Domènec Biosca, un importante experto del sector del
Turismo, en el que trabaja desde hace más dos décadas en su
faceta como profesor, asesor, empresario y periodista,
visitó ayer nuestra ciudad para ofrecer una interesante
conferencia a la que asistieron numerosos profesionales del
sector de Melilla.
“Una ciudad cautiva no puede ser turística”. Con esta
teoría, el experto turístico Domènec Biosca, presidente
fundador de la asesoría del sector Educatur y recientemente
condecorado con la Medalla al Mérito Turístico, resumió su
opinión respecto a que Melilla, si quiere tener éxito en su
objetivo de ser un destino turístico destacado, debe
apoyarse en el desarrollo del entorno marroquí.
Ésta fue una de las ideas sobre las que giró la conferencia
que Biosca ofreció anoche en el Parador de Turismo de
Melilla, donde se congregaron numerosos profesionales del
sector de nuestra ciudad, además del viceconsejero de
Turismo, Javier Mateo.
En opinión de Biosca, Melilla tiene numerosas bazas a su
favor para captar visitantes, como es su patrimonio
histórico-artístico, el buen clima, sus playas y la
gastronomía multicultural. Sin embargo, consideró que si
nuestra ciudad quiere atraer a más visitantes, debe ofrecer
más servicios y aprovechar los recursos que pueda suscitar
el desarrollo turístico del país vecino, como es el
aeropuerto de Nador para combatir los elevados precios de
nuestros transportes y el flujo de turistas del complejo de
Saidía, que en su opinión es como “una lotería” para
Melilla.
Durante su conferencia, Biosca planteó una serie de recetas
para que Melilla pueda tener un hueco en el nuevo mercado
turístico “de oferta galopante, super competitivo, mediático
y global, donde los clientes actuales y los potenciales
pueden escoger entre multitud de atractivas ofertas desde su
propia casa gracias a las nuevas tecnologías, el todo
incluido, las especialidades, el boca-oreja, la publicidad y
los líderes de opinión”.
Según el profesor Biosca, el éxito de un municipio turístico
requiere de inversión y de cuidar su propia “alma”, es
decir, sus propios valores como su identidad en la
gastronomía, la arquitectura, el urbanismo, la cultura, el
ocio y la amabilidad para que sea “único y distinto”.
En su opinión, ésta es la clave del desarrollo turístico en
lugar de intentar “vender el alma del destino a la
especulación y el negocio fácil y rápido”.
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