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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE OCTUBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

El ocio es griego
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Culpa ha sido de la crisis monetaria el que las tertulias a la hora del aperitivo hayan ido menguando hasta el punto de que ahora resulte muy difícil ver a cuatro o cinco personas hablando de cuanto se encarte en ese tiempo de ocio que tanto nos agrada a los españoles.

Una herencia griega, quizá, si nos atenemos a que los romanos, en un principio, detestaron el dispendio que hacían los helenos de su tiempo. Y es que los romanos, siempre tan prácticos, no veían con buenos ojos que nadie dilapidara horas intercambiando impresiones y, mucho menos, reflexionando. Hasta que aprendieron lo saludable que es el ocio y de qué manera el chismorreo ayuda a vivir mejor.

Cierto es que los griegos se han pasado de la raya. Convencidos todavía que “las grandes ideas que han hecho progresar a la Humanidad nunca fueron fruto del estudio, sino del ocio”. Y siguieron dedicándole más tiempo a éste que a doblarla aunque gastándose los dineros que no generaban. Y, claro, han conseguido con su modo de sestear más de la cuenta que en Grecia se haya instalado una bancarrota que ha puesto en peligro la economía de todos sus socios europeos.

Así comencé, fechas atrás, mi primera intervención, porque creí que venía a cuento de algo que se había dicho, en una tertulia compuesta por cuatro personas que habíamos decidido comer, beber, y disfrutar de una sobremesa relajante, incluso desafiando nuestra raquítica economía.

Ni que decir tiene que mi exposición desató la risa y propició que se me tachara, a coro, de ocurrente. Pero a partir de ahí, una vez que la anécdota nos puso a todos el ánimo resuelto y la palabra fácil, salió a relucir el ambiente electoral que se respira en la ciudad.

Un ambiente que da como ganador por goleada al Partido Popular. Lo cual no es noticia. La noticia sería, verbigracia, si José Antonio Carracao estuviera en postura. Es decir, en situación de poner en un brete el triunfo de los populares (a propósito, y sin ánimo de molestar, el candidato socialista, al que aprecio en su justa medida, debería evitar esa manía que le ha dado por caminar por la ciudad, enchufado siempre al teléfono móvil. Pues no le favorece en absoluto).

A lo que iba. En un momento determinado, tocó hablar mal del bipartidismo. Es decir, que se echaba de menos la presencia de un tercer partido que fuera capaz de amenazar la hegemonía de socialistas y populares. Y me mostré en desacuerdo. Y expuse mis razones. Acordándome de que el pluripartidismo a la italiana es una invitación más a la corrupción. Y es que la gobernabilidad, según se ha dicho hasta la saciedad, es también más azarosa y más sorprendente cuando se reúnen muchos diferentes para gobernar o para distribuirse la tarta. No estorba un partido testimonial. Que pueda servir de alianza. Pero nada más. Y sobran los nacionalistas.

Tampoco se nos quedó en el tintero recordar la antipatía que está generando el que haya en el Gobierno local varias personas procedentes del Gil. De ello, dije yo en su momento que nadie es perfecto. Y que lo mejor sería que los gilistas no se azoraran cuando se les recuerda el hecho cual oprobio. Porque no lo es. Si bien Vivas, que sigue estando en la cresta de la ola, podría haberse acordado de la valía de algún que otro militante popular. Sí, hombre, los hubo que desempeñaron bien su cargo en el pasado.
 

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