma perdida! Confieso que en el Pleno de ayer falté
a la caridad al sentirme especialmente burlona (es mi
defecto señero, lo admito) ante la detallada exposición del
portavoz de Caballas, Juan Luis Aróstegui sobre sus
amarguras y vicisitudes cada vez que quiere “un papel” del
Gobierno de la Ciudad Autónoma. Porque al sindicalista le
privan “los papeles” tiene querencia por los documentos, los
contratos, las actas, los requerimientos, los análisis, las
infructuosidades y los arrejuntamientos de folios escritos
en negro sobre blanco y letra redondilla. Pero con lo que no
contaba Aróstegui es con que, tanto en el palacio de la
Asamblea como en el resto de las dependencias de los
Consejeros hay multitud de espíritus burlones, en una
palabra, que aunque se diga por lo bajini para no dar mal
vagío a los funcionarios son “edificios encantados” igualito
que el madrileño Palacio de Linares que está a la vera de
donde Ruiz Gallardón ha montado en el que fuera Nuestra
Señora de las Telecomunicaciones, el impresionante palacio
de correos de Cibeles, su despacho particular, por eso le
llaman ahora al edificio “Ambiciones” ya que el despacho del
alcalde haría llegar al frenesí de admiración al mismísimo
Jesulín de Ubrique. ¡Lujo y poderío!. Pues en más sencillo,
pero con clase y abolengo, nuestro Palacio está embrujado,
como el de Linares y hay poltergeist, de hecho me dicen en
el facebook que una vez llegaron los de las revistas
“Enigmas” y “Más Allá” con las grabadoras y los equipos para
buscar la paranormalidad , pero que salió Yolanda Bel, agitó
el flequillo y les echó por “quintacolumnistas” Se fueron
cabizbajos y sin recoger suspiros ni gemidos, nada de
fantasmogénesis, si acaso por los bancos de la oposición
algún fantasmón. Y los espíritus burlones que esconden los
papeles, de ahí que Aróstegui nunca los encuentre para
hacerles fotocopias y ponerse a rumiar para tratar de pillar
a “alguien” en “algún” renuncio. “¿Y el contrato de Urbaser?”
Pues estará en una caja si no le han metido mano los primos
de “las caras de Bélmez” Pues no está. Guillermo Martínez
actúa de Portavoz y pinta requerimientos en las paredes
advirtiendo a los espíritus de que van por mal camino y que
va a mandar traer a Aróstegui vestido de exorcista y con las
hisopaduras y el grimorio de cabecera. Pero ni con esas. Por
más que le hayan colocado hasta una mesa al sindicalista en
una de las Consejerías para que inquiera, indague,
investigue y husmee con comodidad revolviendo legajos y
encantándose con los Codex del PGOU. Cierto es que le han
instalado en una mesilla cutre, nada de sublimes
scriptoriums de luces tamizadas, pero para lo que hace es
más que de sobra y encima tiene hasta una silla.
¿Malversación de caudales públicos? ¿En que artículo del
Reglamento se contempla el que los opositores tengan derecho
a poseer mesas y sillas en dependencias ajenas?
¿Prevaricación? ¡Que manden llamar a los policías de
Rubalcaba y le monten una macrooperación y luego “filtren”
su foto al Sálvame! El caso es que el sindicalista pide
papeles y se los dan, pero cuando los examina ya no son los
que “él quería” sino otros y le dan los otros. De hecho
podrían proporcionarle un carnet de “ojeador” para que lo
mire todo. O que se meta a “cazafantasmas” y se arregle una
licencia para temas paranormales y pida libre acceso a todos
los despachos en busca de “papeles” con bilocaciones, que
hoy están aquí y al tiempo allí. Y de paso ¡Que llamen a los
del “Más Allá”!
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